∗ ⋅Prólogo⋅ ∗

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- Ten Bora, con ese rostro que te traes esta más que claro que necesitas un americano a la vena.- Soora te entrega el café con hielo y por supuesto le harías un altar por ello.

- Por eso te amo amore, ayer fue noche de mermelada en el club, son los turnos más pesados, aun que con más propinas, de eso sí que no me quejo.- Le das un enorme trago a tu café, con el cual te has tomado poco más de la mitad del vaso, en este momento eras más sueño y cansancio que ser humano.

- ¿Estuvo muy loco anoche en el club?.- Te pregunta tu mejor amiga mientras comienza a elongar para la clase que esta a punto de iniciar.

- Fue una completa locura, llegaron dos buses de recorrido turístico con chicas extrajeras, todas de entre veintidós y treinta y cinco. Fue una locura, las mujeres extranjeras disfrutan mejor de estos lugares que las coreanas, eso se nota mucho. Jimin quedo bastante encantado con sus propinas, al desgraciado le fue muy bien anoche, mucho mejor que a mi como siempre, hubieras visto como le salían los billetes del trasero.- Te reíste al recordar a tu hermano con aquella cara de felicidad anoche, contando los billetes después de cerrar el club.

- ¿Aun no se como le haces para aguantar que tu hermano sea stripper en el lugar donde tu eres bartender? ustedes dos son todo un caso.- Se ríe Soora mientras te habla, tu terminas el ultimo poco de café pero aun no es suficiente para tener ganas de parar tu agotada humidad del suelo.

- Ya lo sabes, al inicio fue muy incomodo, pero después simplemente comencé a ignorarlo cuando era su turno en el escenario, el sueldo no esta mal y las propinas ayudan, aun que sigue siendo poco con todo lo que me chupa esta maldita universidad, por eso simplemente prefiero mirar a otro lado cuando Jimin le pone la entre pierna en la cara a alguna chica.- Tus hombros suben y bajan como gesto de despreocupación, la vida en Seúl era cara, carísima de hecho, así que no podías regodearte, aun que admitías que tu hermano te puso las cosas bastantes difíciles cuando creyó que seria una idea brillante, el comenzar a bailar en el club femenino donde tu preparabas tragos.

¡Bravo Jimin, eres un genio!.

- Bien, será mejor que muevas ese redondo trasero y comiences a estirar, la bruja de hielo esta por llegar.- Amabas esta carrera, pero la maldita maestra te hacia querer cambiar a contabilidad, así de desgraciada era.

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La reina de hielo como siempre los había hecho sudar hasta la ultima gota. ¡Cuida tus brazos! ¡Estira bien esos pies!, ¡estas fuera de tiempo!, comenzabas apenas tu segundo año de carrera y en todo este tiempo no le habías escuchado decir una sola cosa positiva, a nadie, no había alma sobre la tierra que hiciera las cosas como ella quería, por eso en cada clase con ella, terminabas dejando lagrimas, sudor y sangre sobre el suelo de madera. Era una torturadora de primera.

- ¿Nos vamos ya Baby?.- Te pregunta tu amiga con aquel apodo tan tierno (todo lo que no eras) que te había dado desde que se conocieron. Ella ya estaba lista para irse con su bolso colgando de su hombro.

- Me quedare practicando un poco más, sabes que la maldita clase de técnica y teoría del ballet están liquidándome, necesito practicar un par de horas más, mañana tengo turno en el club y no podre ensayar horas extras.- Soora asiente y te deja un sonoro beso en la mejilla para despedirse.

- No olvides hacer estiramiento, siempre lo haces y luego te quejas de andar tullida como anciana.- Por supuesto le sacas el dedo medio a tu mejor amiga y esta hace lo mismo para luego cerrar la puerta y dejarte a solas.

Lo que se suponía seria media o máximo una hora de practica, terminaron siendo casi tres. Cada vez que te encerrabas en alguno de los estudios de danza, era como si el tiempo se detuviera por completo, como si este corriera de manera distinta cuando tu cuerpo se juntaba con la música.

Of Like, Money & LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora