9.

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Los mejores segundos del día de Heeseung eran aquellos en que despertaba, con los ojos empañados y por unos escasos segundos, no recordaba quién era, dónde estaba ni qué había vivido. Como ser una persona nueva.

Pero ese día, apenas esos segundos pasaron, y sus ojos enfocaron el techo pulcramente blanco de la habitación de huéspedes en la que recordó que estaba, todo volvió a él de golpe. Haciéndolo sentir extraño, en lo más profundo de su ser, por lo que hizo el día anterior.

Había observado y tocado a alguien mientras dormía, como un acosador.

Eso no era normal.

Su comportamiento no era normal desde que conoció a Sunghoon.

Alejando los pensamientos lejos, Heeseung fue al baño de la habitación y se lavó la cara y los dientes. Salió en pijama para ir a buscar una muda limpia para el día.

Tocó la puerta de su habitación y solo entro cuando escuchó el "pasa" informal de Sunghoon.

Su cuerpo se detuvo, sus labios se abrieron y entonces. Una carcajada desde el fondo de su estómago brotó de sus labios. Una risa escandalosa y sin control que no recordaba haber tenido antes.

Sunghoon estaba calzando sus pulcros zapatos negros, traía pantalones de vestir color beige y una camisa blanca abotonada hasta arriba y puesta bajo los pantalones. El cabello engominado perfectamente hacia un lado. Pero eso no era la razón de su risa, al menos no la razón completa. Sunghoon estaba intentando hacer el nudo a una corbata negra y se veía demasiado cómico.

Entonces, Sunghoon levantó el rostro, y la risa quedó atascada en su garganta

Sunghoon traía lentes. Lentes redondos, jodidos lentes delgados y algo deslizados desde el puente de su nariz.

Se veía perfecto, ni siquiera el engominado lo hacía ver ridículo, porque los lentes, su mandíbula cuadrada y bien formada, su... Su todo.

Sunghoon le dio una mirada presunciosa, sonriendo de lado ante su abrupto silencio.

—¿Te gusta lo que ves? — su tono estaba algo más grave de lo normal.

Heeseung respiró profundamente. Relajó su mente y cuerpo y limpio toda expresión de su rostro.

—Estás haciéndolo mal. — pronunció quedo. Más bajo de lo que quería.

Se acercó con pasos seguros y reemplazo las manos de Sunghoon por las suyas. Concentrándose, no levantó sus ojos en ningún momento mientras hacía el nudo.

Estaría en problemas si lo hacía.

Para cuando terminó, una inconsciente y minúscula sonrisa apareció en sus labios cuando vio el atuendo terminado.

Sunghoon no parecía Sunghoon. Parecía Heeseung, aunque obviamente, Heeseung no se veía de infarto con esa ropa, ni tenía una cicatriz que le hacía ver peligroso a la vez.

—¿Por qué te pusiste mi ropa?

—Salí de la ducha con ganas de probar algo nuevo. — Sunghoon le sonrió coqueto, como hacía casi siempre. — aunque, tus zapatos me aprietan un poco, tengo pies de macho.

—¿Y yo no? No tengo pies de niña.

—Tienes cara de niña.

—¡Tampoco tengo cara de niña! — "una persona con modales, jamás pierde los estribos" sonó la voz de su maestra en su mente.

—No, eres más hermoso que una niña. — Sunghoon se subió los lentes hasta el puente de su nariz y el interior de Heeseung tuvo un mini colapso. Se vio tan masculino y adorable a la vez.

¿Qué estaba pasándole?

Huyendo del lugar, Heeseung tomó rápidamente ropa de su armario. Ropa normal, no sus típicas camisas y pantalones de vestir.

Tomó jeans negros y una camiseta blanca.

Una vez vestido, bajó en dirección a la cocina ya que tenía algo de hambre.

—Heeseung ¿Qué haces vestido así? — Heeseung se detuvo en seco a mitad de las escaleras al ver a su madre en la planta baja. — Tenemos que ir al banquete de inauguración del nuevo edificio de tu padre, cámbiate. — y se fue dejando el eco de sus tacones.

Heeseung tragó en seco. Lo había olvidado, tenía un evento.

Tras él, Sunghoon apareció en el inicio de la escalera, no lucía mal en ropa formal...

—Sunghoon ¿Quieres salir conmigo?

everlasting; heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora