28.

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Caminando hacia la puerta, casi podía sentir su corazón golpear su pecho. Miles de imágenes se cruzaron por su mente y todas con un solo protagonista.

Quizás parado afuera con un ramo de rosas, o arrodillado, o solo de pie.

Sentimientos contrarios nacieron en Heeseung. Deseaba y anhelaba a Sunghoon de vuelta, pero también estaba profundamente dolido y enojado.

Armándose de valor tomó el pomo de la puerta y la abrió con rapidez.

No había nadie afuera.

Confundido, sacó un poco el cuerpo para mirar a los lados.

Sunghoon si estaba ahí, pero estaba junto a la puerta, apoyado en la pared del pasillo, con las rodillas encogidas, los brazos sobre ellas y su cabeza descansando en sus antebrazos, aparentemente dormido.

Heeseung salió completamente y juntó la puerta, luego se quedó mirando el pacífico cuerpo de Sunghoon mientras dormía.

Agachándose, estiró una mano para moverlo suavemente.

—Sunghoon —lo llamó con suavidad hasta que lo vio removerse en señal de que estaba despertando.

Sunghoon frotó sus ojos, estaba aún confundido.

—¿Qué se supone que haces?

—Estaba esperando.

—¿Qué esperas?

Heeseung esperó a que el chico estirara sus huesos, sintiendo pena por lo incómodo y adolorido que lucía. Le pidió que se levantara, pero Sunghoon lo interrumpió, contándole la razón de que esperara.

Al parecer, Sunghoon había ido a buscarlo, pero la puerta había sido abierta por Jongseong -Heeseung estaba en su quinto sueño-, habían hablado, y Jongseong le dijo que si de verdad quería arreglar las cosas, que esperara a que la puerta fuera abierta otra vez.

Entonces comprendió la sonrisa y el plan de Jongseong, que contenía la crueldad de dejar a Sunghoon dormir en el pasillo toda la noche.

Típico de Jongseong. Heeseung ni siquiera dudó de que esa fuera la verdad.

Sin saber bien qué decir, estiró una mano para tomar a Sunghoon del brazo y levantarlo.

—Estira despacio las piernas —ordenó suavemente.

Sunghoon obedeció sin más, y cuando al parecer estuvo un poco menos adolorido, dirigió su mirada a Heeseung. Ambos incómodos por la situación y con mil preguntas en la cabeza.

Inseguridades, miedos, dolor.

Sin tener nada de experiencia en cuanto a noviazgos, decidió que solo haría lo que le parecía correcto.

—Ven, vamos por café.

Abrió la puerta de la casa y dejó a Sunghoon entrar primero.

Jongseong estaba en el sillón de la sala, y no pareció ni un poco sorprendido de que entraran ambos, de hecho, parecía casi complacido.

—¿Qué habíamos dicho de dejar a las personas afuera? —Heeseung regañó a Jongseong apenas lo vio.

Su amigo respondió de memoria. — que no está bien.

Jongseong no tenía una gota de arrepentimiento en el cuerpo. Heeseung lo regaño un poquito con la mirada mientras su amigo dejaba la sala para ir a la habitación que compartían.

Estando solos, Heeseung evadió cualquier tipo de conversación, dirigiéndose a la cocina, con la mente concentrada en café para Sunghoon.

Tomó la taza que era de él, porque sí, no había logrado botar nada de las cosas de Sunghoon, y tarareo despacio mientras se movía por la cocina.

everlasting; heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora