20.

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Heeseung logró que Sunghoon se quedara ese domingo, con la condición de que volvieran a dormir juntos.

A Heeseung lo asustaba de sobre manera el poder ser atrapados en su misma casa, pero empujaba todo miedo lejos cuando Sunghoon lo besaba despacio y con cariño, tal y como estaba haciendo ahora, estando ambos en el cuarto de Heeseung, parados en medio del lugar besándose sin tregua.

Heeseung se sobresaltó cuando Sunghoon le quitó el suéter de lana, la corbata y luego comenzó a desabrochar los botones de su camisa.

¿Cómo detener algo cuando estás tan perdido en las cosquillas de tu estómago por los besos?

Sunghoon acarició sus costados cuando no hubo ropa en la parte superior de Heeseung.

—Cierra los ojos. — le susurró sobre los labios. Heeseung obedeció, mientras Sunghoon elevaba sus brazos y los dejaba ahí. — déjalos ahí.

Sintió a Sunghoon moverse por el cuarto, sus ojos aún estaban cerrados y sus brazos sobre su cuerpo. Su respiración ligeros jadeos de anticipación.

Algo fue puesto sobre sus brazos y pronto su torso estaba siendo cubierto por un objeto suave y ligeramente frío.

Heeseung abrió los ojos y observó con los ojos algo nublados su pijama cubriendo su cuerpo. Sunghoon estaba a unos pasos sonriendo de forma burlona y confiada.

Había sido engañado.

—Eres realmente cruel.

—Estabas tan jodidamente precioso... créeme que ocupé mucho de mi autocontrol para vestirte, mi amor.

—¿No quieres...?

Formularlo fue difícil, Heeseung era realmente nuevo en cuanto a relacionarse y usualmente solo se dejaba llevar junto a Sunghoon.

—No, no es eso, ni lo pienses... Es algo demasiado cursi, no lo diré.

Sunghoon le dio la espalda y se desvistió.

No hablaron más del tema, sólo se abrazaron bajo las mantas.

Despertaron, desayunaron y se fueron juntos.

Un poco más tarde de lo que Heeseung acostumbraba porque Sunghoon decidió que quería cocinar y tardo quizás media hora en hacer unas cuantas tostadas.

Lamentablemente cuando llegaron había demasiada gente, demasiados ojos observándolos bajar juntos del mismo auto.

—Nos vemos al final del día ¿Sí? — le dijo en voz baja a Sunghoon mientras se encaminaban a la puerta de entrada.

—¿Hasta el final del día?

—Tengo que trabajar...

—No en el primer receso.

—Quiero dedicarle un poco de tiempo a Karina.

—¿Debería estar celoso? — Sunghoon se acercó sólo unos centímetros para decir eso, y aun así Heeseung sintió que ese mínimo detalle fue visto por todos en el pasillo.

—No, tonto, nos vemos.

Namjoon lo recibió con una amable sonrisa, y para su sorpresa, ambos dieron un paseo por la escuela en vez de quedarse a organizar documentos o tener conversaciones con alumnos.

—¿Por qué estamos paseando?

—Es un bonito día. — Namjoon sonaba sospechoso, aun así lo siguió.

—¿Cómo has estado?

La pregunta lo tomó por sorpresa, pero Heeseung, junto a una amable sonrisa, respondió. — bien, muy bien.

everlasting; heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora