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—No quiero hacer esto, Jay.

—Vamos, no seas miedoso.

Jongseong lo hizo callar con un gesto y poniendo su brazo izquierdo tenso, tomó impulso y golpeo la puerta trasera con todas sus fuerzas, sin lograr nada.

—Jongseong, vámonos de aquí. — pidió Heeseung por milésima vez. Esto no era correcto, y los nervios le hacían temblar las manos.

Jongseong hizo caso omiso y se preparó para volver a intentar. Esta vez la traba interior de la puerta cedió y se abrió.

El golpe hizo a Heeseung sobresaltarse y apegarse a la pared con el pensamiento de que en cualquier momento aparecería alguien, quién sea, y estarían muertos.

No literalmente muertos, pero en problemas.

Jongseong lo obligó a entrar al lugar, teniendo una despreocupada sonrisa. Como si no estuvieran rompiendo la ley.

No era exactamente un crimen muy grande, pero estaban entrando en propiedad privada sin permiso, más específicamente en el planetario, todo por una locura de amor de Jongseong.

—¿Y si Sunoo dice que no? Habremos hecho esto por nada. — Heeseung se encargaba de dar comentarios negativos cada dos minutos para intentar que la idea se fuera de la cabeza de Jongseong, pero era imposible. El hombre no se iría de ahí sin lograr que las estrellas del planetario dijeran "¿Quieres ser mi novio, Sunoo?" Para mañana cuando visitaran el lugar.

Y ahí entraba Heeseung, quién sabía cómo hacerlo por aquel verano que le dieron permiso de "experimentar el mundo" y tuvo que trabajar en el planetario.

Él guio a Jongseong por el lugar hasta llegar al cuarto de control. Y con las manos temblando cumplió su parte del trabajo.

—Ahora nos vamos.

Jongseong asintió repetidas veces y volvieron por dónde habían entrado.

Heeseung casi sonríe al pensar que todo estaba bien cuando se escucha el eco de una voz por el pasillo en que van.

—Estoy seguro de que escuché a alguien...

La voz suena algo lejana, pero es clara.

Jongseong y Heeseung se miran perplejos e inmóviles.

Sólo cuando los pasos resuenan más cerca, Jongseong toma su mano y lo hace caminar por donde vinieron, lentamente, intentando no hacer ruido. Pero si siguen a esa velocidad serán atrapados. Tampoco hay puertas en ese pasillo, los planetarios tienen demasiados pasillos sin puertas.

Cuando están a muy poco de atraparlos, Jongseong lo mira con súplica y susurra muy despacio.

—No pueden atraparme, sería mi quinto arresto...

—¿Estás insinuando que me entregue y tú te salves? — Heeseung intenta susurrar, pero está nervioso.

—Es tu primera vez, sólo te darán una advertencia, por favor. — Jongseong súplica juntando sus palmas.

Heeseung no es alguien fácil.

Pero lo es ante sus amigos...

Su pierna no deja de moverse dentro de la celda ¡Una celda! Como si hubiera robado algo, o matado a alguien.

Hay dos chicos sentados en la banca frente a él y ellos sí lucen como criminales ¡No Heeseung!

Ya hizo su llamada a su hermano Dongmin, rogando que no les dijera a sus padres. Y esperando a ver qué pasa con él.

Sus ojos se amplían en esperanza al ver a un oficial acercarse y llamarlo por su nombre. El oficial lo lleva a una oficina dónde está el capitán Kim, a quién conoce porque para su horrible suerte, es amigo de su padre.

everlasting; heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora