Un doloroso error Parte 21

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Entonces mientras el recorría mi cuerpo con sus manos examinando mi reacción arqueé mi espalda un poco, para tratar de simular que reaccionaba a sus caricias y cerré mis ojos para concentrarme en Norman

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Entonces mientras el recorría mi cuerpo con sus manos examinando mi reacción arqueé mi espalda un poco, para tratar de simular que reaccionaba a sus caricias y cerré mis ojos para concentrarme en Norman. Para hacerlo más fácil. Todavía tenía en mi mente nuestros encuentros y me valdría de ellos para actuar.

Él se dio cuenta y empezó con su lengua estimular mis senos y yo me movía lento en respuesta.

Comenzó a besarme y le correspondí. Y metió su mano en mi intimidad y con los ojos cerrados imaginaba que era Norman. Y logré sentir placer de recordar cuando estuve con él.

En cuanto sintió la humedad abrió más mis piernas y me dijo

—Abre los ojos y mírame.

En cuanto lo hice entro en mí, mirando directo a mis ojos como si adivinara que trataba de estimularme pensando en otra persona.

Así que llevé mis manos a su trasero y comencé a acariciarlo. Para que no dudara que mi mente estaba solo con él. Esto lo excitó más y entraba y salía más rápido, con su respiración agitada.

Emití algunos gemidos para darle a entender que me gustaba. Entonces hizo lo mismo que Norman con un brazo sujeto con fuerza mi cintura y con la otra mi hombro para profundizar su entrada, pero mirar su rostro me impedía tener un orgasmo o sentir placer, así que trate de disimularlo gimiendo su nombre para que se sintiera alagado.

—¡Ay Ethan! — gemí con fuerza. Y trataba de rasguñar su espalda.

Esto le gustó mucho y no tardó en acabar.

—Parece que de apoco nos entendemos Jen — dijo sonriendo y aun agitado

—Si Ethan — le respondí y besé su pecho.

Con mi primer intento de engañarlo me gané que soltara las cadenas que me tenían amarrada.

Y me duché y puse un vestido bonito que me dio.

—¿Puedo conocer la casa? — le pregunté

—Claro, vamos — dijo sonriendo

Quería ver en detalle si había lugar de escape en caso de que pudiera noquearlo.

La casa era enorme se veía en medio de un bosque. Era como una casa de descanso, de gente de buen estrato social.

Estaba la entrada con una amplia puerta y un hall. Luego el living enorme con chimenea. Afuera el jardín era más que amplio no veía hasta donde terminaba el terreno.

Pasamos por el comedor y había una mesa enorme, donde cabían muchas personas y por el pasillo vi un teléfono, tenía conectado un cable, posiblemente funcionaba, si era así era mi salvación.

Seguimos hasta la cocina, hermosamente decorada, solo había visto una así en revistas.

Y tras la cocina había una escalera que daba a un subterráneo, me tomó de la mano y encendió la luz para que bajáramos.

Cuando llegamos quedé impactada, la entrada estaba dividida por un vidrio que aparentemente aislaba el lugar. Que dentro era un verdadero quirófano, con todo tipo de cosas y máquinas. El sótano era enorme para que cupiera todo eso y sospeché que ahí practicó conmigo para dejarme embarazada.

—Aquí cumplí tu sueño Jen — me dijo sonriendo — no tienes idea del trabajo que costó construir y aislar como es debido todo esto. Lo hice por ti.

—Has hecho tanto por mi Ethan, déjame al menos prepararte un té — le dije acariciando su cara

Y subí por las escaleras, me apresuré a poner a calentar agua y me dirigí rápido hasta donde estaba el teléfono que vi. Levanté el fono, pero no tenía tono, pero traté rápidamente de seguir el cable porque quizás solo estaba mal puesto o simplemente se soltó.

Estaba tan concentrada en eso y no me di cuenta que Ethan estaba en el marco de la puerta mirándome detalladamente como buscaba reconectar el cable, hasta que carraspeo su garganta y me paralicé.

Lo quedé mirando asustada, no tenía idea como explicar esto sin que se enojara.

—¿Qué haces mi amor, a quien pretendes llamar? — dijo en tono malicioso

Y yo no podía ni hablar solo temblaba.

—Te dije que no me obligaras a hacerte daño. ¿Por qué insistes? ¿Te gusta sufrir? — dijo acercándose lentamente a mi

Me levanté y empecé a retroceder y me agarró fuertemente del cabello. Luego me dirigió hacia la mesa del living y parecía que me iba a arrancar mi pelo, con la fuerza que ejercía.

Me empujó de cara contra la mesa y levantó mi vestido con la otra mano que tenía libre.

Comencé a temblar y mi corazón palpitaba como loco del miedo.

—No te preocupes no voy a dejar marcas en esta linda piel, pero te voy a enseñar a no engañarme de nuevo. ¿Tú no saldrás nunca de aquí entendiste? — dijo mientras acariciaba mi trasero. Entonces comenzó a respirar excitado.

Me arrancó de un tirón mi ropa interior y sentí como comenzó a deslizar su sexo por detrás, mientras aumentaba el dolor. Hasta que de un empujón entró por completo y solté un grito de dolor y mis lágrimas caían por montones.

—¿Te duele amor?, no sabía que nunca lo habías hecho por aquí. Eso te enseñara a no desafiarme Jen— y empezó a moverse con más y más fuerza, y gemía de placer, y dijo en tono agónico —esto es el paraíso.

Cuando terminó estaba temblando sin control sobre la mesa. Y además del dolor, sentí que no tendría el valor de volver a intentar escapar. Este joven psicópata debía tener miles de formas de causarme sufrimiento. Siempre estaba dos pasos delante de mí.

Seguro dejó a la vista el teléfono para ponerme a prueba, y yo sin saber, caí tremendamente fácil en esa trampa.

Me levanté como pude y bajé mi vestido mientras él me miraba. Caminé lento hacia la habitación, quería bañarme, era una mezcla terrible de dolor, angustia y asco. Mientras subía la escalera no entendía porque la vida se ensañaba tanto conmigo. A quien dañé tanto para vivir tanta humillación y dolor.

Me metí en la ducha y el agua se llevó la sangre de mis heridas del cuerpo, pero no de mi alma.

No había forma que dejara de sangrar mi corazón por mi estupidez y mi falta de inteligencia, ¿a qué mujer con un poco de neuronas se le ocurre ver como un hijo a un extraño?, ver como niño a un hombre que tiene la fuerza para hacer pedazos tu cuerpo. Y hasta quitarte la vida con sus propias manos. En realidad, sufría por ser demasiado estúpida. Ver de forma tan ingenua a mi edad el mundo, cuando en realidad ya tenía experiencia con David. De cómo puedes vivir con una persona por años sin que le nazca ni el amor ni la piedad por una persona que ve a diario y con la que compartía su vida.

Que más podía esperar entonces de un desconocido como Ethan.



Divorciada y secuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora