Después de que mis venas recibieron el suero realmente me sentí mejor. Y era verdad las manos de él eran sumamente suaves y para nada sentí doloroso el pinchazo.
Luego de que me sentí mejor, sin decir nada fue hasta la cocina y me preparó un caldo suave para tratar de componer mi estómago, y recuperar algunos de los minerales que había desechado. Me cuidaba como si fuera su mamá y mientras comía no pude evitar preguntarle.
— ¿extrañas mucho a tu mamá? —
— La verdad sí todos los días — dijo con semblante triste
— ¿Hace mucho que falleció?
— Poco antes de que ingrese a la universidad.
— Lo siento mucho, me imagino que debe ser muy difícil para ti estudiar y trabajar. ¿Tienes más familia?
— No solo los tenía a mis padres.
— ¿Y en la universidad tienes amigos o alguna chica que te guste?
— Si tengo amigos, pero pocos, solo me rodeo de gente seria que quiere estudiar y ser un buen doctor. Pero algunas de las chicas que van ahí solo van a buscar marido. No veo que se esfuercen mucho por destacar. Solo andan en plan romántico.
— Bueno Ethan a veces las personas también encuentran a su pareja en la universidad, no significa que no amen sus carreras. Yo conocí a mi esposo precisamente estudiando. Y aunque no terminó bien y esté divorciada; eso no significa que no puedas encontrar el amor. — le dije
—Si, pero con la medicina se debe ser más serio que otras carreras creo, la vida de personas estará en nuestras manos luego. —dijo Ethan
—Claro, tienes razón, pero sospecho que igual debe haber por ahí alguna futura doctora que sea igual de disciplinada que tú — le dije sonriendo.
Él me quedaba mirando y no decía nada. Pasaba el rato y me sentía más en confianza con él. Y al parecer, el igual conmigo. De pronto me dijo.
— Se parece a mi mamá.
— ¿de verdad Ethan, en qué me parezco? —
— sus gestos, la forma de hablar, el cabello y hasta como me aconseja. — dijo Ethan
— ¿y eso te causa tristeza? — le pregunté
— no, me gusta estar a su lado, no me siento tan solo. — dijo él y en mi corazón sentía una pena tremenda. Se notaba que luchaba a diario por la falta de su madre. Que, hasta una extraña como yo, por el solo hecho de parecerse mínimamente, lo hacía sentir más acompañado.
— ¿por qué no te traes algo para comer Ethan y comes conmigo, mientras vemos algo antes de que sigas con tu trabajo? — le dije
Y él me quedó mirando con sus ojos celestes asombrado.
—Comamos juntos, tú extrañas a tu madre, y a mí la vida nunca me permitió tener un hijo. Créeme Ethan hubiera sido muy feliz con un hijo inteligente y esforzado como tú.
Y puso en su cara una adorable sonrisa y se apresuró para comer al lado mío mientras mirábamos la televisión.
Poco a poco nos convertíamos sin querer en una madre e hijo postizos, que se acompañaban en sus soledades.
Conforme transcurría la semana ya era común para nosotros cenar juntos, ver la televisión lo más cómodos tendidos en mi cama.
Me encantaba ir al trabajo sabiendo que él estaba en la casa. Cualquier intruso que estuviera espiando ya por lo menos veía que no estaba tan sola.
Y me encantaba cenar con él, preguntarle como le había ido en su día y el me preguntaba por mi trabajo. Me mostraba sus calificaciones y yo lo felicitaba por sus más que excelentes puntajes.
Me alegraban sus logros y sonreía feliz como si en verdad fuera mi hijo. Seguramente era lo mismo que sucedía cuando se adopta. Ese lazo que se forma entre madre e hijo es por el tiempo y compartir a diario. No es necesario que corra la misma sangre por las venas. El corazón solo se encarga de crear esa conexión tan importante.
Y me sentía tan bien con Ethan como hijo postizo que hasta dormía mejor. En cuanto apoyaba la cabeza no sabía más del mundo hasta el otro día. Tan pesado se volvió mi sueño que me costaba levantarme en las mañanas. Pero nada que no pudiera arreglar un buen café.
El jueves de esa semana lo invité a comer pastel en un lindo local para celebrar un examen muy importante para él, que suponía un porcentaje grande del semestre. Así que aceptó mi invitación encantado.
Esa tarde se vistió muy bien, era un joven encantador. Las muchachas de su edad se daban vuelta a mirarlo y yo le hacía gestos para que se diera cuenta. El solo se sonrojaba, o a veces no les prestaba atención.
Brindamos con un enorme batido de chocolate por su triunfo.
—Por el mejor doctor de esta ciudad. — le dije
Y él levanto su vaso y me mirada sonriendo.
En un instante noté que alguien entro al local y por el rabillo del ojo me di cuenta que miraba hacia nuestra mesa. Me di vuelta y ahí estaba Norman. Estaba vestido con su uniforme de policía y al parecer no era un buen día de trabajo, se veía más serio que de costumbre.
Pidió algo en el mostrador y luego se acercó a la mesa donde estábamos nosotros.
—Hola Jen, tantos días sin verte — dijo con tono serio
—Hola Norman, ¿cómo estás? — le dije
—No tan bien como tu parece. — dijo y miró a Ethan — ¿qué piensas regalarle a Betty?
Y recién ahí caí en cuentas que se aproximaba su cumpleaños.
—Por tu cara veo que estas tan ocupada, que ni te acordaste que el viernes es su cumpleaños, ósea, mañana. —dijo como molesto
—Quizás de verdad tiene muchas cosas que hacer, y su vida no gira solo en torno a sus amigos. —le dijo Ethan con mirada desafiante contra Norman.
Y Norman no ocultó su mirada de rabia contra Ethan. Cada vez entendía menos a este policía, que se creía para andar arruinando nuestra celebración.
—Estamos celebrando algo importante aquí Norman, y la verdad de lo poco que te conozco jamás he podido descifrar lo que piensas, solo puedo deducir que has tenido un mal día en el trabajo. Así que te pido que te retires y nos dejes alegres como estábamos. Soy bien capaz de elegir un regalo para mi amiga sin tu supervisión. — y lo miré seria para que se fuera.
Se dio la vuelta y se fue no sin antes dar un portazo.
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Divorciada y secuestrada
HorrorJennifer no pudo caer más bajo. Tras ocho años de matrimonio sin poderle dar un hijo a su marido él decide pedirle el divorcio tras enamorarse de una joven veinte años menor. Ella en un intento desesperado por restaurar su matrimonio, le ruega, le l...