Era horrible descubrir de repente que todo lo que has hecho en la vida es decirte mentiras a ti mismo. Sentí que la verdad me golpeaba fuerte, justo en la cara. Había estado enamorada de alguien por años sin darme cuenta. Hyungsik... mi Hyungie, mi mejor amigo. Había estado ahí siempre, justo en frente de mí y yo había preferido mirar para otras partes y fingir que estaba enamorada de otras personas por las que realmente no sentía nada. No, ¿Cómo era todo eso siquiera posible? No podía haberse enamorado de mí, ¿Cómo iba a amarme cuando él era el único que lo sabía absolutamente todo sobre mí? Le había contado la horrible historia una tarde que caminábamos por la orilla del río Han.
—¿Por qué nunca me has hablado de tu familia, Nat? —preguntó Hyungsik y se detuvo para mirarme.
Me pregunté a mí misma si confiaba lo suficiente en él como para decirle todo. ¿Por qué no iba a hacerlo? Habíamos estado juntos casi cada día durante más de un año, no pasaba nada si le contaba más sobre mí.
—Mi madre murió cuando yo nací, así que crecí con mi padre y mi abuela. Mi abuela también murió cuando tenía diez años —fue la respuesta que le di.
Se acercó un poco más, como si tratara de averiguar algo. Sus hermosos ojos se fijaron en los míos.
—Puedes contarme cualquier cosa, lo que sea.
—No puedo contarte todo. Si te contara lo otro... no sé qué pensarías de mí.
Me tomó de la mano y sonrió.
—Nat... yo nunca podría pensar nada malo de ti. Ni aunque me digas que has cometido delitos terribles.
Ay Hyungie... tal vez eso cuente como un delito.
Tomé aire y lo miré a los ojos, decidida a correr el riesgo de perder al único amigo que había tenido en toda mi vida, a la única persona que tenía en el mundo.
—Mi padre se hizo alcohólico y adicto al juego después de la muerte de mi abuela. Pasaba las noches en el casino, apostando cualquier moneda que cayera en sus manos. Nunca tuvo suerte en eso, pero no dejaba de hacerlo, hasta que se endeudó. El hombre con el que contrajo la deuda, esperó hasta que se hiciera más y más grande para poder cobrársela. Una noche llegó a casa con dos hombres más... y golpearon a mi padre en frente de mí. En ese entonces tenía catorce años y a pesar de que mi padre llevaba mucho tiempo sin estar realmente conmigo, no quería que nada malo le sucediera porque era mi única familia. Ese hombre me dijo que le perdonaría la vida a mi padre si yo hacía algo. Viendo a mi padre ahí todo cubierto de sangre, le dije que sí, que haría lo que fuera, pero que lo dejara vivir.
Para ese momento, me estaba costando respirar. Los recuerdos de ese día seguían en mi mente como si hubiera sucedido ayer. Casi podía sentir las manos de John Smith tocándome por todas partes y me daban ganas de vomitar. Me estaba muriendo del asco, pero ya había empezado, tenía que contar esa historia hasta el final. Continué.
—Tuve que acostarme con él, en frente de mi padre y de los otros dos hombres. Cuando terminó, también tuve que hacerlo con ellos... él decía que si decía que no, mataría a mi padre de inmediato. No pasó solo esa vez, en realidad, cada cierto tiempo volvía, amenazaba con matar a mi padre y yo tenía que dejar que hiciera lo que quisiera conmigo. No quería seguir haciéndolo, pero no había nada que pudiera hacer para que no sucediera más. No tenía a dónde ir, nadie con quién contar y tenía miedo, porque mi padre siempre decía que si yo en algún momento me negaba a estar con ese hombre y a él lo asesinaban, no sería más que mi culpa. Cuando tenía diecisiete años, quedé embarazada. Intenté suicidarme tomándome un frasco de pastillas porque no quería tener un hijo de alguien a quien odiaba con toda mi alma. Por desgracia, no morí, me llevaron al hospital y me salvaron. Por suerte, ese hombre tampoco quería tener un hijo conmigo, así que arregló todo para que me hicieran un aborto. Un tiempo después, descubrí que había hecho un negocio con mi padre. Le dio dinero por mí, tenía toda la intención de seguir usándome como hasta ese momento. Una noche intenté matarlo, poniéndole veneno para ratas en un vaso de jugo, pero para mi desgracia, no murió y después de recuperarse, viajó a Corea a buscar a su esposa e hijo, que lo habían dejado años atrás. Le robé a mi padre el dinero que le había pagado por mí y lo junté con otro más que había ido tomando de la casa de ese hombre cada que podía. Vine aquí persiguiéndolo, pensando en vengarme y quitarle toda posibilidad de ser feliz como había hecho él conmigo.
Hyungsik me abrazó y yo estuve llorando contra su pecho durante mucho tiempo. Ni siquiera podía abrir los ojos, solo me preguntaba cómo era posible que no le diera asco tocarme, yo sentía mucho asco de mí misma todo el tiempo solo con pensar en la cantidad de veces que me había acostado con John Smith en todos esos años.
—Lo siento tanto, Nat —dijo, mientras pasaba su mano por mi cabello—. Nunca he podido entender porqué las mejores personas tienen que pasar por las peores cosas.
—Yo no soy una buena persona, Hyungie. Toda esta mierda que he vivido, me la merezco.
—Ni siquiera lo pienses. Nadie y mucho menos tú, merece algo así.
—No quiero que nadie sepa de mi pasado.
—Puedes estar segura de que de mi boca no saldrá ni una sola palabra.
—¿Todavía quieres seguir siendo mi amigo?
—Ahora que ya conozco tu historia, todavía más que antes. Gracias por contarmelo, Nat, aunque sé que debe ser demasiado doloroso para ti, pero no estás sola, yo estaré contigo siempre.
—No sé cómo puede existir en el mundo alguien tan bueno como tú, Hyungie y lo único bueno que me ha pasado en mi maldita y condenada vida, ha sido encontrarte a ti.
Dejó de abrazarme para mirarme a los ojos, mientras muy suavemente, me limpiaba las lágrimas.
—Te quiero, Nat, mucho, y no me importa lo que haya pasado antes de que nos conociéramos. Solo quisiera poder hacer que olvides que eso te pasó, para que no vuelvas a sentirte mal por eso, para que deje de doler.
Lo abracé de nuevo, por fin tenía algo que agradecerle a la vida, que nos hubiera juntado.
◇◇◇
Otra vez en el presente, en la terraza de ese edificio, miré a Hyungsik estando segura por primera vez de que era él la persona de la que había estado enamorada siempre. Iba a decirme algo, pero todo lo que yo quería era averiguar cómo eran sus besos. Me acerqué y puse la mano en su cuello, acerqué mis labios y rocé los suyos. En seguida puso sus manos en mi cintura y comenzó a mover sus labios contra los míos. Su lengua no tardó en entrar en mi boca y danzar con la mía. Me aparté cuando sentí algo húmedo en mi mejilla, eran sus lágrimas. Hyungsik estaba llorando, las lágrimas caían de sus ojos una tras otra y resbalaban por su hermoso rostro.
—No sabes cuánto he esperado este momento —dijo—. Cuánto he esperado que por fin me notaras, te dieras cuenta de que existo y me vieras realmente como veías a Seokjin o a Jungkook.
—No, Hyungie —le dije. Mis ojos también estaban llenos de lágrimas—. No puedo verte como los veía a ellos, porque realmente nunca he estado enamorada de ellos, nunca he estado enamorada de nadie que no seas tú.
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Winter sunrise in Seoul - PHS
FanficNatalie Swind es una estudiante de intercambio en una importante universidad de Seúl. Nunca habla de su pasado y rara vez menciona el lugar de donde viene porque para ella, todo empezó el día que llegó a la capital de Corea. Solo su mejor amigo, Par...