Los chicos se fueron para Daegu a mediodía y yo pasé a la residencia a recoger mis cosas. Había empacado dos cambios de ropa y el computador para hacer los trabajos que tenía pendientes. Me dirigí al apartamento y tan pronto abrí la puerta, un perro gigante y otro muy pequeño y peludo saltaron sobre mí y me recibieron afectuosamente. Bam era de Jungkook y Yeontan de Taehyung. Dejé mis cosas en la habitación de Seokjin, como acostumbraba y entré a la habitación de Jungkook. Solo había estado ahí un par de veces, porque mi relación con él no era muy cercana. Hablábamos y nos llevábamos bien, pero no se podía decir que fuéramos amigos. Yo no me acercaba mucho a él porque me ponía nerviosa y temía que se diera cuenta de mis sentimientos hacia él. Además, estaba Seokjin, era muy celoso y no quería ser la causa de que su amistad y la banda se arruinaran. El olor del perfume de Jungkook flotaba en el aire y yo respiré profundo, otra vez sintiéndome demasiado poca cosa para él. Nadie sabía quién era yo, y menos aún, él. No había hablado de mi pasado con nadie más que con Hyungsik, solo él sabía de dónde venía yo y no le diría ni una palabra a nadie, porque eso nadie debía saberlo. Mi vida había empezado el día que había llegado a Seúl, no quería ni recordar lo de antes, lo de antes era demasiado doloroso, demasiado triste y demasiado traumático en muchos aspectos. Caminé hacia la ventana y admiré los altos edificios de la ciudad que se alzaban a mi alrededor, estaba muy lejos del lugar donde había nacido y muy lejos de la persona que era antes de llegar ahí. Bam llegó a mi lado y me senté en el suelo para poder acariciarlo.
—Si tu papá supiera lo que me hace sentir —le dije.
Me hacía sentir cosas tan hermosas, me hacía soñar despierta y eso no era bueno, no era lo mejor, no me convenía. El amor no era para mí, alguien con mi pasado no lo merecía y menos viniendo de un ser tan puro como él. Se merecía a alguien intacto, no a alguien tan roto y lleno de traumas y problemas, alguien que tuviera algo que ofrecerle, porque yo no tenía nada, nada más que el inmenso amor que sentía por él y eso no era suficiente. Además de eso, había una razón por la que yo había llegado hasta ahí, no podía olvidar mi objetivo y menos todavia por haberme enamorado.
Antes de que oscureciera, saqué a pasear a Bam y Yeontan, los llevé a un parque que quedaba frente al edificio y di vueltas por ahí, mientras pensaba y pensaba en que tenía que ocultar mis sentimientos. Al regresar les di de comer y me dispuse a adelantar mis trabajos.
Dormí las dos noches en la cama de Seokjin, que estaba tan llena de recuerdos. El domingo por la tarde, ya tenía todo listo para irme en cuanto los chicos llegaran, y estaba sentada en la sala cuando Jungkook llegó. Bam estaba a mi lado y al verlo salió corriendo a saludarlo efusivamente.
—Ya, Bam —le dijo, con paciencia—. Hola, Nat.
Levanté la vista y le sonreí.
—Hola, Jungkook. ¿Cómo les fue?
Se agachó para acariciar a Bam sin dejar de mirarme.
—Bien, muy bien en realidad.
—Me alegra oír eso. ¿Y los chicos?
Pareció incomodarse un poco.
—Ellos... están guardando el auto.
—Ah.
No sabía qué más podía decirle, pocas habían sido las veces que habíamos estado a solas, como en esos momentos y me incomodaba demasiado porque sentía que podía ver que estaba loca por él y no debía saberlo.
—Nat —murmuró.
—Dime.
—¿Es cierto que terminaste con Jin?
No esperaba en absoluto eso, Jin le contaba todo a sus amigos, ¿Cómo no iba a saberlo Jungkook que vivía con él y era su mejor amigo?
—Sí, es verdad —le respondí—. Nosotros... no nos entendemos muy bien.
—Él está un poco triste por eso.
¿Y si lo había mandado a tratar de convencerme de que regresara con él? Eso parecía, tenía que dejar en claro que no lo lograría.
—Jungkook... ¿puedo contarte un secreto?
Asintió y se acercó varios pasos hasta estar a un metro de mí.
—Claro.
—Yo no estoy enamorada de Jin.
Pareció sorprendido.
—Eso quiere decir que... estás enamorada de alguien más.
—Sí, pero esa persona no lo sabrá nunca.
—¿Hyungsik? —preguntó en un susurro, después de echar una breve mirada a la puerta.
Negué con la cabeza.
—No, es mi mejor amigo y no puedo verlo con otros ojos.
Me miró a los ojos y asintió.
—No sé quién sea, pero creo que... es afortunado, eres una buena persona, Nat.
Quería llorar porque él pensaba que yo era una buena persona. No, mi amor, no creo que lo sea en realidad, pero gracias por pensar eso de mí. Le sonreí.
—Gracias.
—Es lo que pienso.
En ese momento, los chicos llegaron haciendo mucho ruido. Hyungsik fue el primero en entrar y se quedó mirándome con el ceño fruncido.
—Gracias por quedarte con Bam y con Tan —dijo Jungkook, y se alejó un par de pasos.
Le sonreí.
—No hay de qué, cuando necesiten no duden en decírmelo.
Fui a saludar a los chicos y escuché su resumen de lo ocurrido el fin de semana, un rato después, salí con Hyungsik y nos dispusimos a regresar a la residencia donde vivíamos. Estábamos esperando el ascensor cuando llegó Jin, corriendo.
—Nat —me llamó.
Me giré para mirarlo.
—Dime.
—¿Podemos vernos mañana?
—Tengo clases casi todo el día.
—No, no... en la noche.
—Ah, sí, no hay problema.
Sonrió y se acercó para darme un beso en la mejilla. Entré en el ascensor con Hyungsik, que por alguna razón, estaba muy serio.
—¿Te pasa algo, Hyungie? —pregunté. Desde que había llegado apenas y había dicho un par de frases y eso era inusual en él, además estábamos acostumbrados a contarnos todo.
—Nada —respondió, sin mirarme.
Estiré mi mano para tomar la suya.
—Algo te pasa y lo sé. Sabes que puedes contarme lo que sea.
—Hay algo que no puedo contarte.
—Me asustas.
—Algún día lo sabrás.
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Winter sunrise in Seoul - PHS
FanfictionNatalie Swind es una estudiante de intercambio en una importante universidad de Seúl. Nunca habla de su pasado y rara vez menciona el lugar de donde viene porque para ella, todo empezó el día que llegó a la capital de Corea. Solo su mejor amigo, Par...