Capítulo 7

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Cristian POV

Creo que las cervezas que me tome con Ethan y Elliot me han afectado el cerebro, ya que Anastasia me esta pidiendo sexo, porque eso era lo que íbamos a hacer en el auto esta mañana, no puedo negar que es una chica super hermosa, con un cuerpo espectacular, todo en ella esta bien puesto, esas tetas que he querido probar, me han tenido sufriendo desde que la vi en mi baño.

Sin embargo, soy consciente de sus sentimientos hacia mí, no estoy preparado para tener otra relación fallida. Ella regresará a Londres, lo mas seguro es que no vuelva a verla y su padre me molera a golpes si le toco a su hijita.

-Mira, Ana eres una chica muy bella; ya no eres la niña de mami y papi...- Ella me detiene.

-Pero no soy suficiente para ti. Y creo Cristian que todavía piensas en tu ex -

-Ana, no soy de los hombres que usan a las mujeres. Lo que sucede es...-

-Si, si lo entiendo. Todavía la amas y no soy tu tipo de chicas o es por mi edad. Pero no importa ya debía habérmelo imaginado. Ya me has despreciado en otras oportunidades, esta vez no debería debe ser diferente. Creí que al invitarme era porque realmente deseabas conocerme y que estabas abierto a una nueva relación. Pero, me equivoque –

-Ana, no quería...no es mi intención lastimarte. Yo simplemente no puedo- Le digo preocupado.

-Tranquilo, me mantendré alejada de ti. Y por favor te voy a pedir que tu te mantengas alejado de mi – Se ha blindado ante mi desplante.

Toma su teléfono dirigiéndose a su camarote. La verdad que deseaba disfrutar este viaje, no obstante, será una proeza mantenerme indiferente cuando mis hermanos están con sus parejas. Me quedo en la tumbona mirando a las estrellas. Muchas veces dormí con Leila en este mismo lugar después de hacer le amor. Jamás podría tener sexo con Ana mientras mi mente evoque esos momentos sería como contaminar nuestro tiempo juntos.

Paso por la puerta del camarote y la escucho llorar, soy un desgraciado, siempre que estoy cerca de ella la hago llorar. Ella puede pensar que, sigo pensando que es una estúpida niña que llora cuando no obtiene lo que quiere. Soy consciente que es toda una mujer, hasta podría afirmar que todavía sigue siendo virgen, no me considero merecedor de que me entregue su virtud, sería algo que me atormentaría toda mi vida.

Tendré que borrarla de una vez por todas de mi sistema. Entro en el camarote y le pongo seguro no quiero que nadie me moleste, ojalá se olviden de mi hasta que regresemos el domingo por la tarde. Me pondré a trabajar, tal vez eso ayude calmar el malestar que tengo por hacerla llorar.

Cuando amanece me doy cuenta de que no he podido dormir nada. Oigo ruido de pasos y alguien tratando de entrar a mi habitación, me alegro de haber asegurado la puerta. Intento descansar, pero las risas de mis amigos son como dagas en mi corazón. No es que su felicidad me moleste, no es eso. Estoy feliz por ellos porque han encontrado a sus almas gemelas, el tema aquí es ¿porque yo no? Le di a Leila todo y más, no obstante, ella eligió encañarme, lo bueno de todo esto es que me enteré antes de la boda.

Me pongo a trabajar toda la mañana, Elliot me ha estado llamando de seguro para que salga, ya debe de estar atando cabos si, Ana a estado llorando, tengo que prepararme, me armara una y de las grandes. Salgo unos minutos a la cocina y me encuentro a Elliot.

- ¿Qué le has hecho a Ana, Cristian? –

-No he hecho nada, Leliot-

- ¡Ah, no! ¿Entonces, porque se ha encerrado? La conozco de toda la vida, sé cuando le pasa algo. Ayer ustedes se quedaron en las tumbonas y hoy los dos están como si no estuvieran –

Renaciendo de las CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora