19.

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—¿Cómo?

Heeseung estaba muy impactado, su hermano no era exactamente más cariñoso que sus padres, por lo que el hecho de supiera sobre su vida personal no podía significar nada bueno.

—Necesitaba verificar que estuvieras bien en esa escuela de pobres ¿Creíste que te dejaría en ese lugar sin seguridad de que nada te pasaría? Es la primera vez que estás en una situación en la que algo puede pasarte.

La seriedad de su rostro era muy contraria a lo que quizás eran las palabras más dulces que su hermano le había dicho nunca.

—¿Vas a decirles a ellos? — Heeseung sintió sus ojos aguarse, así no es como él había pensado las cosas.

—No. — aquél simple monosílabo le saco un suspiro. — no tengo nada contra tu sexualidad, pero sí contra la persona que escogiste. No pienses que te dejaré solo con ese chico, no hasta que esté seguro.

—Sunghoon es una gran persona. — defendió en voz baja.

—Es un delincuente, se mete en peleas, tiene horribles calificaciones, amistades para nada sanas y para qué mencionar su antiguo trabajo. — Dongmin recitó como si lo supiera de memoria. Cómo si se repitiera cada día la horrible decisión de Heeseung.

—No voy a alejarme de Sunghoon. — dijo con firmeza.

—Lo sé, no te estoy pidiendo eso. Sólo te aviso que tendré un ojo en ambos y... Que, si necesitas algo, lo que sea, sólo tienes que llamar o venir.

Heeseung sintió algo muy cálido en su pecho.

Aceptación familiar. O al menos de su hermano. Tuvo ganas de llorar de pensar que al menos una persona de su propia sangre lo aceptaba y le brindaba apoyo y ayuda.

—Te dejaré mi nueva dirección...

—Ya la tengo, puedes retirarte. — y así, volvió a trabajar con su seriedad usual.

Dongmin era la persona más rara que Heeseung conocía, pero se alegraba de tenerlo.

Con felicidad desbordando, antes de salir de la oficina, le dio un rápido abrazo a su hermano para luego huir. Dongmin no disfrutaba de los abrazos.

|•|

Sunghoon lo llamó cerca de las seis de la tarde y Heeseung fue a buscarlo con el chófer.

Cuando estuvieron ambos en el auto, Sunghoon besó sus labios perezosamente y luego se dejó caer en el asiento.

—Estoy muy cansado, los fines de semana vienen demasiadas familias y los estúpidos niños creen que es muy divertido jugar con todas las cosas y dejarlas por todos lados. — se quejó con los ojos cerrados.

—¿Estás demasiado cansado? — Heeseung preguntó, inconscientemente puchereando.

—¿Quieres que hagamos algo?

—Sí, pero si estás muy cansado podemos...

—Vamos.

Sunghoon se incorporó y tomó su mano con una cansada sonrisa. Diciéndole al chófer que los llevara a donde Heeseung quería ir.

El hombre partió enseguida, ya que Heeseung le había dicho antes del lugar.

Cuando bajaron, Sunghoon observó asombrado.

—Es gigante. — dijo mientras avanzaba.

Y no era tan así. Heeseung lo llevó a comprar muebles, era una tienda bastante grande ya que contaba con todas las cosas necesarias para el interior y exterior de una casa, y además para su decoración.

—Cierra la boca y vamos.

Se adentraron en el lugar, con un Sunghoon observando hacia todos los lugares posibles. Heeseung se encaminó por los pasillos con Sunghoon tras él.

De pronto, fue tomado por sorpresa. Sunghoon lo giró en medio de un pasillo y le besó la mejilla.

—Me trajiste a comprar los muebles para tu casa. — comentó con alegría.

—¿Por qué eso te pone tan feliz?

—Porque pudiste hacerlo solo, pero esperaste a hacerlo conmigo.

Heeseung se sonrojó, no creyó que Sunghoon se daría cuenta de eso.

—Tengo malos gustos... — se excusó.

—Eso lo sé, tu ropa es de hace un siglo, pero sé que esa no es la razón, cariño. — Sunghoon estaba sonriendo de esa forma que hacía a Heeseung revolotear el estómago.

—Déjame y camina. — sonriendo, caminaron de la mano por el enorme lugar.

Hablaron con uno de los trabajadores, quién fue anotando todos los productos que les iban gustando en cada pasillo. Ya que eran demasiadas cosas y algunas muy grandes, Heeseung pagaría para que se las dejaran a domicilio en su departamento, y, además, para que las subieran.

Con eso en mente, se aseguraron de no comprar cosas demasiado grandes o anchas.

Las cosas desarmables eran mucho mejores, pero Heeseung no era bueno armando cosas. Sunghoon dijo ser muy bueno, así que confió.

Pasaron mucho tiempo paseando y comprando, y solo lo notaron cuando el vendedor que estaba ayudándolos les avisó que pronto cerrarían el lugar.

—Eso será todo. — le dijo rato después al vendedor.

Acompañó al hombre a pagar, firmar y dar la dirección. Escogió una fecha para que se las dejaran y la anotó en su celular.

Mientras salían, Sunghoon lucía tan cansado. Heeseung acarició su cansado rostro.

—Gracias por hacer esto conmigo.

—¿Qué chico de 19 años no disfruta comprar muebles? — bromeó Sunghoon.

Heeseung negó y caminó dejándolo detrás.

—¡Oye, es broma! — Sunghoon lo atrapó y abrazó con fuerza. — me encantó comprar muebles para tu nueva casa, muñequito.

"Nuestra" pensó Heeseung.

El pensamiento lo asustó.

everlasting; heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora