SIETE

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Subía en el ascensor hacia el apartamento donde vivía Jungkook casi con el corazón en la garganta. Esperaba que alguno de los chicos estuviera, para no estar a solas con él y ponerme en evidencia. No era muy buena escondiendo mis sentimientos y no quería que se diera cuenta de que me había enamorado de él como una estúpida. Salí del ascensor, caminé hacia la puerta y toqué el timbre. Me abrió casi en seguida. Tenía un buzo gris muy ancho que le quedaba muy bien, unos pantalones negros y estaba descalzo.

—Hola, Nat —saludó.

—Hola, Jungkook —le respondí.

Se hizo a un lado para dejarme pasar, yo entré y en seguida me di cuenta de que no había nadie más.

—¿Y los chicos? —pregunté.

—Jin y Tae están en el ensayo de una obra de teatro en la que van a participar, y Jimin está en una cita no sé con quién.

Jimin como siempre, actuando como playboy.

—Bueno... parece que estamos solos entonces.

Jungkook asintió.

—¿Quieres algo de beber o de comer? ¿O ambas cosas?

—Un vaso con agua estaría bien.

—¿Segura?

Asentí.

—No te preocupes. Almorcé con Hyungsik antes de venir.

Asintió y se fue a la cocina a servirme un vaso con agua y también sacó un paquete de dulces para él.

—¿Puedo comentarte algo sin que te ofendas? —preguntó.

—¿Por qué me ofendería?

Me entregó el vaso con agua y nos sentamos juntos en la mesa del comedor.

—No sé, pero puede pasar.

—Mejor dime y ya vemos si me ofendo o no.

Sonrió y abrió la bolsa de los dulces.

—A veces creo que le gustas a Hyungsik.

Más que ofenderme, me dio risa.

—¿En serio?

Asintió.

—Sí. Por ejemplo ayer, cuando te dije que me ayudaras con esto, ¿oíste lo que dijo? Como si le molestara. Y cuando estabas en una relación con Jin, se quejaba todo el tiempo de la forma en que él te trataba. No sé, pero no me parece muy normal.

En realidad, no me había detenido a pensarlo, tal vez porque nunca lo había visto como más que mi mejor amigo. Antes de conocerlo a él nunca había tenido amigos, por eso era tan importante para mí. No quería ni pensar en que él me viera de otra forma, porque no quería perder su amistad.

—Seguro es impresión tuya —le dije—. Y si es verdad no creo que me lo diga.

—Él sabe mejor que nadie que tú estás enamorada de alguien más.

—Es cierto, pero no porque se lo dije, se dio cuenta solo.

—Te conoce bien. Admito que me gustaría saber de quién estás enamorada.

Pues eres tú, pero es mejor que sigas sin tener idea.

—Esas cosas es mejor no saberlas.

Le di un sorbo al agua y traté de no mirarlo, porque me parecía que podía darse cuenta de que era él. Él se dedicó a comerse los dulces, uno tras otro mientras yo terminaba el vaso con agua.

—¿Empezamos? —pregunté.

—Sí.

Comencé a preguntarme si era posible que alguien se olvidara de su lengua materna, pues desde que había llegado a Seúl, era muy poco el inglés que hablaba y algunas palabras se me estaban olvidando. Ayudarle a Jungkook me sirvió para repasar un poco y de paso poder estar cerca de él. No pensaba en hablarle nunca de mis sentimientos, me conformaba solo con estar cerca de él y eso era todo. Cuando terminamos era casi de noche.

Winter sunrise in Seoul - PHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora