Amistad inesperada

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Nos escondimos en un armario dentro de uno de los cuartos de la gigantesca iglesia, para una bola de psicopatas seria mas que obvio nuestro escondite, pero para una bola de monstruos sin cerebro sería más que un desafío.

Ya después de un largo rato, los zombies que estaban en la habitación ya estaban bastante dispersos y para nosotros fue bastante fácil acabar con ellos. No dudamos en usar los cuchillos para hacer la acción anterior ya que pese a que nuestras armas tienen silenciador, se escuchan todavía un poco fuerte; la otra razón es que no íbamos a gastar balas que literalmente estaban contadas en unos cuantos zombies, pero bueno, finalmente pudimos tomar la habitación.

Ya después de que salimos de esa habitación nos escabullimos para que no pudieran vernos tan fácilmente y comenzamos a salir silenciosamente, eran como unos cien zombies dispersos entre las bancas y el pasillo que es el espacio entre ellas. Cuando finalmente ya estábamos afuera, un zombie nos vió y parece que hizo un intento de gritar para alertar a los demás; pero lo único que salió de su boca fué un pujido apenas audible para un oído bastante fino, después le lancé un cuchillo a su cara y se cayó.

Ya estábamos afuera, empezábamos a caminar dentro del abundante bosque, solo se escuchaba la caída de agua y el chillido de los pájaros silvestres del lugar. Cuando creíamos que ya estábamos a salvo, un gigantesco oso negro se paró en dos patas, por un lado si le lanzaba el cuchillo no serviría de nada porque son animales de mucha resistencia; pero por el otro, si le disparaba no sabría si lo podrían escuchar los zombies de la iglesia.

Era una situación bastante crítica y por lo mismo, me quedé en una de esas situaciones parecidas a cuando estás paralizado. El oso sólo se empezó a acercar y Roberto le le lanzó, le clavó un cuchillo bastante largo y afilado en su cuello y el grande negro cayó ante mis pies, fue impresionante.

Desde ahí supe que él si cambió, que decía enserio lo de cambiar y la verdad si acepté sinceramente su amistad...

Infección al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora