Busan no era en absoluto parecido a Seúl. Era cálido, colorido y pintoresco. Llegamos en la tarde del viernes, la presentación de Hyungsik y los chicos era el sábado en la mañana, así que teníamos tiempo para conocer la ciudad. Lo primero que hicimos al llegar fue ir a la playa. Jamás olvidaré la emoción que sentí cuando vi por primera vez el mar. Corrí de la mano de Hyungsik hasta poder meter los pies en el agua. La arena se movió bajo mis pies cuando pasó la ola, pocas habían sido las veces en que podía decir que era feliz, esa era una de ellas.
Nos reunimos después con los chicos en la playa. No había visto a Jungkook desde el día de la fiesta. Al verme sonrió y yo le sonreí también. Nos sentamos en la arena en un circulo y cantamos canciones mientras bebíamos una botella de Soju.
Cuando regresamos al hotel era casi media noche. Me iba a despedir de Hyungsik, pero no podía hacerlo de la forma en que quería porque nadie debía saber de lo nuestro y Ji Soo también andaba por ahí. De manera que entré a mi habitación con él, con la excusa de que tenía algo suyo que debía devolverle. Cerré la puerta y lo besé. Sus manos fueron a mi cintura y juntó su cuerpo con el mio. De inmediato capté lo que quería, sus ojos me miraban con deseo y sus manos subían por mi espalda.
—¿Qué quieres hacer, Hyungie? —pregunté.
Bajó la mirada y se sonrojó un poco.
—No pasa nada si no te sientes lista, Nat, ya esperé mucho tiempo para decirte lo que siento, puedo esperar un poco más para que esto pase.
Lo miré a los ojos y me acerqué, para sentarme sobre su regazo.
—Estoy lista, Hyungie, siempre he estado lista para ti.
Puso las manos en mi cintura y me acercó más a su cuerpo. Metí las manos por debajo de su camiseta. Era increíble que lo deseara tanto y ni siquiera me hubiera dado cuenta hasta ese momento. Quería tocar y besar cada centimetro de su cuerpo, adorarlo en todo el sentido de la palabra, debía ser suya esa noche. Subí mis manos por todo su abdomen hasta su pecho, acariciandolo despacio, reconociendo con el tacto sus músculos. Él juntó nuestros labios en un beso apasionado, su lengua entró en mi boca para danzar con la mía, despertando el deseo más incontrolable. Sus manos se posaron en mis muslos, que estaban a ambos lados de sus piernas, subio bajo la tela del vestido, hasta tocar con sus dedos el borde de la ropa interior. El vestido que tenía puesto, se ataba a la espalda, así que lo siguiente que hizo fue desatarlo y quitármelo. Recorrió mi cuerpo con la mirada, luego me rodeó con los brazos y volvió a besarme hasta que nos quedamos casi sin aire. Le quite la camiseta y al verlo, sentí una punzada de deseo que me recorría el abdomen. Su piel era perfecta, desprovista de marcas, suave y sus músculos se marcaban. Puse mis manos en sus hombros y seguí tocándolo, mientras él se acercaba y comenzaba a dejar un camino de besos por mi cuello. Me quitó el sostén y lo lanzó a cualquier parte de la habitación, dejando al descubierto mis pechos. Mientras me besaba el cuello, puso las manos sobre ellos y comenzo a apretarlos y masajearlos, primero suavemente y luego un poco mas duro. Comenzaba a excitarme demasiado, sentía ya la humedad que comenzaba a aparecer en mi entrepierna. Movi las caderas contra él sintiendo su erección. Soltó un suave gemido, contra la piel de mi cuello. Me tomo de la cintura y con un movimiento rápido, me acostó sobre la cama. Se levantó y se quitó rápidamente el pantalón y los bóxers. En cuanto lo vi completamente desnudo, sentí que se me secaba la boca. Me mordi el labio inferior, nunca en mi vida habia visto a nadie tan perfecto. Cada centimetro de su piel era perfecta. Lo miré de arriba abajo, deteniéndome mucho más tiempo del que deberia en su entrepierna. Se me hacia muy raro que estuviera tan húmeda así de rápido cuando siempre habia tenido problemas para estar lista, apenas y me habia tocado y yo ya estaba dispuesta para que hiciera lo que quisiera. Tomó mis piernas y las separó, luego subió sus manos hasta el elástico de la ropa interior, levanté las caderas para que pudiera quitármela, la deslizó por mis piernas y luego la lanzó a cualquier parte de la habitacion. Subió sobre mi para volver a besarme. El roce de su piel con la mía solo me encendió más, me parecía increíble que pudiera despertarme tanto deseo. Sus labios bajaron por mi cuello, dejando un camino de besos humedos, hasta llegar a mis pechos. Se entretuvo besandolos y chupando suavemente los pezones. Sus labios bajaron por mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna. Se acomodo entre mis piernas abiertas y recorrió la abertura con la lengua, arriba y abajo, acariciando mi entrada con la punta. Luego subió al clítoris y comenzó a lamer y chupar el area con los labios y la lengua. Me agarré con fuerza de las sabanas, arquee la espalda y gemí a alto volumen. El placer se apoderaba rapidamente de mí, no tardé mucho en alcanzar el clímax gritando su nombre.
