11.

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Cuando Heeseung tenía 15 años, se dio cuenta de que ese chico mayor que él no solo le parecía muy atractivo, sino que cuando estaba cerca, se comportaba distinto.

Su nombre era Soobin, era un chico mayor de su escuela, hablaban a veces ya que fueron vecinos cuando Heeseung tenía siete años, y aún luego de todo el tiempo que pasó y Soobin siendo tan popular, saludaba a Heeseung y tenían conversaciones casuales.

Fue una tarde, luego de la clase de deportes, en la que Heeseung se había quedado de los últimos porque no disfrutaba el hecho de bañarse junto a tanta gente. Así que espero hasta el final del día, cuando creyó que no había nadie, para bañarse.

Estaba en mitad de su baño cuando alguien entró en el lugar.

Heeseung se quedó helado bajo el agua. Se acercó a la puerta de cristal y la abrió solo un poco en caso de que tuviera que explicarle a algún profesor qué hacía ahí, pero en un movimiento torpe, se resbaló y por afirmarse de la puerta corrediza, la abrió de par en par.

Se separó despacio de la pared y se quitó el cabello mojado que tenía adherido a la cara.

Sus ojos se toparon directamente con los de Soobin.

Traía algunas cosas de deportes en una bolsa, pero eso no era importante.

De la impresión, Heeseung se quedó quieto, mojado y sonrojado.

—¡Soobin! — de pronto salió de sus labios.

Pero la mirada del chico tenía algo distinto, no estaba su típica sonrisa agradable y cordial.

El chico soltó la bolsa y se acercó a él en la ducha. Se quitó los zapatos afuera y luego entró acorralándolo.

Soobin le robó su primer beso, y no fue uno inocente, fue un beso profundo, inexperto de parte de Heeseung. Pero Soobin era un experto, exploró su boca como si hubiera tesoros en ella, chupó su lengua sacándole gemidos, mientras acariciaba sus costados.

Un flash los hizo separarse.

Un chico les sacó una foto. Heeseung creyó que estaría muerto, Soobin igual ya que no logró atrapar al intruso.

La foto no fue enviada a todo el mundo como Heeseung creyó, fue enviada a su padre.

Cuando llegó a casa, el hombre lo esperaba en la sala, su madre estaba con él. Jamás los había visto juntos, mucho menos esperándolo.

Su madre lo miró con reprobación, casi rozando el asco. En ese momento Heeseung no entendía nada, tampoco entendía la mirada de furia de su padre, y el cinturón que tenía en las manos.

El cinturón azotó su cuerpo incontables veces, la furia de su padre fue implacable.

—¡Eres un asqueroso, adefesio, yo pago tu educación y tú eres un jodido maricón!

Heeseung no lloró, pero muchos quejidos y gritos salieron.

Cuando su padre terminó, se arrodilló junto a él en el suelo.

—Jamás volverás a ver a ese chico. — sacó su teléfono de su bolsillo y puso frente a él la foto de la ducha. — Tampoco volverás a cometer esa asquerosidad. No eres un maricón, yo no crie un maricón.

Heeseung tuvo ganas de decir "tú no me criaste" en cambio, asintió.

Esa noche, molido a golpes, en su cama, respirando con dificultad, Heeseung se repitió a sí mismo.

"No eres un maricón. No eres un maricón"

Pero lo era, había disfrutado tanto ese beso, lo había hecho sentir como nunca antes.

Era un maricón.

Y entonces, lágrimas comenzaron a caer, le dolió no solo por dentro, le dolió físicamente, ya que su cuerpo convulsionaba en llanto y los hematomas salientes dolían a cada movimiento. Le dolían las lágrimas al pasar por su labio roto, donde cayó el primer azote.

No volvió a ver a Soobin. Nadie en su escuela sabía lo que había pasado, sólo el chico de la foto, pero Heeseung no vio su rostro y jamás supo quién fue.

A los 15 años, ya conocía a Jongseong, pero jamás le dijo nada, ni siquiera explicó todos los golpes en su cuerpo. De hecho, Heeseung no dijo una palabra, no habló en más de un mes, no hablo hasta que no hubo rastro de la golpiza en su cuerpo.

Y solo cuando las marcas se fueron, se permitió hablar.

Su primera palabra fue hacia Jongseong, quién jamás lo dejo, aun cuando no le habló en todo ese tiempo.

everlasting; heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora