12.

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—Tengo que irme.

Sunghoon dijo cuando cruzaron la puerta de su casa.

Heeseung suspiró. No estaba contento con la idea.

—¿Irás a la escuela?

—Heeseung, ya habíamos hablado de esto.

—Por favor, Sunghoon. Acaba este año, es el último.

Hablaban mientras subían las escaleras, con normalidad, se sentía bien.

—Tengo que trabajar.

—No tienes, quédate aquí Sunghoon, no tienes que volver a esa horrible vida con esas personas.

Sunghoon se tensó visiblemente. Lo vio cuando entraron a su habitación.

—No me pidas eso.

—¿Por qué no?

—¡Tú no lo entiendes, no entiendes nada, no sabes qué es el amor, no lo conoces, jamás lo has tenido! — Sunghoon gritó, sus manos volviéndose puños. De pronto terriblemente alterado.

—¿Crees que eso es amor? — Heeseung apretó los labios. ¿Qué tipo de loco creía que eso era amor?

—No ahora, pero antes lo era, y yo jamás abandonaría a mi madre.

—Ella está perdida. — Heeseung no quería ser cruel, de verdad que no, pero era la verdad.

Sunghoon no lo miró mientras abandonaba la casa.

Esa noche, Heeseung tenía el corazón pesado. No literalmente, pero se sentía así. Las palabras de Sunghoon lo tenían sintiéndose triste.

Si conocía el amor, su vida no era horrible, tenía a Jongseong y Jongseong era lo más cercano al amor en su vida.

Sunghoon era el que estaba mal, que aún no asumía que, si seguía en aquel lugar, su vida estaría tan perdida como la de su madre.

¿Por qué le importaba tanto? Si Sunghoon quería arruinar su vida, pues bien, no debía importarle.

No lo haría más.

El Domingo se levantó temprano, y luego de ducharse y vestirse, visitó a Jongseong, que, para su mala suerte, estaba con Sunoo, pero eso en realidad no fue un problema, tuvieron una gran tarde los tres juntos.

Sunoo le había agradado mucho, era ocurrente y muy divertido. Jongseong estaba en buenas manos.

Se fue a su casa ya entrada la noche, le gustaba llegar a sólo dormir.

Para el lunes, estaba nervioso, aunque intentaba no estarlo. Su cuerpo no estaba obedeciéndole.

Su cuerpo jamás obedecía.

Llegó temprano a su "trabajo" y se pasó la mañana hablando con Namjoon. El hombre estaba contándole que llevó a su mujer y a su hijo a la playa. Su sonrisa de felicidad era inmensa.

Heeseung también quería una familia, quería hijos, amarlos y tener aquella sonrisa de orgullo y felicidad.

En el receso, Karina y él hablaron con normalidad. Ella le pidió que no tocaran el tema de la pelea.

Heeseung quiso contarle todo el asunto con Sunghoon, y eso lo sorprendió mucho. De verdad confiaba en Karina, pero le daba vergüenza decirlo todo en voz alta. Ni siquiera le contó a Jongseong.

Mientras recogía una botella del suelo, Heeseung vio a Sunghoon. Y estaba... Vestido con normalidad, con su uniforme.

En esta escuela había muy pocas personas que lo usaban completo, o al menos una parte. La misma Karina jamás lo llevaba, siempre traía jeans y cosas informales.

everlasting; heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora