Bruce Wayne

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—¿En qué demonios pensabas Damián? —cuestionó Bruce cerrando la puerta de la gran mansión Wayne. —dime Damián, estoy esperando tu respuesta.

El pelinegro rodó sus ojos mientras miraba fijamente la foto en la que su padre y su madre salían juntos.

—Bruce miró hacia donde Damián miraba, rápidamente quitó la foto del lugar. —¿Me dirás que te sucede?

—Agh, nada. —dijo el menor subiendo las escaleras.

—¡Damián Wayne vuelve en este instante!

—¡NO! —gritó y cerró dando un portazo el cual resonó en toda la mansión.

Bruce gruñó tirándose al sofá, Alfred quien miraba todo se acercó mirando el lugar por el cuál Damián se había ido.

—¿Señor Bruce?

—Dime Alfred.

—¿No le recuerda a alguien?

Bruce rió y sonrió recordando como era Diane cuando ambos estaban juntos, el menor había sacado el carácter de su madre, sólo que sin sus miradas que asesinaban a cualquiera.

—Señor ¿Usted sabe por qué Damián hizo eso?

—No Alfred, no lo sé. —Bruce suspiró. —no tengo idea del porqué Damián golpeó, disimuladamente a su compañero.

—Señor, ellos estaban practicando, además, tengo entendido que el joven Damián no lo golpeó, al menos, no directamente.

—Bruce negó suspirando. —¿Por qué ahora Damián hace esto? Con Diane jamás pasó algo así.

—¿Señor?

—¿Sí Alfred?

—¿Ha pensado en llamar a la señorita Hall?

—Ella no quiere verme ni en pintura.

—Señor, ella vendría por su hijo.

—Alfred, ella está al otro lado del mundo, ella odia Ciudad Gótica.

—Señor, si usted la llama...

—Alfred, no la llamaré, puedo con Damián, soy su padre.

—Sí señor, lo sé, pero ella es la madre.

—Bruce negó. —es su madre, pero yo estoy a cargo de él.

—Señor, tal vez Damián quiere ver a su madre.

—Bruce nuevamente suspiró. —¿Qué hora es?

—8:05 a.m. señor.

—¿Me pasas el celular Alfred?

—¿Lo hará señor?

—Lo haré Alfred.

—Tenga.

—Gracias. —Bruce tomó el celular marcando el número de Diane, no necesito papeles ni nada por el estilo, él se sabía el número de su pareja, o ex pareja, perfectamente. Luego de unos cuantos segundos respondió.

—¿Sí?

—Diane, soy Bruce.

—Oh hola. ¿Todo está bien?

—Nuestro hijo tuvo una pelea en la escuela.

—¿Cómo está? —la preocupación en su voz era algo evidentemente.

—Él está bien, su compañero tiene un golpe.

—¿Por qué se han peleado?

—Fue un entrenamiento.

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