Al ver cómo le sonreía y la miraba su propio hijo, lo abrazó y se largó a llorar desconsoladamente. Por muchos minutos no podía parar de llorar.
La decisión de darlo en adopción era terrible para ella. Porque por una parte fue concebido en la peor de las condiciones y por el peor de los padres, su sola existencia la hacía volver al pasado y revivir el horror. Pero, por otro lado, era una parte de ella misma que sentía que entregaba en manos extrañas. Sin saber como seria tratado, si seria amado o maltratado. Porque si algo le había enseñado la vida era a desconfiar. Sentía como si una parte de su propio ser estaba a punto de ser lanzado al olvido a su propia suerte; no era tan fácil para ella desentenderse de esa manera, con el amor natural que sentía por los pequeños.
Era un dolor físico que tenía en su corazón, al pensar que quizás no lo criarían con todo el amor necesario, con todo el interés necesario, para romper cualquier herencia maligna que recibiera de su padre. Y que no tuviera su mismo y triste final.
Norman al ver su desconsuelo, entendió la lucha que había dentro de su alma y le dijo.
— Ethan término muerto porque sus padres se dieron por vencidos, estaban más ocupados en sus negocios en lugar de luchar por su hijo. Pero tú sabes que te amo y que yo estoy dispuesto a luchar contigo. Esta vez no estás sola Jen — dijo Norman
— ¿tú crees que podemos luchar contra algo como eso, sí nace con un desorden como el de su padre? — preguntó Jen
— Mucho tiene que ver el amor y la crianza, además de no dejarse vencer con las terapias de ser necesario. Pero yo creo que la vida es justa Jen. Tú ya tienes más que pagada tu cuota de sufrimiento. De verdad no creo que la historia se repita. —dijo Norman
Entonces Jennifer comunicó a los padres adoptivos que no tenía el valor de separarse del pequeño, a pesar de la forma en que fue concebido. Le explicó, los desórdenes mentales del padre y se sinceró al decirles que solo una madre que sufrió tanto para tenerlo, podría tener el coraje de luchar contra algo así. Y los padres adoptivos entendieron.
Jennifer apoyada por Norman pudo poco a poco recuperarse de todo lo que le pasó. No fue para nada fácil, pero el carácter fuerte y constante de Norman, ayudaron mucho en el proceso. Y toda la paciencia que tuvo para esperar. Y tras un largo tiempo fue más fácil para Jennifer corresponder al amor a Norman por todo lo que significaba este hombre en su vida.
Retomaron su relación poco a poco, pero pasó mucho tiempo hasta que Jennifer se sintió nuevamente en confianza para entregarse en plenitud a Norman. De la forma en que quería demostrarle su amor.
Mientras tanto el pequeño iba creciendo, ya a los dos años de edad, Betty se espantaba de ver sus cabellos rubios, sus ojos celestes y esa misma forma de reír de Ethan.
Pero tanto Jennifer como Norman y todos quienes conocían la historia, estaban determinados a guiar al pequeño por la senda correcta, para que no siguiera los pasos de su padre y ganarle con cariño a la genética. Y entre terapias, grupos de apoyo y las luchas que vivían a diario ahora como familia.
No vieron venir un nuevo embarazo de Jennifer, pero esta vez de Norman. Y tuvieron una niña, que Jennifer insistió se llamara como la ex esposa de Norman. Pensaba que era lo menos que podía hacer con todo el amor que él le regalaba no solo a ella sino a su hijo. Y esa tenacidad por sobrellevar las cosas y salir adelante a pesar de todo.
Acordaron que el pequeño sería criado bajo la influencia de Norman, pues Jennifer quería que el pequeño adoptara su carácter y como figura paterna lo guiara por el camino de la rectitud. Y ella se encargaría de la pequeña, enseñándole a ser más fuerte y a no derrumbarse por un amor no correspondido.
Cuando llegó la difícil hora, de que el hijo de Ethan preguntara por qué no se parecía a ninguno de sus dos padres, le dijeron primero que estaba muerto. Y esperaron a que fuera un poco más mayor para contarle la historia de su concepción.
No fue fácil para el hijo de Jennifer asumir quien fue realmente su padre, pero Norman le dijo que al final uno es quien decide ser. Y que padre es el que cría, por tanto, él podía elegir ser como su padre Norman.
El joven al saber la verdad de su origen optó por seguir los pasos de su padre Norman y estudiar en la academia. Después de comprender el sufrimiento de su madre quería dedicarse a investigar y encontrar personas como su padre policía.
Y si en algo le servía la genética, era en su capacidad de análisis y en su obsesión por ver todos los detalles que lo convirtieron finalmente en un excelente investigador. Y en su lucha incansable por que su padre Norman se sintiera orgulloso de él.
La hija de ambos se enamoró de un compañero de su hermano y finalmente la familia terminó siendo de policías y gente de la ley.
Y Jennifer y Norman se sentaron en primera fila a ver como recibía su título su hijo. Y Jennifer fue feliz el día que entregó a su hijo en la iglesia a la joven de la cual se enamoró.
Y tuvieron nietos de ambos hijos, y su casa se llenó de pronto de pequeños.
Para Jennifer no era problema cuidar a todos al mismo tiempo, pues ese era su oficio, pero Norman a veces perdía la paciencia y los amenazaba con que los arrestaría y les mostraba su placa.
Y cuando se juntaban todos en los cumpleaños y en las navidades o cualquier época festiva, quien los viera no pensaría jamás, en como esa familia luchó por sobreponerse a la adversidad, y a aprender a amarse incondicionalmente.
A veces pensamos que la felicidad viene sola y que llega fácil, cuando vemos una pareja que se ama y que esta junta durante tantos años como lo estuvieron Jennifer y Norman.
Solo se cuentan los años, pero jamás las luchas.
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Divorciada y secuestrada
HorrorJennifer no pudo caer más bajo. Tras ocho años de matrimonio sin poderle dar un hijo a su marido él decide pedirle el divorcio tras enamorarse de una joven veinte años menor. Ella en un intento desesperado por restaurar su matrimonio, le ruega, le l...