MILA
Cinco puntos de sutura, para algo que supuse que no era tan grave, maneje directo a una pequeña clínica en camino a casa, a simple vista se veía escandalosa y sí que dolía, pero no llegue a pensar que requiriera de más atención, agregándole uno que otro moretón, pudo haber sido peor.
Las niñas llegaron el domingo por la tarde, tuvieron un buen fin de semana, salieron al parque, vieron películas de princesas y comieron todo lo que yo no las dejo, todo lo contrario al mío. Las extrañaba mucho como cada fin, no concilie el sueño en las dos noches anteriores.
Un grito en el cielo por parte de Andy fue señal de que estaban viendo mi antebrazo, recién saliendo de bañarme.
—¿Mami qué te paso? ¿dónde te caíste? — Aria pregunto agitada con los ojitos llorosos.
—¿Duele? ¡Se ve asqueroso! —agrega Andy. Como era de esperarse me bombardearon de preguntas.
—Fue un pequeño accidente mis amores y no, ya no duele— me siento con ellas en la cama, aún envuelta en una toalla y con otra toalla en la cabeza.
—Tía Iza dice que cuando te pasa algo así se te salen las tripas— Hace una mueca de asco y yo suelto una carcajada, las cosas que nos decíamos de niñas, ahora ella se las dice a mis hijas.
Mi padre no se quedó atrás, el viernes que no llegaba me cuestiono todo. No se lo pude ocultar, omití varias cosas y evité mencionar el pequeñísimo detalle de quién era el motociclista: el apuesto dueño de la empresa. Como padre sobre protector me lleve un regaño por no ser cuidadosa.
El domingo por la noche transcurrió como de a costumbre, alistándonos y preparándonos mentalmente para el inicio de una nueva y caótica semana.
**
—Toc, toc. Buenos días —abren la puerta de mi pequeña oficina, asomándose James, mi jefe directo— En 10 minutos estarán los directivos en la junta, ¿lista? — Dirijo mi mirada a el guapo hombre de mi edad.
—Más que lista— mentí —. Solo no me dejes sola, por favor.
—Nunca, somos un buen equipo.
Hoy presentaremos los resultados vigentes de los últimos 6 meses, nuestro departamento es el Área de Control y Proyectos, James es el gerente a cargo.
Me aliso el blazer blanco que cargo, impidiendo que la blusa de satín negra que llevo debajo se desacomode y me haga pasar algún disgusto. Cargo todo lo necesario, libreta de apuntes, celular en silencio, plumas, una liga en mi muñeca para los nervios.
Subimos al siguiente piso y entramos a la enorme sala de juntas, donde estarán la mayoría de los gerentes con los directivos, sin dejar pasar al señor que me atropello el viernes.
—Buenos días— todos hablan y se sientan en su lugar.
Siento cosquilleo en las manos, no sé qué esperar de esta reunión.
Me siento a la izquierda de mi jefe, a mi izquierda esta Sarah, amiga también de la empresa, es la gerente del área de Marketing.
—No son tan malos como parecen— dice señalando con la cabeza a los hombres mayores que están cerca de la silla presidencial.
—Tengo miedo— susurra —Tú tienes experiencia y ya te conocen.
—Mila— toma mi brazo —Te irá bien, aparte conocerás al adonis del Sr. Hutch.
Si supieras que ya lo hice.
—Es él que más me intriga— me concentro en lo que tengo frente a mí.
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Durante una mirada
RomanceEL ORGULLO ES El ÚNICO VENENO QUE TE PUEDE INTOXICAR SI NO TE LO TRAGAS A TIEMPO -EN EDICIÓN- ¿Harán a un lado sus prejuicios para luchar por ese inesperado amor?