32. Obedecer.

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Pov Profesor Díaz.

Esperaba que al invitar a Eduardo a la constructora todas sus ideas locas cambiarán sobre la relación de Dan y mía, pero sabía que aquello no sería suficiente para el chico, no sabía hasta donde podría llegar su nivel de protagonismo tanto en la escuela como en el trabajo y aquello me incomodaba un poco.

Sin más remedio tuve que planear como darle los polvillos a él también y jugar un poco con su mente, aunque no sabía exactamente como haría que me obedeciera al igual que lo hacía Dan. Aún no sabía si su papel sería igual que el de mi otro muchacho o solo sería para mantener las aguas tranquilas.

Al levantarme rápidamente me dispuse a organizar todo lo que haríamos en la constructora, después de que Dan se despertara le dije las cosas que revisaremos en mi despacho para que Eduardo no sospeche nada.

— ¿Qué es esto? — preguntó al levantarse y ver el desorden de los papeles.

— Son algunas cosas que revisaremos con tu amigo en mi oficina — sabía que ya no era su amigo pero quería picarle un poco.

— Muy gracioso... — lo ví algo extraño y tal vez ayer me pase un poco en la noche.

— ¿Estás bien? — dije viendo su lindo trasero — ayer en la noche me pase un poco...

— No te preocupes, una pastilla y se me pasará...

— Todo quedó en orden solo queda esperar a la tarde — le dije a mi alumno estrella — solo esperemos que funcione realmente lo que tengo en mente.

— Esperemos que si... — dijo muy desconfiado de aquello.

Decidí no contarle nada ya que aquello me pondría en jaque al saber que el también está bajo la influencia de aquellos polvos que le dí hace un tiempo y su reacción no sería nada bueno en estos momentos.

Después de ello nos fuimos a la universidad, dejando a Dan unas calles antes para que no sospecharan los demás alumnos y maestros. Deseándole tener un buen día y aguantar un poco más a Eduardo en las clases lo despedí para iniciar el día.

Luego partí a la empresa para poner todo en orden conforme el plan que ya estaba tomado forma en mi cabeza y adelantar los trabajos pendientes que podrían distraerme un poco el día de hoy.

Las horas pasaron y el trabajo fue disminuyendo para dejar solo lo que debía de mostrarle a los chicos como distracción cuando ellos vinieran a “ayudarme".

El momento de ir a dar mi clase llegó sin pensarlo y dejando todo listo me despedí de mi secretaria diciéndole que regresaría más tarde. Cuando llegue a la universidad no sabía lo que pasaría al terminar las clases y aquello me tenía un tanto nervioso.

Llegué hasta el salón cuando ya estaba retirandose el profesor Rivera, sin más lo despedí de su hora para comenzar la mía.

Al ver a Dan sus ojos parecieron decirme que estaba a punto de explotar por la presencia de Eduardo en el salón, al ver al susodicho se encontraban con una sonrisa triunfal en su rostro y al verme se agrandó más.

— Buenas tardes jóvenes, es hora de comenzar con la clase de hoy — dije y todos rápidamente sacaron sus herramientas de estudio — alguien podría decirme en qué nos quedamos la clase anterior...

— Nos quedamos en... — dijo Eduardo viendo su libreta.

Y ahí fue cuando comenzó una de las clases más divertidas y entretenidas que he tenido a lo largo de mi carrera como profesor, no sabía si lo estaban haciendo a propósito o era su rivalidad más que nada.

Eduardo y Daniel se encontraba en una disputa por ser el más inteligente de la clase, todos nos quedamos sin habla cuando de la nada comenzaban a pelear con argumentos de la clase.

El Profesor DominanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora