La fiesta de Betty Parte 5

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Ya era viernes terminé con todas mis clases en la escuela

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Ya era viernes terminé con todas mis clases en la escuela. Así que me despedí de mis niños y me dirigí a mi casa.

Tuve que pasar con el auto a llenar el estanque de combustible estaba casi vacío. Y por más que mi mente se resistía, no podía dejar de pensar en ese día en que los vi a ellos estando felices. No podía quitar de mi mente a esa joven bella y con su barriga de embarazada.

Me prometí a mí misma que dejaría de comportarme como una víctima, esta vez pondría toda mi fuerza por continuar con mi vida.

Sencillamente me lanzaría a la vida sin pensarlo. Saldría a fiestas, buscaría nuevos amigos, incluso me atrevería a salir de vacaciones sola si no tuviera quién me acompañara. Pero de ninguna manera seguiría siendo el despojo de ser humano que quedó tras el divorcio.

Pagué y me fui a casa.

Mientras me duchaba encendí el televisor para que pudiera escuchar la música.

Me tomaría todo mi tiempo para secar y arreglar mi cabello. Recordaba que varias veces mi suegra me decía que una mujer después de que pasa cierta edad, ya no debe tener el cabello tan largo que eso era para las mujeres jóvenes. Le encantaba meterse en mi vida, y ahora que era libre dejaría mi largo cabello completamente suelto. ¿Quién dice que solo las mujeres jóvenes tienen derecho a lucir femeninas y tener un cabello hermoso?

En realidad, en la sociedad las que más presionan y someten a las mujeres son otras mujeres, que no te dejan vivir en paz, llenándote de reglas, que muchas veces ni ellas mismas siguen de tanto que las pregonan.

Luego que mi cabello estuvo seco con el rizador le hice pequeños bucles, y me gustó cómo quedó el resultado.

Luego me puse mi vestido que tenía preparado y mis zapatos nuevos.

Tomé mi tarta, mi cartera y llamé un taxi porque ahora que era libre pretendía divertirme, pero seguía siendo responsable. No iba a conducir si en la fiesta bebería.

Cuando llegué a la casa de Betty me quedé con la boca abierta. La había visto meses atrás, pero ahora se veía completamente diferente. De hecho, hasta más grande. Y el acabado y el decorado la hacían ver espectacular.

— Betty de verdad que tu casa quedó hermosa te felicito — le dije mientras le entregaba la tarta

— Gracias Jen, y tú hoy sí que te ves guapa, con ese look de seguro vas a romper corazones — y me guiñó un ojo

Luego me llevó hasta dónde estaba la mesa de licores, para que tomar un trago y entrar en confianza.

Estuve largo rato hablando con todos los vecinos que conocía. De verdad todos me parecían agradables. Mis amigas de la ciudad donde antes vivía habían acertado por completo. Mi vida aquí y mi traslado realmente fueron para mejor.

Así que en un momento tomé mi teléfono y saqué varias fotos, y me saqué una con Betty.

Le mandaba mensajes dándole las gracias por todo el esfuerzo que hicieron por mí, para sacarme adelante y les enviaba las fotos para que tuvieran pruebas de que su esfuerzo no había sido en vano, mi vida había podido seguir su curso y ya podía sentir mi corazón en paz.

Ellas me respondían felices y presiento que también podían respirar tranquilas. Creo que en el fondo me vieron tan mal que llegaron a pensar que podría intentar hacerme daño. Tan aferrada estaba a mi ex marido que pensé que se me iría la vida si no estaba con él.

Habrían pasado unas dos horas, de pronto me llama Betty, me dijo que tenía un buen amigo que presentarme.

Me acerco entre la gente donde estaba ella y me dijo, ven Jennifer te presento a mi amigo:

— Se llama Norman — y me quedé con la boca abierta dándome cuenta que era el falso vendedor de la tienda.

Al ver mi cara de sorpresa, él como si nada me miraba sonriente y se acercó a saludarme con un beso en la cara.

Por unos segundos quedo hipnotizada por el rico perfume que tenía. Pero luego recordé que estaba enojada.

— tú te hiciste pasar por un vendedor de zapatos y hasta te atreviste a tocarme mi pierna, ¿no tienes vergüenza verdad? — le dije enojada

— Que hiciste ¿qué? ¿Cómo se te ocurre Norman? ¡Ese comportamiento no te lo conocía! Tampoco es digno de un oficial de la policía — lo regañó Betty

— En mi defensa debo decir que jamás te dije que era vendedor, solo intentaba ayudarte, porque el verdadero vendedor estaba atendiendo muchas personas. Lo siento si se me fue la mano. — dijo Norman y me miraba sonriendo como niño travieso.

En realidad, no solo el perfume de él me dejaba inquieta. Era un hombre demasiado atractivo, ya me había percatado de su físico en la tienda, pero ahora que lo veía más detenidamente, de verdad que me atraía.

Ahora entendía a qué se debía su marcada musculatura, era policía, seguramente entrenaba mucho. Y su cabello corto con su cara perfectamente afeitada. Todo indicaba que era un hombre de la ley. Y no podía dejar de mirar su atractiva cara.

— Porque no salimos a la terraza y conversamos un poco, para conocernos mejor y que no te lleves una imagen errada de mí. — dijo Norman

— Está bien, pero mantén quietas las manos. — respondí seria y él se sonrió nervioso. Igual a mí me interesaba saber más acerca de él

Sacó dos cócteles y nos fuimos a conversar.

— Por lo que me ha dicho Betty eres divorciada y te mudaste aquí hace poco — dijo Norman

— Sí, quería empezar de nuevo y dejar toda mi vida atrás. — respondí

— Creo que es una muy sabia decisión cuando puedes hacerlo. — respondió Norman

— ¿A qué te refieres con la frase "cuando puedes hacerlo"? — pregunté

— Es que hace años atrás murió mi esposa, en mi caso, tengo todos mis amigos aquí, mi familia, mi trabajo. Y en realidad no afecta en nada mi vida el que pueda ir a dejarle flores de vez en cuando. — dijo Norman

— Lo siento, ¿la perdiste hace mucho? — le pregunté

— Hace como cinco años, enfermó de un cáncer muy rápido. — dijo él

— Lo siento mucho — le dije, su historia era mas triste que la mía.

— Bueno entre todo, por lo mala qué es esa enfermedad, quizás fue lo mejor, que no sufriera tanto. — dijo él

— Entiendo

— ¿Y qué tal con tu ex? — preguntó curioso

— En realidad él si se merece sufrir muchos años... — le respondí honestamente y nos reímos

Fue una fiesta muy entretenida.

Y Norman se ofreció a llevarme a mi casa.

Se despidió como todo un caballero, y su travesura en la tienda quedó en el pasado.

Pero si quedó alborotado mi corazón, antes estaba tan concentrada en mi trabajo y en mi tormentoso matrimonio. Que nunca tuve la oportunidad o quizás ni siquiera miré a un hombre tan atractivo como él.

Divorciada y secuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora