14.

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Su día favorito había llegado, era miércoles.

Cuando llegó a la escuela, algo más tarde de lo que acostumbraba, pero aún a buena hora, había gente por todos lados.

Mujeres y hombres caminaban de acá para allá con cajas, adornos. Telas largas, vestuario.

Heeseung esperó hasta estar con Namjoon para preguntar.

—Es el aniversario de la escuela, están preparando algo en el gimnasio, la mayoría de los estudiantes participa, hasta los peores portados. Es una distracción muy buena. — fue su respuesta.

Aunque intentó, le fue imposible imaginarse a Sunghoon participando en un evento como este.

Cerca de una hora y media después, la gente comenzó a pasar al gimnasio. Los profesores y trabajadores del recinto tenían asientos reservados, Heeseung no.

El esperó a que todos pasaran y se sentaran. Y se quedó de pie, apoyado en la pared tras él, de frente al escenario que montaron, pero a una distancia considerable.

Una muchacha apareció tras unos momentos en el escenario, ella era la animadora, al parecer.

Heeseung solo quitó su atención de ella cuando una mano se posó en su cintura.

Sunghoon lo separó de la pared, y se puso tras él. Cruzó ambas manos por su vientre y lo abrazó de tal modo que su pecho quedó pegado a la espalda de Heeseung. Un abrazo íntimo, demasiado para el lugar en el que estaban. Y aun así, se dejó hacer.

Sunghoon apoyo su mentón en su hombro.

—Sabía que tú no participabas en estas cosas. — Heeseung le habló en voz baja, la animadora fue reemplazada por cuatro chicos, pero al no estar prestando atención a nada más que a Sunghoon tras él, no supo qué se supone que harían o estaban haciendo.

—A veces lo hago, soy un gran bailarín, pero quería reservarme este día para ti. — el aliento de Sunghoon cálido contra su oreja le daba cosquillas.

—¿Bailas?

—Tengo muchos talentos ocultos.

Heeseung sonreía sin razón, Sunghoon estaba trazando círculos con sus pulgares en su vientre bajo.

—¿Tienes algo que hacer el viernes? — preguntó al recordar lo que pensó la tarde anterior.

—Por supuesto. — contestó Sunghoon. Heeseung se contrajo en una mueca de decepción. — el viernes tengo que salir contigo ¿A dónde iremos?

Heeseung se giró solo un poco para que viera su ceño fruncido.

—Tus bromas no me agradan... Y quiero que me acompañes a comprar algo.

—Compraremos algo entonces.

—Y, por cierto, tu amigo Jaeyoon... — Heeseung iba a preguntar a qué había venido ese chico, pero se detuvo al pensar que eso era de chismoso, y que Sunghoon no era su esposo como para tenerlo controlado... Aun así pregunto. — ¿Para qué te quería?

—Le pedí que me buscara un trabajo.

—Sunghoon, ya habíamos...

—No, espera. — Sunghoon sorpresivamente, le dejó un corto beso en la mejilla antes de continuar. Un beso tan corto como el tiempo que demoró Heeseung en sonrojarse. — le pedí que me buscara un trabajo distinto, algo... Legal. Y para los fines de semana.

—¿Seguro de que no está enojado conmigo por el golpe? — la repentina preocupación hizo bajar el sonrojo de Heeseung.

—No pegas tan fuerte.

Heeseung río. El recuerdo del gimnasio luciendo lejano, cuando en realidad había sido hace menos de un mes.

Su sonrisa se congeló en sus labios cuando al pasear su mirada, encontró muchos ojos curiosos viendo su dirección. Demasiados. Y se sintieron como focos iluminando su rostro.

Estuvo a punto de alejarse de Sunghoon, cuando vio a Karina. Ella también los observaba, pero estaba sonriendo. Y cuando sus ojos se encontraron, ella levantó su pulgar.

Heeseung no necesitaba la aprobación de nadie, era su vida y si quería podía besar a Sunghoon frente a todos.

Lo que no hizo, porque sus modales se lo impidieron, pero al menos no se alejó de Sunghoon. No estaban haciendo nada malo.

everlasting; heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora