The Programmer And Her Painter: A MiChaeng A.U

27.

Chaeyoung llegó a su departamento, el que compartía con Mina, a sacar ropa para su viaje a Londres. Lisa se había ofrecido a comprar otras cosas que no le recordarán a la japonesa que Chaeyoung se negó nuevamente.

Apreciaba que su madre se preocupara pero no quería depender de nadie más.

Tomó una mochila y comenzó a poner toda su ropa en ella. Sorprendida al ver que todo quedaba ahí y no tenía más ropa que llevar, comenzó a buscar sus dibujos y vio la tableta gráfica que Mina le había regalado.

La coreana la tomó e iba a romperla pero los recuerdos de esos días en donde Mina y ya reían o se amaban se lo impidieron, se sentó en la cama que Mina le había dado y observó el artefacto como si fuera una pepa de oro invaluable.

— Quisiera pensar que no me mentiste y que solo son rumores pero... No me quisiste llevar a tu viaje ni mucho menos que te acompañe al aeropuerto.- Chaeyoung soltó un suspiro y guardo la tableta en su mochila.— Espero que seas feliz, sinceramente. Aunque al menos me diría porque escapaste de mi lado, aún no proceso que me mentiste cuando fuiste la única chica con la que me acosté y la mujer que creí que sería mi esposa.

Chaeyoung se levantó de su cama y tomó la mochila con sus cosas.— Voy a extrañar este cuarto, sin dudas.

La coreana salió del departamento con la mirada baja, cerró con llave y se dirigió al restaurante de su madre caminando.

Mientras estaba explorando las calles vagamente, miró un pequeño postre con forma de pingüino en una de las tantas cafeterías de la zona. Sin quererlo, se quedó parada y vio la imagen ser destrozada por un niño que mordió la cabeza de la galleta.

— Vamos Chae, deja de pensar en eso..- Golpeó su cabeza con sus manos y mordió sus labios.— Agh, esto se vuelve una tortura mientras más pasa el tiempo.

— Tal vez deberías de no acosar a niños que muerden su comida.- La voz de Nayeon la hizo asustar.— Acabo de verte espiando con una cara de maniaca, deja de hacer eso o te van a meter a la cárcel por pederasta.

– ¿Tú sabías que Mina se había ido a Estados Unidos?.- Nayeon la miró asombrada y solo suspiró.

— Sabía que no iba a ser buena idea mentirte cuando tu madrastra es parte de las familias más influyentes.- La joven Im tomó el brazo de Chaeyoung y la arrastró a la cafetería.— Muy bien, supongo que le preguntaste y ella te dijo que se iba a otro lugar...

— Si... Le dije que la acompañaría pero que no podía porque su padre iba a hacer un problema.-Nayeon pidió la carta y se la ofreció a Chaeyoung pero solo negó con la cabeza.

— Mira, ya que todo se descubrió entonces supongo que no hay más que ocultar.- Nayeon comenzó a hablar cuando su mano apoyó su cabeza.— El papá de Mina sí vive en Japón y es bastante fastidioso pero, ella no tiene contacto con él desde hace meses e incluso, su padre sólo le manda dinero para que note su existencia, pero Mina sólo lo devuelve.

— Entiendo.- Chaeyoung no sabía nada de eso.

— Y siguiendo con ese tema de los viajes, creo que Mina se fue con Wonho, uno de nuestros amigos de universidad que siempre quiso algo más pero Mina siempre lo mantuvo a raya.- Chaeyoung miró a la mayor como si la hubiera golpeado.— No creo que estén haciendo nada, puedo apostar mi fortuna por mi amiga, Mina te ama...

— Te ama... Me mintió Nayeon, me dijo que iba a irse a Japón cuando se iba a ver con otro hombre. No me duele que esté con ese chico, me duele que me haya mentido y ahora lo de su padre, que nunca me lo contó, siento que estoy amando a una desconocida.- Chaeyoung sollozó y Nayeon suspiró, estaba angustiada y cansada.

— Te Comprendo Chaeyoung.- Nayeon acarició la espalda de la menor y así se quedaron.

Nayeon no venía a consolar a Chaeyoung con el tema de Mina, solo quería decirle que Jeongyeon había entrado en coma por tiempo indefinido.

La mayor se sentía cansada, no sólo de soportar ese peso de culpa por no haber jalado a Jeongyeon al carro cuando escaparon, también de haberse separado de la única persona que amaba.

Su maldita Jeongyeon, la chica de la que estaba locamente enamorada ya no podía decirle cuanto la amaba y acariciar su rostro que la miraba sonriente.

[°]

Después de dejar a Chaeyoung en el restaurante de su madre, Nayeon se encaminó hacia el hospital secreto de la banda donde estaba Jeongyeon. Como ellos había visto y presenciado el momento del ataque, reconocían a la joven Im que iba a visitar a la líder Yoo.

— Hola Nayeon, estábamos esperándote. Hoy es el día número 3 sin nuestra líder e hicimos un pastel porque a ella le encantan.- Bambam era el líder suplente y era el que se quedó encargado de todos los negocios.

— Muchas gracias por esperarme.- Nayeon entró y fue directo a la habitación repleta de máquinas que sonaban como chillidos en sus oídos. Una Jeongyeon con mascarilla de oxígeno y los ojos cerrados yacía en la cama, parecía que dormía pero Nayeon solo sentía que moría cada día más.

— Tenemos una buena noticia, hoy hubo más actividad en su cuerpo y un doctor dijo que iba a despertar más pronto de lo que pensaba.- Bambam se veía emocionado pero Nayeon solo sonrió un poco.— Jeongyeon se va a recuperar, no te preocupes. Se que la amas y ella te ama, al menos eso te puede mantener en el camino de seguir esperándola.

— Sé que puedo pero... Siento que me muero, tuve que meterla en el auto y no esperar que ella lo hiciera. Tal vez así, seguiríamos juntas en cualquier lado, pero no con Jeongyeon muerta en una camilla.

— No está muerta, de peores ha salido.- Bambam miró con pena a Nayeon y salió de la habitación.

Nayeon no pudo más, simplemente se acostó al lado de Jeongyeon y comenzó a acariciar su rostro lentamente.— Podrías al menos mover un dedo, no me preocupes así idiota, no quiero que te mueras. Prometo que si te despiertas, voy a casarme contigo y podremos vivir en tu departamento pero solo despierta.- Jeongyeon seguía sin moverse y Nayeon solo pegó su cabeza al pecho de la mafiosa y comenzó a lagrimear.— Por favor...