Ethan en la casa Parte 9

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Me bajé temblando todavía y entré en estado de shock a la casa y pegué un grito al ver a Ethan en la cocina

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Me bajé temblando todavía y entré en estado de shock a la casa y pegué un grito al ver a Ethan en la cocina. Me había olvidado que le di una copia de la llave de la casa y hoy empezaba a trabajar.

—¿Que pasa Jen la asusté? Entré por un poco de jugo. —dijo Ethan

—No te preocupes se me olvidó que hoy empezabas y no es tu culpa estoy un poco alterada porque casi choqué, discúlpame tú por haber dado ese grito — le dije

—¿Está bien, esta herida? — dijo preocupado

—No, estoy bien, solo es el susto no te preocupes. — le dije a Ethan

Entonces el corrió a prepararme una infusión de manzanilla, y me dijo que me recostara un rato que con eso se me calmarían los nervios. Era lo que le daba a su mamá.

Me tendí en la cama y me alegré de que estuviera Ethan. Me dio la tasa y me cubrió con una cobija. Yo lo miraba y lo imaginaba haciendo lo mismo por su mamá.

—¿Estuviste todo el día aquí? — le pregunté

—Si avance bastante — me dijo

—¿Ya comiste? ¿Tienes hambre? — le pregunté

—No he querido parar para avanzar más — me dijo

—Se me antoja una pizza, ¿por qué no me acompañas a comer un poco antes que te vayas a descansar? — le dije

—Claro, me encanta la pizza. — me dijo sonriente

Llamé al delivery y a los minutos estábamos comiendo y viendo un programa cómico.

Lo observaba mientras comía y se reía, y a pesar de su altura y su físico que en los jóvenes de ahora no sé porque es tan desarrollado, se veía como un niño más. Y seguía sin entender porque su madre lo alejó. No me imagino la pena que debe haber sentido como hijo.

Su infusión de manzanilla funcionó, después de comer me quedé dormida profundamente y no me di cuenta en qué momento se fue.

Desperté cuando ya era de noche y pensaba si la patrulla que me seguía era de Norman.

El tema se estaba tornando cada vez más preocupante.

Comencé a buscar mi ropa para dejarla lista para el otro día, pero no encontraba un conjunto de ropa interior. De hecho, era mi favorito, porque era muy bonito y además cómodo. Fui a ver si estaba en el canasto de la ropa sucia y nada. Por más que lo pensaba no podía recordar donde lo dejé.

Luego me conformé con otro similar y lo dejé junto a mi ropa.

Sali afuera a ver lo que había avanzado Ethan y aunque no había tanta luz ya estaba tomando una forma distinta la fachada. Y de verdad que avanzó mucho. A este ritmo pronto mi pequeña casa se vería más bonita.

Tomé la botella de agua de mi velador y me puse en la boca mi pastilla para dormir que me tenía recetada el doctor.

Alcancé a ver una película y me dormí.

A media noche me despertó unos dolores en el estómago muy fuertes y tuve que correr al baño a vomitar.

Esta vez sí que era cierto que estaba enferma. No me podía parar del escusado, tire toda la pizza y creo que hasta el desayuno. Me sentía fatal.

Me levanté para lavar mi boca de la sensación asquerosa y me recosté en mi cama. Los dolores seguían. Y después de una media hora traté de tomar un poco de agua a ver si esto limpiaba mi estómago. Pero ni el agua podía retener, en segundos solté todo lo que tenía en mi estomago por el baño de nuevo.

Trataba de pensar que me había caído mal. Según yo todo lo que lleve al colegio estaba fresco y la pizza no tenía nada de extraño.

Esa noche prácticamente no dormí entre los dolores y quedar mi estómago totalmente vacío.

Amaneció y me sentía la mujer más miserable, era un trapo sin valor sobre la cama. Y tuve que llamar al colegio para explicar que algo me había sentado mal y que tuve una maratón de vómitos. Estaba demasiado débil para trabajar.

La directora me dijo que no me preocupara, que había otros niños igual con síntomas de vómitos y diarrea, así que lo más probable es que por mi contacto con ellos me contagié.

Me dijo que volviera en cuanto me sintiera mejor.

De pronto escuché afuera a Ethan, ya estaba sacando del cobertizo las cosas que usaba para lijar y pintar, me vio en la ventana y me saludó sonriente.

Cuando se dio cuenta que ya pasó la hora en que me iba a trabajar tocó la puerta y le dije que pasara.

— Hola Jen ¿cómo está? Veo que no ha ido a trabajar— dijo Ethan

— Hola Ethan, creo que tengo un virus o algo así. Me pasé toda la noche vomitando — le contesté

— Se ve en su cara y sus labios que está deshidratada; ¿ya sabe qué virus tiene? — me preguntó

— no recuerdo el nombre, pero varios niños de mi colegio están en las mismas condiciones, no creo que sea bueno que te acerques Ethan te vas a contagiar — le dije

— no se preocupe, voy a salir a la farmacia por suero y una mascarilla, con eso se sentirá mejor — dijo Ethan

— No es necesario que te molestes de verdad.

— Solo descanse, yo haré que se sienta mejor — y salió para la farmacia

Al rato volvió con guantes quirúrgicos, mascarilla y una jeringa con bolsas de suero.

— Pero Ethan tu necesitas dinero, dime cuánto gastaste para que te lo devuelva — le dije

— Claro después se lo incluyo cuando termine el trabajo. Pero de todas formas hacer esto me sirve de práctica, no se preocupe tengo habilidad para inyectar, la gente nunca se queja de que le causo dolor. De hecho, otra forma de ingreso es ir a las casas a inyectar remedios a las personas mayores — dijo Ethan

— ¿Entonces estudias medicina o algo parecido? — le pregunté

— Sí estoy en mi segundo año de medicina, créame que colocar una inyección para suero es lo más sencillo que hay — dijo Ethan

Divorciada y secuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora