"¿Princesa qué te pasa?" le preguntó Máximo, mientras Flor le contó todo lo que Federico le había dicho. Ella sabía de los sentimientos que el Conde sentía por ella y no quería mentirle, no se lo merecía por eso le dijo toda la verdad sobre sus sentimientos, también si tenia medio de herirlo... "¿Entiendes lo que me hizo Federico? ¡Soy la misma tonta que siempre se cae! ¿Pero cuándo aprenderé? ¿Cuándo me resignaré a vivir una vida sin mi Freezer?" decía Flor llorando. El conde estaba muy sorprendido y profundamente impresionado por las palabras de la chica, él pensaba y también dijo que ella no se meritaba de ser tratada así y sufrir tanto para un hombre que evidentemente no la quería como ella a el, y le dijo que solo el pudiera hacerla feliz; Así que le sugirió de irse con él al Kricoragan. "¡Flor ven conmigo a Kricoragan y no te arrepentirás! ¡Puedo amarte como el no puede o no quiere!....¡por favor!..." le dijo el Conde envolviéndole la triste cara en las manos. "¿Qué? No sé si puedo...están los chicos.... y luego..." dijo ella en voz baja, mientras Federico la miraba desesperado escondido detrás de la pared. "¡No, por favor! ¡No! ¡Dile que no, mi amor!" pensaba el Freezer. "¡Piénsalo! Dentro de unas semanas volveré a Buenos Aires por negocios", le dijo el Conde para convencerla. "Podrías venir a vivir conmigo en mi castillo, sin compromiso... sólo como prueba.... en vacaciones..." le dijo acariciándole las mejillas. "Luego, dentro de unas semanas, cuando volvamos aquí, podrás elegir entre quedarte o volver para siempre conmigo en kricoragan y estoy seguro que volverás atrás conmigo.....¡te daré todo lo que necesitas!...Te haré vivir el cuento de hadas que siempre soñaste....." "Yo.. la verdad es que no...." intentaba responder Flor secándose las lágrimas. "¿Qué piensas princesa? ¿Ven conmigo?" le preguntó de nuevo el Conde. Mientras tanto, Delfina aún bien escondida se regocijaba y rezaba a Dios para que la chica respondiera que sí, mientras Federico golpeaba su cabeza a la pared por la desesperación.
Flor, que tenía los ojos aún brillantes y el rímel que cubría todas sus mejillas, no sabía qué hacer, qué responder; estaba más confundida que nunca. "Toma", le dijo el Conde poniéndole una nota en la mano. "Toma esta nota y piénsalo", continuo a decir el. "Estaré en el aeropuerto hasta las 7:00 de la noche esperándote. Si te veo, significa que estamos destinados a estar juntos y nos vamos a la mejor aventura de todas nuestra vida, pero si no te veo significa que no soy la persona adecuada para sanar tu corazón roto" Se acercó suavemente a ella y le acarició las cálidas mejillas rojas. "En cualquier caso, sepas que siempre te amaré...siempre y nunca haría nada que te hiciera sufrir... ¡Nunca!" terminó de decir Máximo que estaba cada vez más cerca de Flor. Quería darle un beso como los de las películas, pero no lo hizo; la amaba, así que la respetaba y entendía que no podía obligarla a amarlo, aunque la deseara con todo su ser. Le dio un beso en la mejilla, la saludó acariciándole la cara y le dijo que si quería ser feliz, sabía lo que tenia que hacer, después se fue. Tanto Federico como Delfina habían asistido a la escena y si Delfina estaba más que entusiasmado con la posible salida de la Cardo, Federico estaba re mal. "Mamá...si Florencia se va con eso....¿yo cómo haré? " ¡Tengo que pararla absolutamente..." dijo Federico huyendo de prisa en casa, mientras Delfina continuaba riéndose.
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Flor se retiró a su habitación a pensar y consultarse con las haditas, no sabía qué hacer, estaba muy confundida...
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