Capitulo 4

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Oscuridad.

Había oscuridad.

Había tanta oscuridad que incluso podía intentar levantar su mano sobre su rostro y no podría verla.

— Experimentación número 57. Wanda Maximoff, ex voluntaria de Hydra, ex vengadora. Sobreviviente de los ataques de Sokovia, sus habilidades psíquicas provienen de la gema de la mente, y durante los últimos dos mil años jamás se había registrado a un ser humano con tanta fuerza mental.

La oscuridad había sido reemplazada cuando escuchó el sonido de un interruptor haciendo que la habitación quedase con tanta luminosidad que apenas podía abrir sus ojos.

Miró las cadenas en sus tobillos y muñecas mientras estaba acostada sobre una silla de tortura. Una persona tomó sus hombros tirandola de espaldas a la silla atando su cuello también.

Una persona vestida con traje blanco y gafas de laboratorio se acercó a ella colocando pinzas en sus ojos para mantenerlos abiertos, en ese momento fué cuando ella decidió dejar de luchar. Si luchaba, sus ojos quedarían destrozados por las pinzas y no podría ver nada.

Sintió como colocaban una corona llena cables alrededor de su cabeza e introducían en su boca un instrumento de goma que cubría todos sus dientes con la función de reprimir sus gritos.

— 3... 2... 1.

Una máquina se encendió y el dolor invadió su cuerpo, pasando de su cabeza hacia sus pies. Las lágrimas salían de sus ojos, sintió la sangre de las pinzas mezclarse con las lágrimas de su rostro.

La goma en su boca fué escupida por Wanda cuando un grito desgarrador escapó de su boca haciendo que su poder escapara por todas partes de su cuerpo lanzando por los aires a todo y a todos.

Wanda despertó sobresaltada cubriendo la habitación de un grito desgarrador.

La puerta de su habitación se abrió de inmediato.

Unos brazos la cubrieron por detrás y ella se dejó caer hacia atrás apoyándose sobre el pecho de persona que estaba allí.

Natasha aferró el cuerpo de Wanda hacia ella y colocó una mano sobre su frente sudorosa intentando calmarla.

El llanto de Wanda no cesaba y el corazón de Natasha podía oírse como se rompía en mil pedazos.

— Hey, hey. Estoy aquí, estás bien. Estás en tu habitación, estamos en el búnker, sobre tu cama. — Natasha murmuró en su oído con delicadeza. — Intenta hacer esto por mí ¿Quieres? — Natasha intentó al escucharla sollozar en respuesta. — Mira a tu alrededor, por favor. Solo dime lo que ves.

Wanda tembló contra el cuerpo de Natasha comenzando a observar a su alrededor.

— Escritorio. — Wanda murmuró.

Natasha soltó un suspiro de alivio al escucharla.

— Eso es cariño, ¿Y de qué color es el escritorio?

— Marrón. — Tardó unos segundos en responder pero finalmente respondió intentando calmarse.

— Así es, ¿Y qué hay sobre el escritorio? — Natasha continuó al ver que su llanto lograba cesar.

— Libros para colorear, crayones, lápices. Una lámpara...

— Muy bien, lo hiciste muy bien.

Wanda no sabía en qué momento había logrado quedarse dormida pero al despertarse sintió su cuerpo cubierto sobre sus sábanas sintiendo un inmenso vacío en su pecho. Ella sentía su rostro hinchado e incluso sabía que debía tener bolsas debajo de sus ojos debido al llanto, su garganta dolía debido a los gritos de la noche anterior y su cuerpo se sentía como si hubiese dormido en el suelo.

Se incorporó en su cama con el ceño fruncido recordando los acontecimientos durante la noche. Natasha había estado con ella, no sabía en qué momento había llegado pero la recordaba a ella sobre su cama abrazándola y haciéndola nombrar  objetos de su habitación.

Escuchó dos toques en su puerta dirigiendo su atención hacia ésta observando como Natasha ingresaba en el lugar.

— Hey. — Natasha sonrió hacia Wanda. — ¿Cómo estás?

— Bien. — Wanda murmuró dándose cuenta que en realidad estaba hablando. — Creo.

Natasha asintió cerrando la puerta detrás y caminando hacia ella con las manos en sus bolsillos.

— ¿Recuerdas lo de anoche?

Wanda asintió.

— Sí, lo hago.

— ¿Podrías decirme lo que fué? ¿Lo que soñaste? — Natasha intentó mostrando preocupación. — Me gustaría saber cómo actuar si vuelve a suceder anoche fué... Maldita sea, fué aterrador.

— Creo que actuaste demasiado bien para no saber lo que es un terror nocturno. — Wanda contradijo.

Natasha sonrió de lado con nerviosismo.

— No, sé lo que es un terror nocturno pero no sé cómo actuar ante uno tuyo. — intentó explicar.

Wanda asintió.

— No sé si fue un sueño o un recuerdo. — comenzó a hablar. La respiración de Natasha quedó atascada en su pecho al darse cuenta que Wanda realmente le hablaría de eso. — A veces no se diferenciarlos.

— ¿A qué te refieres?

— Me refiero a que no recuerdo la mayor parte de las cosas que ocurrieron en la balsa. — Wanda confesó jugando con sus manos encima de las sábanas. — Pero puedo recordar que hablaban de experimentos, creo que estaban intentando hacer algo conmigo.

Natasha frunció el ceño acomodándose en la cama con interés y evidente preocupación.

— ¿Tienes alguna teoría? ¿Por qué crees que estarían experimentando contigo? Quiero decir, ¿Crees que sería posible que logres tener más poder que el que ya tienes?

Wanda se encogió de hombros.

— En el sueño hablaban de que era el ser humano con más fuerza mental... — Wanda murmuró pensativa. — Ni siquiera sé si eso fué real.

Natasha asintió decidiendo no presionarla.

— ¿Cada cuánto tiempo tienes pesadillas? — Natasha preguntó mirándola con seriedad.

— A menudo. — Wanda respondió con sinceridad. Era cierto, a veces no podía dormir debido a ellas, otras veces no siquiera intentaba dormir sabiendo que al quedar inconsciente quedaba vulnerable ante su mente. — Es aterrador pasar tanto tiempo en tu cabeza, ¿Sabes?

Natasha asintió.

— Lo sé.

Ángel. | Wandanat.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora