HUTCH
Los días siguientes al domingo desaparecí ante su presencia, me encerré en mi oficina y evite los pasillos, las reuniones se habían programado para las semanas siguientes, necesitaba despejar la mente, llegue a la conclusión que todo lo que he estado haciendo está mal.
Solo eso habría pasado, unas cuantas veces nos habíamos visto y compartido tiempo, mis impulsos llevaron a tomar decisiones precipitadas, si eso era. No iba a dejar que volviese a pasar en un futuro.
No más.
Era martes, me sumergí en Chester bar, ubicado al sur de la ciudad, lugar que me había arropado en mis momentos de debilidad en los últimos 5 años pasados.
—Estaba seguro qué ya no te paseabas por estos lugares —Elliot tomo el banquillo de al lado.
—¿Cómo sabias que estaba aquí?
—Intuición. Una cerveza por favor— pidió al barman —Supe que Mila estuvo contigo el domingo.
—¿Fue mamá? — levanto una ceja.
—No, Antoni— le colocan una botella frente a el y agradece— no te iras de aquí hasta que hables conmigo, en la salida hay dos grandulones que no te dejaran salir a menos que yo lo indique. ¿Y bien? debes estar cansado de guardártelo todo.
Agito el líquido claro del vaso.
—Me gusta su compañía.
—Era de esperarse, ya que la besaste en el elevador y la llevaste a una cita preparándole un equipo completo para ella. Debo admitir que me haz ganado. Nunca llevo a mis citas a la pista y te felicito hermano es una cita muy original—se burla dándome palmadas en la espalda.
Lo miro de reojo. —No era una cita.
—Si tú lo dices— me da una media sonrisa —¿Como llamas a lo que está pasando entre ustedes dos?, porque es obvio que entre los dos existe algo.
—Momentos de vulnerabilidad.
Gruñe — ¿Te estás dando cuenta de lo imbécil que te escuchas al decir eso?
Lo acepto, pero necesito alejarme de ella.
—¿Te vas a quedar callado? o ¿necesito darte más tragos para que se te suelte la lengua? — continua.
—Me agrada.
—Es muy claro eso, los niños la adoran.
—Es diferente y amable, inteligente y transparente.
—Pero...
—No puedo hacerlo Elliot, no puedo seguir estando cerca de ella.
—¿Qué es lo que tanto te detiene?
Un nudo a mitad de garganta se aloja, con una cantidad de culpa y pesar.
—Susan.
Su rostro afligido me lo dijo todo, dio un trago a su cerveza, aclarando las ideas de su cabeza. El silencio acompañado de los murmullos del bar y la música de jazz volvió el tiempo lento y agrio.
—Josh— había pasado mucho tiempo para que me volviera a llamar así —Quiero que sepas que lo comprendo, la extrañas tanto, pero— me mira— necesitas seguir adelante, por tus hijos, por nosotros y más por ti. Necesitas colocar tu mente en el presente, ella lamentablemente ya no está, siempre la vas a amar lo sabemos, pero no puedes privarte a volver a sentir algo. No digo que Mila sea la persona indicada pero después de 5 años al fin puedo verte interesado en alguien más.
—No puedo— bebí el ultimo sorbo de mi vaso —Simplemente. No puedo.
—No me odies porfavor Josh, pero por lo que más quieras deja de negarte a sentir.
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Durante una mirada
RomantizmEL ORGULLO ES El ÚNICO VENENO QUE TE PUEDE INTOXICAR SI NO TE LO TRAGAS A TIEMPO -EN EDICIÓN- ¿Harán a un lado sus prejuicios para luchar por ese inesperado amor?