Gotham One Shots

Bruce Wayne

Damián no entendía porqué se sentía tan mal, podría jurar que se estaba empezando a enfermar.

Su padre no estaba en casa, estaba en la empresa y su madre, su madre tampoco estaba en casa.

El motivo de su dolor de cabeza tenía nombre y apellido.

Clara Kyle.

La hija de Selina Kyle en serio era su dolor de cabeza, ¿Lo peor? Creía que su padre también era padre de la menor.

Selina Kyle no le agradaba en lo absoluto, le recordaba a una mujer que lo había secuestrado cuando niño.

También, después de que Selina volviera a aparecer sus padres se habían separado, su padre le había dejado la mansión a su madre, mientras que él se había ido a un hotel.

Su madre había abandonado la mansión yéndose a su departamento, dejando a Damián en ella, a las horas Bruce había llegado y con él, Selina y su hija.

El menor no entendía porqué se sentía tan mal, quería a su mamá y su manta para dormir, pero se vería como un bebé pidiendo a su mamá.

Decidió llamar a Alfred, a pesar de no hablar mucho con él, confiaba plenamente en el mayor y lo respetaba.

—Alfred.

—¿Sí joven Damián?

—¿Puedes llamar a mi madre?

—¿Escuché que mi bebé me llamaba? —cuestionó Diane llegando a la cocina.

Un momento ¿En qué momento su madre había llegado?

—¿Mamá? ¿Qué haces aquí?

—Damián, me preocupas, ¿Estás enfermo? —cuestionó su madre mirando sus ojos, eran idénticos a los de Bruce, básicamente Damián era idéntico a Bruce.

—No lo sé.

—¿Cómo te sientes?

—Yo... no puedo dormir.

—¿Tienes problemas de insomnio Dami? ¿Quieres ir al doctor? Puedo llevarte en este momento.

—No creo que sea eso madre.

—¿Qué te preocupa? ¿Tiene qué ver con tu padre y yo? —a estás alturas de la conversación, Alfred ya había abandonado la conversación, pero Bruce estaba presente en ella.

—Yo, es esa niña.

—¿Cuál niña?

—La hija de Selina.

—¿Qué pasa con la hija de Selina? ¿Te molesta? ¿Golpea? ¿Pasa algo Damián?

El tono de su madre había cambiado, usualmente era muy sereno y tranquilo, pero cuando se trataba del menor, su tono de voz cambiaba.

Seguía tranquilo y sereno, aunque con una pizca de angustia.

—Yo, ella llora mucho.

—Dami, es una bebé, es normal que lloré.

—¡Yo no era así!

—Damián ¿Tú que sabes? No recuerdas nada de cuando eras un bebé, solías llorar sino tenías la atención de tu padre o mía.

—¡Pero llora mucho!

—Diane rió dejando la manzana que estaba picando a un lado. —Dami, ¿No puedes dormir por su llanto?

—No.

—De acuerdo ¿Quieres venir a mi departamento? Puedes dormir tranquilamente ahí y sin llantos.