Capitulo 1

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No podía moverse.

No podía sentir la mitad de su cuerpo.

La droga inyectada desde su cuello recorría su cuerpo dejándola inmóvil e incapaz de intentar cualquier movimiento.

Debería haberlo sabido, debería haberlo sabido mejor.

¿Que querría un grupo de vengadores con una pobre extranjera? Quizá solo se trataba de su poder. Y esa también fué la razón por la que la condenaron.

Con una cadena alrededor de su cuello que enviaba electricidad a través de su cuerpo, Wanda Maximoff se acurrrucaba en la esquina de su celda en la balsa.

A diferencia de todos los demás, ella estaba aislada de todo contacto humano. Ni siquiera sabía del paradero del resto, quizá ya los habían rescatado y la habían dejado. O al menos eso creía ella.

Una lágrima solitaria corrió por su mejilla al recordar todos los azotes, la electrocución, las quemadas y la experimentación desde que había llegado. Ella creyó que todo eso había acabado una vez escapó de Hydra, pero ese solo había sido el comienzo de la entrada a otro infierno.

Ella jamás sería libre.

[>>>]

— ¿Dónde está, Wanda? — Steve preguntó con su respiración agitada volviendo con Sam y Scott hacía el punto de encuentro con Natasha.

Después de derrotar al salón rojo y asesinar a Dreykov junto a su hermana. Natasha se encaminó en un viaje para encontrar a Steve Rogers e intentar hacer las cosas de la manera correcta, salvando a cada uno de los inocentes involucrados en la última batalla.

— ¡Creí que la traías tú! Mierda, ¿Sabes lo difícil que fué sacar a Clint? — dijo Natasha agotada.

— ¿Pero dónde está, Wanda? — Steve le preguntó a los ex prisioneros.

— No la hemos visto desde que llegó aquí. — Sam anunció. — Le he estado comentando a Clint que tengo un mal presentimiento al respecto.

Clint asintió dándole la razón.

Natasha giró la mirada hacía el lugar por donde había llegado como si de una medalla se tratase.

— Voy a ir por ella, Steve se encargará de llevar al resto al quinjet. Estaremos con ustedes enseguida. — Natasha anunció corriendo hacia esa dirección nuevamente, entrando en la boca del lobo.

— ¡Nat, regresa aquí! — Clint gritó.

— ¡Romanoff! — Steve intentó detenerla, pero era demasiado tarde.

Natasha ya había ingresado en las instalaciones. Ella había sido una espía, solo ella podía terminar con ésta misión.

Natasha no dejaba a nadie atrás, no lo haría otra vez.

Lo había hecho antes, con su propia hermana. Y había sido un error, ahora ella estaba intentando solventar todo aquello, sin huir de su pasado pero aprendiendo a vivir con ello.

[>>>]

Natasha se deslizó silenciosamente a través de los pasillos de las instalaciones. Ya las alarmas se habían escuchado y los guardias estaban alertas lo que hacía la situación más complicada, pero esto no era nada con lo que no hubiese trabajado antes.

El sonido de los pasos apresurados resonaron en sus oídos haciéndola esconderse instintivamente mientras los miraba correr pasando enfrente de ella.

'No dejes que lleguen, a la bruja' dijo uno de ellos

La atención de Natasha se encendió.

Una vez que se fueron, Natasha atravesó todo el corredor hasta llegar con una puerta sellada.

No tenía mucho tiempo, pero intentó concentrarse para resolver la contraseña de éste.

— Piensa, piensa. — murmuró para sí misma.

Pero no tenía tiempo para intentar atinar a alguna contraseña.

Así que Natasha sacó sus herramientas escondidas en sus botas y comenzó a reprogramar toda la cerradura.

El sudor cruzaba desde su frente hasta la parte baja de sus rostro.

Si Wanda no estaba en esa celda, no sabía lo que haría. No podía dejarla, no podía irse con todos excepto ella.

Wanda era la única mujer de los vengadores prisionera. Lo que la convertía en la más propensa a sufrir abuso, sin tomar en cuenta el hecho de que poseía poderes más allá del conocimiento de cualquier humano.

Ella no podía simplemente dejarla.

Natasha se cansó de esperar y con su muñequera envío un disparo inaudible hacía el cableado, abriendo la puerta.

Dejó escapar un suspiro de alivio e ingresó a la habitación de inmediato, cerrando la puerta detrás de ella pero asegurándose de que no estuviese bloqueada.

Al girarse notó a Wanda observándola.

Pero quizá no la estaba observando.

Su mirada era perdida, y su cuerpo se movía de un lado a otro de forma serena como si de flotar se tratara.

Estaba drogada.

— Hijos de puta. — Natasha murmuró para sí misma.

Corrió hacia la bruja, cayendo de rodillas en el suelo con fuerza. Movió sus manos alrededor de ella sin saber dónde empezar o dónde podía tocar.

Primero cortó las esposas en sus muñecas, lo cual envío una descarga eléctrica desde el cuello de Wanda hasta las manos de Natasha haciéndola retroceder y caer de espaldas al suelo.

— ¡Wanda! — Natasha se recompuso de inmediato arrastrándose hacia ella otra vez.

La bruja parpadeó un par de veces recuperándose del shock anterior.

— ¿Estás bien? ¿Puedes oírme? — Natasha preguntó con preocupación intentando hacerla reaccionar.

Ella miró directo hacia los ojos de Natasha, parecía atemorizada. Parecía que creía que fuese a dañarla.

— No voy a hacerte daño, Wanda. Estoy aquí para salvarte. — Natasha explicó cuidadosamente para que Wanda pudiese entenderla.

Los ojos de Wanda se suavizaron ante sus palabras pero jamás apartaron los de ella.

La mirada de Wanda caía intensamente sobre ella y Natasha casi podía jurar que nadie jamás la había sentido tan intimidada como se estaba sintiendo ahora. Sentía que Wanda podía leerla a través de sus ojos, y ese pensamiento le envío escalofríos en su espalda al recordar que Wanda había estado en su cabeza antes.

Pero eran enemigas, ¿Cierto? Sin importar qué, siempre intentas darle lo peor a tu enemigo.

La verdad era que Wanda había quedado hipnotizada con la visión de Natasha frente a ella.

Desde que llegó nunca había encontrado un rostro conocido, y definitivamente odiaba a todas las personas con las que se había topado aquí.

Ver a Natasha era como hubiese encontrado finalmente una luz entre toda ésta oscuridad.

Natasha finalmente rompió el contacto visual para arrancar el collar de Wanda.

— No puedo caminar. — Wanda murmuró con la voz demasiado baja y rasposa al no utilizarla durante tanto tiempo. Pero Natasha había podido escucharla.

— Entonces, te levantaré.

— Pero todo duele. — Wanda murmuró de la misma forma que antes.

— Tenemos que intentarlo, Wanda. Tienes que cooperar conmigo, no tenemos mucho tiempo. Por favor. — Natasha le suplicó.

Wanda dudó durante unos segundos y con los ojos cerrados asintió hacía ella

Natasha era extremadamente fuerte, pero Wanda era más alta que ella, por lo que era un problema para cargar entre sus brazos, así que con todas sus fuerzas e intentando apaciguar los gritos de dolor de Wanda, tomó sus brazos desde detrás de su espalda hacia pecho y la cargó en su espalda todo el camino hacía el quinjet.

El resto las estaban esperando allí y tan pronto como Wanda tocó el piso todo quedó negro. Se había desmayado.

Ángel. | Wandanat.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora