Natalie Swind es una estudiante de intercambio en una importante universidad de Seúl. Nunca habla de su pasado y rara vez menciona el lugar de donde viene porque para ella, todo empezó el día que llegó a la capital de Corea. Solo su mejor amigo, Par...
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Llamé a la puerta, pero no recibí respuesta, así que abrí y me encontré con que Hyungsik se estaba tomando una foto frente al espejo. Se suponía que esa noche íbamos a irnos de fiesta. No solíamos hacerlo tan seguido, pero cuando lo hacíamos, era inolvidable. Me quedé observándolo con atención, pues no había notado que había llegado. Me gustaba como se veía de perfil, y me fijé en lo atractivas que eran las facciones de su rostro. Sacudí la cabeza para dejar de observarlo como estúpida, porque me estaba dando cuenta de que en cuatro años que habían pasado desde que nos habíamos conocido, no lo había mirado con real atención. Siempre estaba mirando a otros chicos, pero no me fijaba realmente en el que pasaba más tiempo a mi lado.
—Hola, Nat —me saludó. Guardó el celular en el bolsillo y me miró.
Le sonreí.
—¿Listo?
Asintió y se miró una vez más en el espejo. Guardó la billetera y salimos juntos.
El bar estaba bastante lleno y más de la mitad de los que estaban ahí, estudiaban en la misma universidad que nosotros. Localicé a Yoongi, sentado en una mesa junto a Namjoon y Hoseok. Allí también estaba Ji Soo, la hermana de Yoongi. Ella estudiaba diseño, y estaba locamente enamorada de Hyungsik. Pero él no hacía más que ignorarla, cuando la veía se escondía y en la medida de lo posible, no le hablaba. Nos acercamos a donde estaban.
—Hola, chicos —saludé.
—Yo dije que prefería quedarme en casa durmiendo, pero ustedes insistieron —se quejaba Yoongi, acto seguido se cruzó de brazos y me miró—. Hola, Nat.
Me iba a sentar junto a Namjoon, pero Hyungsik se me adelantó, para no sentarse al lado de Ji Soo. Ella era muy bonita, era de esas que con solo verlas, tu autoestima queda completamente destruida, por eso no entendía por qué Hyungsik no la soportaba. Ella le sonrió y lo miró parpadeando rápidamente.
—¿Qué van a beber? —preguntó Namjoon.
—¿Quieren soju? —preguntó Hoseok.
Asentí. No me gustaba mucho el soju, pero era lo que había, además bebería poco, ese día no planeaba emborracharme hasta perder el sentido como solía hacer.
Hoseok sirvió dos copas del licor. Bebí un sorbo corto al mismo tiempo que Hyungsik.
—¿Bailamos? —le preguntó Ji Soo a Hyungsik.
Él negó con la cabeza de inmediato.
—Sí. No es muy bueno bailando, pero no creo que le pongas problema a eso —intervine.
Hyungsik me miró con los ojos muy abiertos. Ji Soo sonrió, de oreja a oreja y extendió su mano. Muy en contra de su voluntad, Hyungsik tomó la mano que ella le ofrecía y me dirigió una mirada de disgusto. Le guiñé el ojo y sonreí.
—Le he dicho mil veces que deje de perseguir al pobre Hyungsik, y no me hace caso —dijo Yoongi y después bebió todo el contenido de su copa de soju.