Cerre los ojos e intente normalizar mi respiración, sentí que se acostaba a mi lado y me acariciaba el abdomen con la mano. Me dio un par de besos en la mejilla. Abrí los ojos y recorrí su cuerpo con mis manos hasta llegar a su miembro. Cerré mi mano a su alrededor y comencé a subir y bajar, muy despacio. Cerró los ojos y gimió.—¡Aaah, Nat! Vas a volverme loco.
Cerré un poco más la mano y aumenté el ritmo en que la estaba moviendo, mientras con el pulgar, acariciaba la punta.
—¿Lo estoy haciendo bien? —pregunté.
—Demasiado —comenzó a mover un poco sus caderas.
—¿Tú lo haces? Me refiero a tú solo.
Abrió los ojos para mirarme.
—Sí... lo hago a veces... cuando estoy en la ducha.
No supe por qué, pensar en él tocándose en la ducha me excitó tanto. En esos momentos, lo tenía completamente a mi merced. No podía controlar sus gemidos y murmuraba mi nombre. Me acerqué para besarle el cuello mientras movía más rápido mi mano arriba y abajo de su longitud. Se estaba humedeciendo con un poco de líquido preseminal. Creía poder hacer que acabara pronto. No tardó mucho. Derramó todo su semen en mi mano. Seguí tocándolo hasta que salió la última gota, aunque mucho más suavemente, pues sabía lo sensible que estaba por el orgasmo. Cerró los ojos un momento y trató de normalizar su respiración. Me levanté para ir a lavarme las manos y regresé rápido.
—No puedo creer que esto esté pasando —dijo.
—Pues es verdad —le respondí y me acerqué para darle un beso en la mejilla.
Abrió los ojos de nuevo para poder mirarme. Me dio un largo y suave beso, lleno de deseo y mucha pasión. Me tomó de la cintura para acomodarme sobre él. Pegué mi cuerpo al suyo y puse su miembro en medio de mis labios húmedos. Moví la cadera, restregándome contra él, pero sin dejarlo entrar.
—¡Aaah! Por favor, Nat.
—¿Por favor qué, Hyungie?
—Deja que entre.
—¿No te gusta?
—Sí me gusta, pero yo quiero... ¡Ah! Quiero...
—¿Qué quieres?
Puso sus manos en mis hombros para acercarme a él y poder besarme.
—Estar dentro de ti.
Me quedé quieta un momento para acomodarme mejor y con un solo movimiento de mis caderas, lo dejé entrar por completo. Los dos gemimos en cuanto toda su longitud estuvo dentro de mí. Nos quedamos un poco quietos, mientras mi interior se acostumbraba a su tamaño, luego, comenzamos a movernos al mismo tiempo, muy rápido, siguiendo un ritmo.
—No tienes idea de lo mucho que he soñado con este momento —dijo.
Sonreí y me moví un poco más fuerte.
—Nunca habías dicho que me desearas.
—Lo hago. Pero no pensé que quisieras hacerlo conmigo.
—Yo tampoco sabía que te deseaba, hasta hoy.
Sus manos fueron a mis caderas y bajaron, posándose en mis nalgas. Las sujetó con fuerza, mientras entraba muy rápido, tocando cierto punto en mi interior y me hacía gemir más fuerte. Continuó con sus estocadas hasta que acabó dentro de mí. Me retiré despacio y me acosté a su lado. Me rodeó con sus brazos de manera que apoyé mi cabeza en su hombro y no tardé en quedarme dormida.
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Winter sunrise in Seoul - PHS
FanficNatalie Swind es una estudiante de intercambio en una importante universidad de Seúl. Nunca habla de su pasado y rara vez menciona el lugar de donde viene porque para ella, todo empezó el día que llegó a la capital de Corea. Solo su mejor amigo, Par...