35.-DÉJA VU

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HUTCH

Elliot se pasea frente a mi escritorio dando vueltas, el idiota se ha dejado crecer la barba y no para de rascársela.

—Les debo 50 dólares... A cada una.— hablo.

Su cabeza hace un giro de 90 grados abriendo en grande los ojos. Suelta una carcajada que retumba en toda mi oficina.

—Cómo adoro a esas niñas, el tío Elliot las va a compensar muy pronto, debo pensar en que.

Mi alegría se transforma en molestia cuando este tipo se cree con el derecho de volver a verlas, dejo caer la palma en la mesa para que deje de sonreír el idiota.

—Ya expusiste tus intenciones, cometiste este garrafal error, pero lo pudiste compensar tiene un largo camino por delante. Eso si al fin conociste a las niñas que era algo que ansiabas desde hace dos años.

—Son... — maravillosas. Me río por el recuerdo de la locura de Aria y la dulzura de Andy. Si no les pago me van a odiar.

—¿Qué vas a hacer ahora?

Tomo la hoja de papel que no me sirve haciéndola una bola y la lanzo al cesto más alejado de mi escritorio, volteo la cara para verlo. —Empezar por mí mismo. Necesito hacer cambios en mi vida en este momento para volver a ganármela.

Enarca una ceja —¿Es verdad que quedaste de verte con Carlo de bienes raíces?

Asiento. —También estoy preparando los cambios que haremos para mediados de este año, tu estás en ellos. 

—Quiero volver a verte empezar Hutch, en esta vida todas merecemos una nueva oportunidad y es hora de que tú lo hagas, la vida te lo presento tómalo y hazlo tuyo. —Jala una silla para el apoyando los codos sobre la mesa, me mira con la sinceridad que siempre se ha cargado —Susan estará contenta por verte en estos momentos, ella quisiera que tu continuaras y que siguieras viviendo por los niños y por ti. Se perfectamente que hubiera adorado a Mila.

Eso lo sé muy bien.

—¿Cuál es el siguiente paso que darás?— entrelaza los dedos.

—Demostrarle que la amo todos los días y que no voy a quitar el dedo del renglón.

Hace la silla para atrás y vuelve a mi golpeando mi hombro —Vámonos que tenemos una reunión en unas horas. Padre nos solicitó hoy en la casa, creo que quieren hablar de la fiesta, no lo sé con exactitud.

—No iré, ya les avisé. Me quedaré con Ben y Antoni en la casa.

Se detiene a nada de la puerta. —¿Te siguen odiando?

—Antoni me ignora y Ben — pellizco el puente de mi nariz —¿qué te puedo decir? Sigue exigiéndome el hecho de que no fui tras ella desde hace meses. Necesito empezar por ellos.

Él más que nadie ha sido testigo del distanciamiento de mis hijos, han sido meses difíciles para los tres, mis constantes viajes y mi encierro en estas cuatro paredes ha deteriorado mi cercanía con ellos. 

Abre la puerta —Te necesitan Hutch. Víctor llegará la próxima semana no lo olvides. Se quedará en tu departamento.

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Dejo que la semana fluya tranquila. Elliot me ha servido de apoyo en los nuevos proyectos del año, continúo monitoreando los suyos en Londres en los próximos meses tengo planeada una visita y una reunión con una empresa alemana. Entre revisiones de proyectos, el control de los almacenes y los avances de las obras nos quitaron más tiempo de lo pensado.

Durante una miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora