29.-ORGULLO

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MILA

He sido masoquista, lo acepto. No hay día que no me llene de música de desamor y desgarradora. Con el propósito de echarle lo más que pueda sal a la herida, porque quiero que arda, que duela, que me queme, hasta que ya no pueda más y de ahí partir. 

Estoy construyendo un viaje al olvido. Olvido con sabor a Joshua Hutch.

Se me acababa el tiempo y la esperanza.

Cuento los días que me quedan solo para ir por mi pase VIP con pase directo a la cárcel. Aunque yo fuese inocente, Hutch no abogaría por mí y Elliot mi salvador la llevaría de perder junto con Sebas.

Aria y Andy se fueron desde hoy por la tarde con Sebastián, yo estoy en el departamento de mi amiga embriagándonos con el mejor vino que encontramos.

Le he dicho la parte dónde encontramos que se está viendo involucrada, creo que ella misma está haciendo sus conjeturas.

—Te juro que yo no sé cómo pasó.— digo en voz baja.

—Entiendo. — mira sin expresión alguna su copa— De cierta manera lo comprendo, nunca entendí él por qué no le agradabas. No sé porque si siempre has sido buena con todo el mundo, nunca le hiciste mala cara desde tú llegada ni si quiera me dijiste algo en su contra. Creo que te vio como su competencia. 

Tuerzo los labios en una mueca, quizás fue el choque de personalidades.

—Teníamos nuestros roces pero jamás llegue a pensar que fuese a dar algo así.—recargo mi codo en el brazo de sofá para apoyar mi cabeza en el.

—¿Le has dicho a los demás de tus sospechas?

—No, solo ate cabos una vez que me dijeron lo que encontraron el día de ayer, no quiero decir algo sin una prueba clara.

—Veo conveniente hablar con mi padre y que si haga la investigación.

—No creo que sea buena idea amiga, aparte de que queda poco tiempo, no es conveniente también involucrar a más personas de las que ya estamos. Me siento culpable porque todos han estado apoyándome.

Niega a lo que digo y alza la vista cuando tres golpes en la puerta nos distraen, me levanto rápido para abrir.

—Esa debe de ser Lizzy.— Abro y acierto con mi hermana que trae un montón de frituras y cervezas en la mano.

Pasa encorvada como si no pudiera con su propia alma —Estoy devastada, 16 horas en un hospital, me estoy volviendo loca. Necesito una cerveza— con confianza se quita los tenis y los lanza a un costado, corre a abrazar a Sarah y se tumba a su lado.

—¡Hola hermanita! — la saludo siguiendo sus pasos.

Hace una mueca de molestia —¿Cómo estamos? ¿Llegue justo a tiempo a la hora de los lamentos? O ¿Llegué donde maldecimos a los hombres?

—Ambas— decimos al unísono. El CLIC de la lata nos hace mirarla, lleva de un solo jalón un largo sorbo haciendo un ruido de satisfacción cuando la termina.

No paro de reírme, jamás pude ser de esa manera, despreocupada y con unas enormes ganas de beber cualquier cosa que no sea vino. Sarah sube el volumen de su bocina mientras intentamos alegrarnos con canciones de Coldplay.

—Tenemos que idear un plan para cuando demos con Esteban y todo salga a la luz.

—¿ESTEBAN? —inquiere Lizzy abriendo en grande los ojos y atragantándose con su segunda cerveza.

—Son solo sospechas mías, nuestras. Suposiciones— menciono con la copa sobre mis labios.

—Se merece una denuncia y una ida directo a la cárcel. Nosotras una ida a la playa y la mejor borrachera del mundo, acompañada de unos cuantos hombres para que nos distraigan. Un maldito crucero.

Durante una miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora