Capitulo 9

2.6K 367 143
                                    

El búnker quedaba ubicado en una ciudad fantasma de Alemania. Más bien parecía un pueblo pequeño, la población era extremadamente baja debido a la ubicación de la misma, muy lejana a las oportunidades.

La ciudad tenía muchas casas abandonadas a lo largo de la carretera por lo que Natasha sabía, pero llevaban tres horas caminando sin rumbo ni señales de un lugar donde quedarse a pasar el día.

— Estoy cansada. — Wanda se quejó con dolor en sus piernas.

Ambas fueron obligadas a huir si nada después del atentado que sufrieron para llevarse a Wanda. Estabas cubiertas de polvo, un poco de sangre, adoloridas y cubiertas de golpes que con el paso del día se volvieron moretones.

— Tenemos que encontrar un lugar donde pasar la noche. — Natasha respondió como si nada.

— Ni siquiera trajiste tus armas, no tenemos nada para defendernos si nos encuentran. — Wanda dijo con molestia pateando una piedra en la carretera sin dejar de caminar.

— Yo soy mi propia arma. — Natasha murmuró encogiéndose de hombros. — ¿Y podrías dejar de quejarte y tan solo seguir caminando?

Wanda bufó.

— No vamos a encontrar un lugar seguro para pasar la noche porque simplemente no existe un lugar así. Creíamos tenerlo, y ahora se ha ido, como todo. Todo se termina yendo.

Natasha la miró mal y rodó los ojos cansada de escucharla quejarse durante todo el camino.

— ¿Qué? ¿Extrañas tus crayones? — Natasha espetó con el ceño fruncido.— ¿Sabes? Extraño el tiempo en el que no solías decir ni una palabra. — Natasha soltó sin pensar.

Tan pronto como las palabras salieron de su boca se arrepintió. Sabía que nuevamente estaba tanteando terreno peligroso.

Wanda se detuvo por un momento y la miró sin expresión alguna.

— Como sea. — respondió antes de seguir caminando mirando a sus pies.

Natasha cerró los ojos y suspiró para alcanzarla.

— Lo siento, ¿Si? Yo también estoy cansada, y lastimada. Solo necesito encontrar un lugar para descansar y pasar la noche antes de volver a la carretera. — Natasha dijo buscando su mirada para que ella pudiese ver la sinceridad en ella. — ¿Me perdonas?

Wanda frenó en seco y la miró, ésta vez mirándola a los ojos dándole lo que Natasha quería.

— Depende. — Wanda respondió neutral.

— ¿De qué?

— De cuántas veces harás lo mismo y vas a intentar disculparte por ello. — Wanda respondió con su voz pensativa y su mirada dominante sobre ella.

— Wanda, yo...

— Ya no soy la niña que acogieron como uno de los suyos en Sokovia, Natasha. — Wanda la interrumpió. — Ni tampoco soy tu aprendiz. Entonces deja de hacer eso.

Natasha la miró con el ceño fruncido mientras ella desviaba su atención de ella hacia la carretera para continuar su camino.

[>>>]

La noche cayó mientras se encontraban en medio de la nada. Natasha se maldecia a si misma por no haber premeritado que algo así podría ocurrir y no haber preparado un bolso de escape con armas, suplementos y un mapa.

— Vamos a tener que acampar. — Natasha habló después de un rato de silencio incómodo caminando hacia el bosque seguida de Wanda.

— ¿Aquí? — Wanda la siguió abrazándose a si misma por el frío.

Natasha asintió agachándose para tomar piedras y ramas para hacer una fogata.

— Si, y apreciaría mucho la ayuda.

Wanda suspiró y se dirigió a buscar más madera de árbol para la fogata.

Natasha la miró por encima de su hombro sintiendo preocupación por el comportamiento de Wanda, casi sintiendo que la chica podría huir en cualquier momento debido a sus actitudes.

Wanda volvió tirando la madera que había encontrado sobre la de Natasha y luego alejándose para que comenzara a encenderla.

— ¿Cómo sabes hacer todo? — Wanda murmuró mirando como el fuego se encendía.

Natasha miró al fuego fijamente dejándose sentar frente a él sin decir palabra alguna.

— No sé hacer todo. — ella murmuró en respuesta. — No sé cómo tratar a las personas.

Wanda se sentó del otro lado, frente al fuego siendo divididas por la fogata frente a ellas.

— Me refiero a las cosas en general. Sabes hacerlo todo, eres como... — Wanda se detuvo a pensar. — Eres como un bolso de suplementos, lo tienes todo.

Natasha rió sarcásticamente.

— No, devushka no lo sé todo. Aunque desearía hacerlo.

Wanda la miró moverse con incomodidad apoyando su mano sobre su estómago con una mueca.

— ¿Estás bien? — Wanda preguntó con preocupación.

Natasha alejó la mano que presionaba sobre su estómago podiendo notarse la sangre que se escurría de ésta.

— Mierda. — Natasha gimió de dolor.

Wanda se levantó de inmediato hacia ella, cayendo de rodillas para mirar su herida. De inmediato soltó un jadeó y colocó sus propias manos sobre la herida para detener el sangrado.

— ¿Cuánto tiempo haz estado desangrandote? — Wanda dijo mirando hacia sus ojos.

— ¿Cuándo me cayó un techo encima? — Natasha respondió más como una pregunta en forma de broma.

Wanda cerró sus ojos y con sus poderes comenzó a sentir a Natasha, su dolor, su preocupación y su agonía.

Natasha estás muriendo... — Wanda murmuró con dolor en su voz.

Natasha sonrió con lágrimas reteniendose en sus ojos.

— Jamás creíste que tú ángel se iría tan pronto. ¿Uh? — Natasha dijo a duras penas acostándose boca arriba.

Wanda presionaba sus manos sobre la herida con fuerza intentando ignorar sus lágrimas y tragando el nudo que tenía en la garganta.

— Me dijiste que estarías para mí, cuidándome durante los próximos meses hasta que yo decida alejarme. — Wanda soltó con su voz temblorosa. — Pues no lo estoy haciendo, así que quédate.

Natasha negó dejando escapar una lágrima por su mejilla mirando a Wanda derrumbarse frente a ella.

— Wanda...

Natasha no quería dejarla en éste momento. La única razón por la que había aguantado tanto dolor en silencio durante todo el camino era porque necesitaba que Wanda estuviese a salvo.

— ¡Quédate! — Ya no era un pedido, era una exigencia. — Quédate porque no necesito crear mi propia vida, y probablemente nunca estaré a salvo. Pero sé que si te necesitaré. ¡Entonces cumple tu puta promesa y cuídame!

Natasha ya no podía responder, comenzó a temblar del frío y su piel abandonó su color natural por un blanco más pálido.

— ¿Natasha? — Wanda dijo tratando de colocar una mano sobre el hombro de Natasha. — ¡Natasha! — Wanda volvió a decir esta vez más fuerte agarrándola por los hombros.

Sus ojos se tornaron blancos mientras enviaba fuertes temblores hacia su cuerpo.

Estaba convulsionando.

Wanda retrocedió con los ojos muy abiertos.

Ella jamás la había visto así. Y ver a la única persona que le quedaba morir por intentar protegerla era como estar caminando sobre filo en el infierno.

Wanda se levantó como pudo, cayendo dos veces en el intentó y posicionó su mano en dirección a la herida de Natasha. Ella no tenía idea de lo que estaba a punto de hacer, pero lo que si sabía es que era mejor que no hacer nada.

Y con dolor envió una ráfaga de poder rojo escarlata hacia la herida.

Ángel. | Wandanat.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora