Otro escape fallido Parte 22

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Me recosté con mi bata acurrucándome con la almohada

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Me recosté con mi bata acurrucándome con la almohada. Suplicaba en silencio que me dejara dormir en paz al menos esta noche. Mi cuerpo no resistía más dolor, al menos no sin un poco de descanso, me desesperaba la sola idea de que quisiera tocarme de nuevo y apretaba mis mandíbulas por no gritar.

Ethan se duchó y se acostó cerca de mí.

—Jen, ¿estás despierta? — me preguntó y mantenía mis ojos cerrados —te acabas de acostar sé que no estas durmiendo contéstame.

No quería abrir mis ojos, solo quería desaparecer, salir de ahí, aunque fuera muerta, pero salir. Y luchaba por que las lágrimas no se escaparan por mis ojos para que me dejara en paz.

Me azotó para que abriera mis ojos y me acurruqué más, no quería que me tocara.

—¡Jen te estoy hablando! — levantó la voz molesto — ¡mírame te he dicho!

—¡Ya déjame en paz por favor! —me puse a sollozar mientras apretaba con fuerza la almohada, no pude aguantar mas el torrente de dolor que salía por mis ojos.

—Vi la sangre en el baño. ¿Te lastimé mucho? — preguntó como si realmente le importara.

No contesté, el cómo un estudiante de medicina casi titulado sabía perfectamente el nivel de heridas que me causó y lo hizo a propósito.

No sé cómo logré dormirme, pero me desperté como una muerta en vida. Si antes me afectó el trato de David, esta situación que se veía sin remedio me desbordaba en lo mas profundo de mi espíritu, no tenía forma de convencerme a mi misma que todo saldría bien de alguna mágica manera.

Habían pasado tantos días y nadie me encontraba, quizás nadie me estaba buscando. A lo mejor después de tanto tiempo ya me daban oficialmente por muerta. Y después de una vida así, en realidad lo estaba. Lo único bueno que me pasó en la vida había sido Norman y hasta él me decepcionó.

Seguro se repetía la historia de mi ex esposo, siempre me cambiaban por alguien más joven. Y seguían con sus vidas mientras yo me hundía en la miseria. Y esta vez el olvido sería eterno, Ethan me hundiría en el abuso, en la locura y finalmente en la muerte, el final con un psicópata no podía ser otro.

Sentí que Ethan se levantaba y bajaba seguramente a la cocina y como no estaba atada revisé en todos los cajones y encontré los medicamentos con los que me sedaba, así que decidí escapar para siempre de mi miseria.

Tomé una jeringa y saqué rápido el líquido, no tenía idea de la dosis, pero para cerciorarme la saqué toda y había otras pastillas; me inyecté todo y tomé las pastillas también. No permitiría más que me hicieran sufrir de esa manera, escaparía, aunque fuera muerta, pero me iría de ese maldito lugar.

Me volví a acostar y en poco tiempo sentí que la inyección hacia su efecto, me sentí conforme por lo menos de irme dormida de este mundo. Y por fin descansar de todo esto.

Divorciada y secuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora