Cuando amaneció seguía sin haber noticias de Hyungsik. La preocupación por lo que podía haberle pasado no me dejaba en paz. Cada vez me sentía más pesimista y había terminado por pensar que le había pasado algo grave. Me levanté porque tenía clases pero lo único que quería era salir a buscar a Hyungsik en cada rincón de la cuidad hasta que lo encontrara. Cuando llegué al salón me encontré con Namjoon y Hoseok.
—Hola chicos —los saludé.
—Hola, Nat —me respondieron.
Aunque no estaba muy segura, quizás ellos sabían algo. Tenía que preguntarles al menos para salir de dudas.
—¿Ustedes saben algo de Hyungsik? —pregunté.
Ellos intercambiaron una mirada confundida
—No —respodió Hoseok—, y es raro que preguntes. Tú siempre sabes dónde está él.
—Esta vez no. Desde anoche que no logro localizarlo.
Namjoon frunció el ceño.
—Él no acostumbra a desaparecer sin decirle a nadie.
Asentí.
—Por eso estoy preocupada —dije y suspiré— pudo haberle pasado algo.
La llegada del profesor interrumpió nuestra conversación. Por las siguientes dos horas tuve que obligarme a prestar atención a la clase. Pero mi mente no estaba ahí, estaba con Hyungsik en donde fuera que él estuviera. Tan pronto salí de clases, comencé a pensar en qué otra cosa podía hacer. No sabía si llamar a su familia o qué más podría hacer. Estaba pensando en eso cuando sonó mi celular.
—¿La señorita Natalie Swind? —preguntó la voz desconocida de una mujer.
—¿Sí? Yo soy —le pregunté.
—La llamamos del hospital. Aquí está el señor Park Hyungsik.
—¿Qué? Ya mismo voy para allá.
Iba a colgar pero se me cayó el celular de la mano. Lo recogí y salí corriendo. ¿Qué le había pasado? Yo sabía que si no aparecía era porque no estaba bien, algo me lo decía. Esperaba que no fuera algo grave. Después de todo lo que había pasado la vida no podía ser tan injusta conmigo como para quitarme a lo único bueno que me había dado. Yo no podía perderlo a él. No antes de haberle dicho todo lo que sentía, no antes de haber pasado más tiempo con él. Quizás sonara idealista pero lo que yo quería era envejecer a su lado.
En el hospital me dijeron que debía esperar porque todavía no había un diagnóstico. Estuve a nada de gritarles que me dijeran rápido qué le había pasado. Yo necesitaba saberlo, necesitaba saber si había algún culpable para encontrarlo y matarlo. No podían quitarme a lo único que tenía en la vida y salir indemnes.
No sé cuántas decadas después, me dijeron lo que había pasado. Estaba muy golpeado y le habían hecho una herida en la parte baja del abdomen al parecer con un cuchillo. ¿Qué mierda le había pasado? Que fuera un asalto estaba descartado porque cuando lo encontraron todavía tenía el celular y la billetera. Eso no me daba buena espina. Lo que le había pasado había sido un intento de hacerle daño. Mientras esperaba a que me dejaran verlo me rompía la cabeza tratando de encontrar quien le había hecho eso. Solo habían dos opciones: La loca de Ji Soo o el maldito hijo de puta de Jhon Smith. No podía dejar de pensar en que ellos eran los culpables. ¿Pero cómo iba a comprobarlo?
Me dejaron verlo por fin un rato después. Abrí la puerta de la habitación y entré despacio. Cuando me escuchó abrió los ojos lentamente. Además del labio roto y un pequeño moretón en la mejilla, no tenía más golpes en el rostro. De igual manera me dolía verlo así. Me dolía que le hubiera pasado eso. Me acerqué y lo tomé de la mano.
—Hyungie... —le dije.
A pesar del dolor se las arregló para sonreirme.
—Hola, Nat —dijo.
—¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? ¿A quién tengo que matar?
Se rió. Lo había dicho muchas veces pero es que me encantaba su risa. A pesar de que estaba preocupada y furiosa con los que fuera que le hubieran hecho eso también sonrei.
—Estoy bien —dijo— casi me matan a golpes pero estoy bien. No tienes que matar a nadie porque no sabemos quién fue.
—No importa —le dije— debe haber un maldito culpable y el que sea debería esconderse porque donde lo encuentre...
—Ya, Nat —levantó la mano para indicarme que me calmara—. Estoy bien, eso es lo que importa.
—Estaba muy preocupada porque no aparecías.
—Lo siento por dejarte esperando.
—No te disculpes que no fue culpa tuya.
Busqué en la maleta hasta que encontré la carta que le había escrito. La saqué para dársela.
—La escribí para ti —dije.
La recibió y sonrió. Sus ojos brillaron de una manera especial cuando me miró. Era tan lindo, tan perfecto como ninguna otra persona en el mundo podía ser. La abrió y comenzó a leerla. No levantó la mirada hasta que terminó.
—Gracias Nat —dijo— tú has hecho muchas cosas bonitas por mí pero hasta ahora esta es mi favorita.
—Yo no he hecho muchas cosas por ti —dije mirandolo a los ojos— no tanto como lo que tú has hecho por mí.
—Tampoco creo que haya hecho tantas cosas.
—¿Cómo que no? para que te hagas una idea: Tú haz sido como cuando uno está muriéndose de frio en una habitacion oscura y de repente entra un rayito de sol por la ventana. Tú eres ese rayito de sol y yo... yo estaba muriéndome de frío hasta que apareciste y evitaste que me congelara.
Mis palabras lo hicieron sonreír. Me acordé de la primera vez que lo había visto sonreír. Mi primer pensamiento había sido que nunca había visto una sonrisa tan linda.
◇◇◇
Después de mucho insistir, dejaron salir a Hyungsik del hospital en la noche. Lo acompañé a su habitación y pedimos algo de cenar. Me senté en la cama y lo miré mientras iba al armario, sacaba algo de ropa para cambiarse, la dejaba sobre el sofá y empezaba a desvestirse. No lo habían golpeado en la cara pero en el resto del cuerpo sí y demasiadas veces. La herida que le habían hecho en el abdomen tenía al menos diez puntos de sutura. Cuando terminó de cambiarse se sentó a mi lado en la cama.
—¿De verdad no sabes quién pudo haber sido? —pregunté.
Se quedó pensando un momento.
—Me parecio escuchar la voz de Ji Soo... pero no estoy del todo seguro. Estaba hablando con alguien y le decía que... no me golpearan en la cara.
Yo lo sabía. Tenía que haber sido esa maldita loca desgraciada. Me las iba a pagar, se lo iba a cobrar y con intereses.
—Entonces es a ella a quien tengo que matar —le dije.
—No podemos estar cien por ciento seguros de que fue ella, Nat —me dijo él.
—No importa. Yo no necesito pruebas para saber que fue ella.
—Te conozco y sé que no te vas a quedar sin hacerle nada. Por favor no te metas en problemas.
Las advertencias sobraban aunque vinieran de él. Esa perra no sabía con quién se había metido. Cuando la encontrara, iba a desear no haber nacido.
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Winter sunrise in Seoul - PHS
FanfictionNatalie Swind es una estudiante de intercambio en una importante universidad de Seúl. Nunca habla de su pasado y rara vez menciona el lugar de donde viene porque para ella, todo empezó el día que llegó a la capital de Corea. Solo su mejor amigo, Par...