DOCE

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Abrí la puerta de la habitación de Hyungsik y lo encontré muy concentrado haciendo un dibujo. Estaba sentado en el suelo, con la espalda recostada contra el sofa, descalzo y con el block apoyado sobre la rodilla. Siempre me había gustado mirarlo cuando estaba concentrado, en su propio mundo y no se daba cuenta de lo que estaba a su alrededor. Siempre fruncía el ceño o se mordía suavemente el labio inferior. Era increíble llegar a conocer tanto a alguien que ya sabes cómo se comporta y todo lo que hace en cada situación. Ahora que ya sabía lo que sentía por el, pensaba en lo grandes que eran mis sentimientos y me sentía muy tonta por no darme cuenta de eso antes. Cerré la puerta y me acerqué. No se dio cuenta de que habia llegado hasta que me senté a su lado, entonces levantó la vista del block y me sonrió.

—Nat.

Le sonrei también.

—Hyungie.

Me fije en lo que estaba dibujando en el block, era un dibujo de mi, un retrato demasiado fiel de mi rostro. Hyungsik dibujaba muy bien, ese era otro de sus muchos talentos.

—Espero que me haya quedado al menos un poco parecido a ti —dijo.

Me acerqué y le di un beso en la mejilla.

—Quedó mucho mejor de lo que soy.

Se puso serio.

—Tu eres hermosa, Nat, y el que diga lo contrario es porque esta ciego.

Suspiré. Nunca me habia considerado bonita, ademas todo lo que habia vivido me habia hecho pensar que realmente no era cierto. Lo mire a los ojos un momento antes de besarlo. Cada vez que lo besaba, sentía como si el mundo se detuviera, mi corazon latía mas rapido, era como tocar el cielo.

—¿Tienes algo que hacer? —pregunté.

—Faltan dos horas para ir a ensayar con los chicos.

—Si quieres podemos hacer algo mientras tanto.

—Alcanzamos a ver una pelicula.

Un rato más tarde estábamos acostados en la cama viendo love Rosie por enésima vez. A ambos nos gustaba esa película, y la habíamos visto juntos muchas veces, aunque no de la manera en que la estábamos viendo en ese momento. Es decir, dándonos besos cada pocos minutos, además yo tenía la cabeza recostada en el pecho de Hyungsik y él me acariciaba el cabello suavemente con los dedos.

—¿Por qué los chicos y tú han ensayado más veces esta semana de lo acostumbrado? —pregunté.

—Tenemos una presentación el próximo fin de semana, fuera de la ciudad.

—No me habías contado.

—Quería decirte que vinieras conmigo, pero no estaba seguro.

—¿A dónde es?

—Es en Busan. Deberías venir, hay mar y yo sé que todavía no conoces el mar.

—Me gustaría ir.

Me dio un beso en la mejilla y entrelazó sus dedos con los míos.

—Y a mí me gustaría que me acompañaras

Sonrió y estiró el brazo para buscar en el primer cajón de la mesa de noche. Sacó una bolsa de tela, la abrió y puso sobre la palma de mi mano una pulsera plateada.

—La compré hace un tiempo, pensaba dártela cuando te hablara de mis sentimientos.

Miré el brillante objeto y sonreí.

—Gracias, Hyungie.

Sonrió y me dio un beso en la mejilla.

Más tarde, estaba esperando a que saliera de su ensayo con los chicos, mientras adelantaba parte de una maqueta con Namjoon, Hoseok y Yoongi.

—Nosotros también vamos a ir a Busan —comentó Hoseok, mientras recortaba unos trozos de cartón.

¿Y si a Ji Soo se le ocurría ir también? Esperaba que no, no sabía cómo hacer para que comprendiera que Hyungsik no quería estar con ella. Estaba un poco obsesionada y me preocupaba mucho mucho reaccion si de daba cuenta de que teníamos una relación. Lo nuestro debía seguir siendo un secreto, al menos por un tiempo.

—¿Crees que Hyungsik tarde mucho? —preguntó Namjoon, mientras terminaba de dibujar el boceto de la maqueta en una hoja de papel.

—Espero que no.

Como pasábamos tanto tiempo juntos, era extraño no estar al lado de él. No tardó mucho en llegar, por suerte. Nos dedicamos a terminar esa maqueta hasta que se hizo tarde. Mi celular sonó y tuve que salir a contestar.

—¿Sí? —pregunté.

—Natalie —mi padre, otra vez. Pensé en colgarle de una vez, sin siquiera escucharlo— tengo que hablar contigo con urgencia.

—Tú y yo no tenemos absolutamente nada de qué hablar.

—Tienes que escucharme, tienes que perdonarme.

—Vete olvidando, porque lo que me has hecho no te lo puedo perdonar.

Le colgué. Me ponía mal hablar con él, me traía malos recuerdos. No podía dejar de odiarlo, había sido el culpable de todas mis desgracias. Cuando me giré con la intención de regresar a la habitación, me encontré con Ji Soo.

—Hola, Nat —saludó.

—Hola —fingí una sonrisa

—¿Mi hermano está aquí?

Asentí.

—Yoongi no se ha ido todavía.

—¿Tú también vas a ir a Busan el otro fin de semana?

Asentí de nuevo.

—Sí.

Sonrió.

—Yo también. Tengo una sorpresa preparada para Hyungsik cuando estemos allá. Le va a encantar, lo sé.

Winter sunrise in Seoul - PHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora