Por desgracia, no parecía solo una pesadilla....Federico tenía una pistola bien puntada contra la frente, mientras que detrás de él estaba Delfina aterrorizada. "¡Federico! ¡Federico!" siguió gritando desesperadamente Flor, atada al teléfono de su habitación en la embajada. Flor iba y volvía por la habitación, sus hijas sintiendo su agitación llorando aún más fuerte que ella.....Y todo a su alrededor estaba re confundido. Estaba aterrorizada, la pesadilla que había tenido aquella noche había sido tan real que la había asustado hasta la muerte... Continuaba reviviendo y reviviendo en su cabeza los terribles momentos antes del accidente que hizo perder la memoria a Federico y hizo que sucedieran todas las cosas malas que le habían pasado desde ese maldito momento en adelante. Las sensaciones, los malos presagios eran los mismos: caos, terror, falta de aire, hipos, vacío y temblor.... Esto es lo que sentía la pobre Flor, que una vez más, justo cuando se encontraba a pocos pasos desde la felicidad sentía que todo se hiba a terminar......¡Era como un espantoso dejavú que se repetía una y otra vez!
"Drinnnn!!!!! Driinnnn!!!" el teléfono de Federico sonaba interrumpidamente dentro del estudio, donde la tensión se disparaba y ocurría lo peor. "¡Máximo! Por favor, baja el arma, no hagas locuras...." dijo Delfina, aferrándose a las poderosas espaldas de Federico, que a pesar de que la odiaba y sabía que se lo merecía, no podía permitir que algo de malo y irreparable le sucediera por su culpa...; Era más fuerte de él, tenía que defenderla....¡Incluso a costo de su propia vida! "Por favor Máximo, no sé qué te pasa contra de mí, pero yo tengo hijas....¡Hermanos de los que tengo que cuidarme!...¿Me podes entender?" dijo Federico, levantando cada vez más el tono de la voz y las manos para tratar de calmar al Conde que estaba muy nervioso. Máximo sudaba de tanta agitación y no podía sostener el arma en sus manos por demasiado temblor.....Se veía y percibía que nunca podría disparar, él no era un asesino o una mala persona, pero en ese momento era como si ya no estuviera más en sí mismo. Estaba como ausente e invadido por una rabia tan grande y tan fuerte que le corroía el alma y los pensamientos. "¡Máximo! ¡Piensa en Flor!" trató de decir Federico, en un último intento desesperado. "Piensa que si nos separas de nuevo, ella nunca te lo perdonará, ¡Nunca!" "¡Sí, ella te odiará! "intervino Delfina, que había apuntado con la punta del ojo el florete de Federico, que estaba sobre el escritorio a pocos pasos de ellos. "¡No me habléis de Flor! ¡Es por ella que estoy haciendo todo eso! "dijo el Conde sosteniendo más fuerte el arma y apuntándola contra a Federico, que intentaba de todas las maneras posibles hacerle cambiar de opinión. "¿Quieres hacernos daño por ella? ¿De verdad piensas que Flor quiere eso? ¿La muerte de su futuro esposo y de su hermana?" seguía intendo calmarlo el Feezer, que aún se demostraba valiente y fuerte a defender Delfina a dentro estaba muriendo de miedo por la locura del hombre. "Piénsalo bien Máximo...¡No es esto lo que Flor querría! Ella solo quiere vivir feliz su vida y seguir amando...."
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
