Se sentía mal, se sentía usada.
No le gustaba el ajedrez, sentía que ella era una pieza de ajedrez, ella era el peón del Rey.
O al menos su padre así la veía.
[***]
Suspiró levantándose de su cama mirando el bonito y reluciente vestido azul que estaba en su clóset, su padre estaba feliz de verla al lado de Bruce Wayne, era de buena familia aunque fuese huérfano, era el hombre más multimillonario de Gotham y lo mejor de todo era la pareja de su niña.
Se levantó completamente de su cama admirando su cuerpo y su cara, antes cada mañana solía levantarse feliz por las aventuras que viviría ese día y ahora todo le daba igual.
Ya no le importaba, no se sentía bien, se sentía usada y cansada.
Se acercó al vestido, su padre le había dejado una nota.
Pontelo y luce hermosa,
te ama.
Jim Gordon.¿Por qué su padre la vendió a tal punto de no dejarla decidir con quién quería estar y con quién nunca querría estar?
Se tiró nuevamente en su cama, no quería comer, sólo quería llorar y llorar.
[***]
La noche cayó en Ciudad Gótica y el departamento de los Gordon's estaba a oscuras, la única que estaba ahí era la primogénita del matrimonio Gordon encerrada en su habitación comiendo helado y llorando como si su vida dependería de ello.
Ella realmente amaba al ojiazul, pero el ojiazul sólo la veía como un juego, una forma de atraer dinero.
Se sentía como una paga por la lealtad de su padre.
Su erizo vino corriendo hacia ella, el pequeño espinoso sintió todo lo que ella sentía, el erizo no quería que su amada dueña sufriera.
Era un animal y la conocía a ella más que otro ser humano en el mundo.
Irónico ¿Cierto?
[***]
La fiesta ya iba a empezar, dentro de una hora más o menos ella tendría que ir al lugar del evento, Bruce no pasaría por ella, estaría ocupado seguramente.
¿Por qué ir? ¿Por qué seguir siendo un peón?
¿Por qué no acabar con ese sentimiento de una vez por todas?
Miró a su erizo, era un regalo de parte de su madre, Lee Thompkins antes de que ella volviera a Gotham, en donde conoció al ojiazul y deseaba nunca haberlo hecho.
Miró su reflejo en el espejo, lágrimas salían sin señales de parar.
Cuando se dio cuenta todo su maquillaje estaba corrido, su vestido arruinado y su erizo a su lado, consolandola.
¿Con qué cara iba a ver a su padre ahora?
Miró el reloj, ya habían pasado más de la siete, su padre no la llamó y Bruce menos.
Si hubiese ocurrido algo ¿Alguien la habría extrañado?
Cambió su vestido por algo más cómodo y se quitó todo su maquillaje, aún se sentía rota, ya no podía ser la muñeca de porcelana que todo el mundo quería.
Su máscara ya se había caído.
[***]
Al despertar notó que su habitación estaba hecha un desastre, su vestido rasgado a más no poder y su maquillaje esparcido por todo el lugar.
Su erizo dormía en su mini casa regalo de Bárbara Kean.
Bárbara se comportaba más como una madre que la propia Lee.
Bajó las escaleras dispuesta a encender su televisor.
"Bruce Wayne ha llegado con otra chica, con más atributos que la anterior, se veía más enamorado"
Apagó su televisor preparando su desayuno, no se consideraba la única conquista de Bruce Wayne, aquello lo sabía y perfectamente.
Iría a hablar con Bruce, terminaría con ello de una vez por todas.
Terminó de desayunar y tomó al erizo metiéndolo en su pequeña bolsa, tomó el auto de su padre y se encaminó a la Mansión Wayne.
[***]
Al llegar a la casa estacionó su auto al lado del de Bruce, bajándose se encaminó a la gran Mansión.
—Señorita Gordon ¿Qué la trae por aquí?
—Hola Alfred, buscó a Bruce.
—Oh, eh sí, sobre eso yo...
—Descuida, ¿Puedes indicarle qué vine?
—Sí yo...
—Alfred ¿Quién vi...
Era Bruce, bajando sin su camisa con notables rasguños en su espalda.
—Señorita Diane yo... esto tiene explicación...
—Descuida Alfred, ¿Puedes venir mañana a mi casa en la mañana por favor? —susurró la castaña, Alfred algo confuso asintió. —gracias. —dijo poniéndose sus lentes y yendo nuevamente a su auto.
El erizo sin darse cuenta rodó hacia Bruce pinchando su pierna.
Rió al ver al erizo y la cara del ojiazul, no hubo mejor venganza que esa.
[***]
Al llegar a su casa lloró todo lo que jamás había llorado, lloró por sentirse usada, lloró por saber que sólo un objeto para los demás, por humillarse creyendo que algún día Bruce podría llegar a amarla, lloró por saber que Bruce sin problemas la reemplazó.
Simplemente lloró sintiéndose la peor persona de todo el mundo.
[***]
Al día siguiente alistó sus cosas, al llegar Alfred le dejó las llaves pidiendo que las cuidará, tomó a su pequeño y se subió a su auto saliendo de Gotham.
El camino a Nueva Zelanda sería algo largo, atravesó Gotham sintiéndose observada, era de día, no era tan peligroso para ella, llevaba el arma de su padre y Alfred le había enseñado algo de defensa propia, estaría bien.
Al frente un camión de gasolina se había volcado, unos hombres salían de él mientras que otros se escondían. ¿Por qué no había notado qué la patrulla de su padre estaba allí apuntándole a los hombres?
Al intentar dar la vuelta una mano se atravesó en su volante, sacándola del auto tomándola de rehén.
—¡Quietos o disparo!
—¡Quietos! ¡Es mi hija! —dijo Gordon alarmando a todos los presentes.
¿Por qué seguir siendo su muñeca de porcelana?
Tomó el arma del hombre y se disparo en el vientre, sintiendo el sabor sabor hierro brotar por su boca y tener su visión nublada, no escuchar nada o escuchar los gritos alarmados de todos los presentes.
—¡DIANE!
¿Bruce?

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Gotham One Shots
RandomOne Shots de la serie de Netflix, Gotham. © Todos los personajes son de sus creadores, excepto el personaje que mencionaré en sus historias, ese será de mi pertenencia. Sin más que decir, espero y los disfruten.