DOS

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California, Estados Unidos.

Ocho años habían pasado desde que Felix quedo huérfano. Después del incidente la abuela materna de Felix llegó y de un día a otro Felix estaba mudándose y comenzando una nueva vida en una alguna parte de Estados Unidos, especifícamente en California.

Al principio fue muy difícil, debido a que Felix no podía dormir y cualquier cosa que comía terminaba vomitándolo.

Su abuela se preocupo por el desarrollo de Felix y su salud mental así que no dudo en llevarlo con los mejores psicólogos de Estados Unidos, pero todos le decían lo mismo, que Felix estaba en un estado de negación y no podrían hacer mucho si el chico no cooperaba.

Fue así como Felix terminó bloqueando sus recuerdos de ese día, aunque a veces tuviera pesadillas y soñará ese día, él no podía recordar nada cuando estaba despierto. Lo único que él sabía es que si veía de nuevo aquel chico o aquel hombre podría reconocerlos al instante.

El niño lleno de felicidad, calidez y dulzura se había esfumado, había muerto aquel día con sus padres. En cambio había nacido un niño lleno de sed de venganza, callado, distante, que siempre estaba a la defensiva y prefería mil veces estar solo a estar rodeado de alguna persona.

Lamentablemente las desgracias no pararon, y a los 16 años la abuela de Felix murió, una de las 2 personas que más amo en esta vida y la única que le quedaba murió dejándolo soló en el mundo.

Es así por lo que Felix se encontraba en la siguiente situación.

—Lix, no tienes que mudarte, mamá me dijo que puedes vivir con nosotros—Seungmin, su mejor amigo, saco de nuevo la ropa que Felix intentaba guardar en su maleta por décima vez.

—Kim Seungmin si vuelves a sacar la ropa de la maleta, juro que te aventaré por el balcón—lo miro mal y Seungmin se resigno tirándose a un costado de la cama.

—Lix, no puedes irte a ese lugar ni a esa escuela pública—reprochó, se negaba a la idea de que su amigo pasará por esas situaciones.

—Seungmin, no toda mi vida tendré dinero, la herencia que mi abuela me dejo tal vez solo me alcancé para dos años más, no puedo seguir dándome el lujo de ir a una escuela privada y vivir en este lujoso departamento, no es como que ir a la universidad pública y vivir en una zona no lujosa sea malo—respondió mientras seguía acomodando sus cosas en la maleta, a él también le afectaba todo aquello pero no lo demostraría.

—Mamá dijo que si tan solo dijeras que sí, podrías vivir con nosotros, ¿acaso no quisieras ser mi hermano?—Seungmin lo miró con sus característicos ojos que eran igual a los de un cachorro.

—Kim ya tengo dieciocho años, como para ser adoptado o acogido por alguien—sonrió con algo de tristeza, él le tenía mucho respeto a la familia Kim siempre estuvieron para él, pero prefería no encariñarse ya que entre menos gente hubiera en su vida, menos sufriría.

Así es Felix tenía un trauma con el abandonó, Seungmin le había sugerido seguir con sus terapias pero realmente Felix estaba cansado de que no hubiera efecto así que solamente la abandonó.

—¿Me vas a cambiar cuando conozcas a alguien de tu escuela pública?—cuestionó y Felix rodo sus ojos.

—Claro que no, ¿por que haría eso tonto?—sonrió mientras le aventaba una almohada directo a la cara—Eres mi mejor amigo, casí podría decir mí hermano—Seungmin sin pensarlo se lanzó abrazarlo.

—Lix si tú me dejas de hablar te prometo que te mato—dijo con su voz apuntándolo seriamente para después comenzar a reír.

Felix le regresó el abrazo riendo.

—Eres mi única familia Kim Seungmin, más bien asegúrate de no cambiarme tú, por qué entonces si estaré soló en el mundo—Seungmin negó diciendo que todos los días estaría visitándolo y los fines de semana se quedaría ahí a lo que Felix dijo que tampoco abusara.

Fue así como entre risas y peleas se la pasaron empacando todas las pertenecías de Felix, para poder moverse a lo que sería su nuevo hogar.

Fue así como entre risas y peleas se la pasaron empacando todas las pertenecías de Felix, para poder moverse a lo que sería su nuevo hogar

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—Si quieres regresar solo tienes que decirlo—Seungmin llamó la atención de Felix cuando observaron el lugar donde viviría el rubio.

Realmente era nada comparado al antigüo lugar donde vivía, pero al menos ese departamento, si es que se podía llamar así, era de Felix lo había comprado.

Era pequeño contaba con dos habitaciones, baño, sala de estar pegada casi al comedor y una pequeña cocina.

Felix dejó escapar un suspiro.

Con esmero tal vez podría darle algo de color aquel obscuro lugar.

—Estaré bien, creo que pudo ser peor—sonrió el rubio viendo la expresión de desagrado de Seungmin.

—Estas loco, enserio loco—negó su amigo viendo a su alrededor para después posar su visión en su reloj—Enserio me quedaría pero tengo una cena importante con mis padres, pero vendré mañana te recogeré y te dejaré en tu nueva universidad—explicó Seungmin quién parecía tener todo planeado.

—No es necesario el autobús pasa en la esquina—mencionó el pecoso mientras comenzaba a limpiar el polvo.

—Ni loco vas a salir caminando de este lugar—dijo horrorizado—¿Tu viste a la gente de aquí? aparte me queda de pasada y no se habla más nos vemos—se retiro sin dejar que Felix contestará.

A veces Seungmin podía ser un gran dolor de cabeza, pero lo quería más que a nada en el mundo.

Felix se dedico el resto de la tarde noche a sacudir y mover los muebles que estaban ahí así como a desempacar.

Después de casí terminar se dió una ducha el baño era muy pequeño y bueno el agua caliente iba y venía, era una mierda.

Después de su rutina por fin se sentó en orilla de la cama rebusco en su mochila y lo primero que saco fue la arma que su madre había puesto en sus manos el día que murió, era lo único que tenía de ella, Felix decidió meterla en el cajón que estaba a lado de su cama y volver a lo que estaba haciendo.

El siguiente día empezaría la universidad, iría por primera vez en su vida a una escuela pública, había decidido estudiar leyes, después de todo lo único que buscaba en la vida era justicia, y nadie podría dársela amenos que él la consiguiera.

Lix tomo su horario y vio que su clase era a las nueve así que decidió meterse en la cama y apenas se recostó quedo profundamente dormido, aunque sabía que en unas horas aparecerían las malditas pesadillas que le obligarían a despertase.

TRACEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora