23.

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Sunghoon y Heeseung estaban frente a la puerta del departamento en el que ahora viviría Heeseung.

Estaban hablando con normalidad y riendo cuando abrió la puerta.

Su sonrisa se esfumó en cuanto vio a su hermano frente a ambos, apoyado en una pared de la sala.

—¿Dongmin, ¿qué haces aquí? — le preguntó enseguida.

Sunghoon estaba confundido. Cerró la puerta y se quedó en silencio observando.

—Te dije que no quería que te pelearas con nuestros padres.

Heeseung bufó. — Yo no hice nada, ya me fui, ella me amenazó.

—¿Qué harás cuando ella le diga a papá? — con cada palabra, Dongmin sonaba más frío y molesto.

—Nada, ya no vivo bajo su techo, no soy más su problema.

—No te dejarán, joder Heeseung, solo quería que los problemas fueran mínimos. — su hermano suspiró y por primera vez, desvió sus ojos hacia Sunghoon, quién le devolvió la mirada sin titubear.

—¿Vas a estar de mi lado, cierto Dongmin? — Su voz sonaba infantil, pero el miedo lo ponía así.

—Por supuesto que sí. Voy a hablar con mamá. Te prometo que vivirás en paz, hermano. Tienes que ser libre y feliz por ambos.

No hubo abrazo de despedida ni una sonrisa de parte de Dongmin, pero si le susurró amenazante a Sunghoon antes de salir.

—Si vas a terminar con él, hazlo. Pero si lo engañas, le mientes, o lo metes en cualquier cosa ilegal, voy a arrancarte las uñas y los dientes.

Luego se esfumó sin darle tiempo a responder.

—Te presento a mi hermano Dongmin, Es un amor, ¿no? — bromeó con ironía.

—No sabía que tenías hermanos.

—Solo uno, y es aquel solecito. Justo ahora creo que es mi única familia.

Sunghoon lo abrazó y caminaron abrazados hasta la habitación de Heeseung, riendo por los torpes pasos.

—Wow ¿Tú pintaste eso?

Heeseung asintió quedo, separándose de Sunghoon quién observaba lo que en la madrugada había pintado con tanto esmero y dolor.

A pesar de los sentimientos negativos que lo inundaban en aquel momento, había pintado cosas que en su mente eran felices. Nada con un orden visible, solo objetos por aquí y por allá. Muchos de ellos cargados de recuerdos.

Se acercó a Sunghoon para explicarle.

—¿Ves esas constelaciones? — sin esperar una respuesta siguió hablando. — son de cuando Jongseong me hizo entrar a la fuerza al planetario y terminé con servicio comunitario. Los dulces de allá son por Dongmin, de pequeño no me dejaban comerlos, pero mi hermano me los escondía bajo la almohada cada vez que tenía buenas notas. — sonrió ante el recuerdo. — El flotador rojo es de cuando Jongseong me enseñó a nadar, yo tenía ya 16 y no sabía porque no me dejaban salir, pero Jongseong se encargó de enseñarme en un lago.

Se detuvo cuando sintió lágrimas bajar. Dios, él no era para nada una persona sentimental, pero en la última semana había llorado más que en toda su vida.

—¿Qué te parece si me cuentas el significado de un dibujo al día? Así no lloras, bebé. — le dijo Sunghoon con suavidad.

—¿Y si hago más?

—Mejor para mí porque tendré esa excusa para venir todos los días.

Heeseung rio, aunque seguía rondando en su mente la idea de vivir juntos. Al parecer Sunghoon no quería lo mismo, pero estaba bien.

everlasting; heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora