La escena de la venganza Parte 14

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Me vestí con mis armas fatales y estaba ansiosa de estar de nuevo con Norman

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Me vestí con mis armas fatales y estaba ansiosa de estar de nuevo con Norman.

Llego y se notaba que se había esmerado en su ropa, de solo verlo daban ganas de darle mordiscos.

Me acerqué y disfruté de su perfume que me encantaba.

—Te encanta mi perfume al parecer — dijo él sonriendo

—Si, además de otras cosas — y lo miré sonriente

Nos pusimos a cenar y teníamos música romántica.

—Siento mucho haberme comportado como tonto esa vez Jen — dijo Norman

—Esta noche espero que me compenses eso Norman — y lo miré con deseo. Se rio mordiendo su labio inferior y sus ojos verdes brillaban como nunca.

Se levantó de la mesa y me saco a bailar. Esa noche que nos peleamos se quedó con las ganas de un baile romántico conmigo y lo complací. Nos movíamos lentamente al compás de la música, yo aprovechaba de sentir sus brazos, su pecho y su espalda, reconociendo con mis dedos y memorizando todos y cada uno de sus músculos mientras sentía su perfume y suspiraba.

El rosaba con sus dedos mis caderas y me hacía cosquillas que sacaban risitas de placer que le gustaban. Y tocaba mi espalda que el vestido dejaba desnuda.

—Tienes una piel tan suave Jen, me encanta —dijo Norman

Aun con mis zapatos de tacón tenía que ponerme de puntillas para alcanzar su cuello, y darme el gusto de dejar un rastro de besos.

Entonces él se inclinó para alcanzar mi boca y lentamente empezar a moverse en mis labios. Luego fue creciendo el deseo y me encantaba sentir su lengua juguetear.

Comenzó a excitarse y me levantó abrazándome por la cintura para llevarme al dormitorio, mientras me besaba con fuerza teniéndome en el aire, y me emocionaba sentir la fortaleza de sus brazos que me levantaban con tanta facilidad.

Y correspondía el beso con la misma intensidad, acariciando su pelo mientras nuestras lenguas combatían entre sí. Sacando gemidos y suspiros, hasta que nos faltaba el aire.

Me bajó y me giro para ver mi espalda, se puso de rodillas y levantó mi vestido.

—Mierda Jen este conjunto y tu trasero deberían ser un delito, —dijo completamente excitado. — lamento no haber traído mis esposas.

Y recorrió esa parte que tanto lo perturbaba con sus manos y con su boca dando pequeños mordiscos que me sacaban gemidos.

Luego se puso de pie y se quitó la ropa mientras yo me quitaba el vestido, él desnudo, y yo solo con el conjunto aprisionaba mi cuerpo contra el suyo mientras yo me giraba para alcanzar su boca.

El apretó mis senos con sus manos y tironeo la ropa para dejarme libre y seguir acariciando, mi cuerpo empezó a encenderse como nunca. Estaba disfrutando todo al máximo.

Con una mano estrujaba mis senos y la otra la metió en mi intimidad, que ya estaba completamente mojada.

—Mira cómo me tienes Norman — le dije mientras gemía y ya quería que arrancara mi ropa.

Pareció leer mi mente y de un tirón arrancó las bragas, y empezó a respirar sin control mientras me hacía sentir contra mi trasero que tenía su sexo completamente preparado.

—Sube a la cama Jen, sujétate del respaldo de espaldas a mi — y obedecí ansiosa por sentirlo

Entonces me sujete con fuerza del respaldo de mi cama quedando sobre mis rodillas y abriendo mis piernas para él.

Se acercó a mí y acarició mi espalda antes de apretar mi cintura con una mano y con la otra introducir su sexo en mi por completo. Luego con la otra sujetó con fuerza mi hombro para profundizar su empuje y lancé un gran gemido de placer.

—Ay Jen— dijo agitado con voz profunda — ¿te gusta así?

—Si Norman, sigue no pares — logré decir entre gemidos

Y con sus brazos me sujetaba y su sexo llegaba hasta tocar mi vientre cada vez más rápido y más fuerte, y la intensidad del fuego dentro de mi crecía con cada embestida y solo quería más.

—Si amor, me encanta —las palabras salían solas de mi boca y ya no eran solo gemidos

—por favor, quiero hacerlo más duro — me suplicó desesperado

—Si mi amor no te detengas —y mis gemidos eran cada vez más grandes, mi cuerpo temblaba sin control, y se escuchaba como chocaban nuestros cuerpos. El sonido de la carne contra la carne y ambos estábamos completamente descontrolados; jamás sentí placer en esa intensidad.

Nuestro sudor corría por nuestros cuerpos y se mezclaba con nuestro roce, y mientras me aferraba con fuerza al respaldo de la cama. Él profundizaba sus movimientos y la cama se remecía, me enloquecía su fuerza y la intensidad con que me tomaba, y más aún sentir sus gemidos tan fuertes y poderosos como su sexo que me llenaba por completo. Era una experiencia extraordinaria, se sentía tan bien perder el control de esa manera.

En un momento sentía que el fuego y su fortaleza me desbordaba y parecía desfallecer mi fuerza, entonces el sujetó mi cuerpo con ambos brazos al darse cuenta que estaba llegando al clímax.

—Así mi amor, acaba para mi quiero sentirte — dijo con voz grabe y me embestía con la misma fuerza que me sujetaba hasta que de mi boca salían solas las palabras y los gemidos transformados en gritos de placer.

—¡Ya no puedo, no puedo más! — y un grito salió desde el fondo de mi mientras mi cuerpo convulsionaba en sus brazos por la explosión de mi vientre, y al mismo tiempo el acaba dentro de mí también gritando, desahogando toda la energía que le quedaba.

—¡dios Jen! —y caímos sobre la cama ahogados con nuestra propia respiración. Y en risas de felicidad.

Me di la vuelta para abrazarlo y no sé en qué momento se metió a mi casa David, no sé cuánto tiempo llevaba parado ahí mirando. Estaba paralizado, traía un ramo de flores y sus ojos estaban con lágrimas.

Creo que jamás imaginó que otro hombre pudiera desearme y hacerme enloquecer en la cama de esa manera.

No pude sentir piedad por él, en eso mentiría, solo me recosté sobre el pecho de mi sexy policía mientras lo seguía mirando sin decir nada. Sin entender para qué diablos estaba ahí.

—¿Y este quién es? —preguntó desconcertado Norman

—No es nadie, seguro se perdió de casa — dije y me puse a besar a Norman para que David se largara de una vez.



Divorciada y secuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora