Capitulo 3

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Había pasado un mes desde que salvaron a los vengadores de la balsa. Clint y Scott habían vuelto con sus familias, Sam se había vuelto un lobo solitario decidiendo huir del gobierno por cuenta propia. Bucky no había sido salvado, él permanecía en Wakanda prisionero del rey T'challa.

La recuperación de Wanda era lenta, no habían oído hablar a la mujer desde que había llegado, ni mucho menos la habían visto utilizar sus poderes. Ella se mantenía la mayor parte del día en su propia habitación leyendo los libros que Steve le compraba para pasar el rato, tomando en cuenta que no podían arriesgarse a utilizar objetos electrónicos fáciles de rastrear, y no tenían la señal suficiente para instalar un televisor.

Natasha se preocupaba más que nadie por Wanda, incluso a veces cuando salía de su habitación lograban intercambiar miradas, y durante la cena Natasha sentía la mirada cernida de la bruja sobre ella. Steve no parecía notarlo, y la mayor parte del tiempo no estaba en el búnker ya que permanecía cuidando el perímetro y buscando provisiones para los tres.

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Wanda se encontraba leyendo en su habitación a oscuras con tan solo una lámpara encendida sobre el escritorio en el que ella estaba sentada.

Natasha se asomó en la habitación que tenía la puerta abierta con una bandeja de comida observando a la castaña de espaldas a ella.

Un carraspeó en la garganta hizo que Wanda saltara desde su silla girando para encontrarse con Natasha.

— Lo siento, no quise asustarte. Te traje tu merienda y tus medicinas. — Natasha dijo con suavidad acercándose a ella dejando la bandeja a un lado de su libro. — 'Fire and Blood' — Natasha leyó el título del libro que Wanda leía. — ¿Ese es el libro que Steve te consiguió ésta semana?

Wanda asintió sin mirarla tomando una tostada llevándola a su boca. Ahora comía sin tanto miedo como antes.

— ¿Por qué Steve te compraría un libro donde los protagonistas tienen incesto y viven saltando sobre los huesos del otro como conejos? — Natasha se quejó tomando el libro en sus manos y leyendolo por si misma. — ¡JA! Ella va a morir. — Natasha se rió leyendo un capítulo tomando asiento al lado de Wanda.

Wanda se inclinó para ver de quién hablaba Natasha y observó que estaba hablando de su personaje favorito: Rhaenyra.

Natasha miró a Wanda con una sonrisa mientras ella la miraba mal por decir que Rhaenyra moriría.

— No puedo creer que seas fan de esto. ¿Te leíste los de 'a song of ice and fire" o mínimo te viste Game Of Thrones?

Wanda negó, la verdad era que no había tenido tiempo jamás. Cuando era pequeña solía ver sitcoms americanos con su familia y en el horfanato claramente jamás la dejarían ver una serie así. Luego en Hydra jamás tocó un televisor y mucho menos un libro, entonces cuando escaparon solo se trataba de sobrevivir y el entretenimiento simplemente quedó en segundo plano.

— Algún día te mostraré Game of Thrones. — Natasha decidió. — Si te gusta Rhaenyra, vas a amar a Daenerys.

Wanda le quitó el libro a Natasha decidiendo que había juzgado suficiente sobre su lectura. Ella continuó leyendo pero Natasha no se había ido de su lado, la miraba de forma sería y pensativa.

— ¿Haz pensado sobre volver al entrenamiento? — Natasha intentó con sutileza.

Wanda la miró durante unos segundos sin expresión alguna en su rostro y luego volvió a leer sin darle respuesta.

— ¿Sabes que ni Steve ni yo podríamos herirte, verdad?

Wanda suspiró cerrando su libro y levantándose de su silla caminado a través de la habitación para guardar el libro en un cajón.

Natasha la miró con curiosidad sin entender porqué huía de ella así.

— Deberías venir a terminar de comer. — Natasha la llamó.

— Deberías dejar de molestarme. — Wanda respondió de espaldas a ella en voz demasiado baja pero por suerte lo suficientemente audible para que Natasha pudiera escucharla.

Natasha aclaró su rostro al oír que la primera oración que había dicho en meses había sido que se callara. Ella decidió no hacer un alboroto debido al logro de Wanda al hablar, eso solo la asustaría y la retraeria aún más así que optó por actuar como si nada.

— Pero me gusta molestarte. — Natasha se burló con cariño. — Eres tierna, cuando entré y vi tu bonito rostro jamás creí que estarías leyendo un libro +21.

Wanda se sonrojó agradecida de estar de espaldas a ella y a oscuras para que Natasha no pudiese verla.

— ¿Haz leído Harry Potter? Es sobre magia, seguramente te gustará y aunque sea todo ficción podrías aprender algo y...

Wanda la interrumpió.

— No más magia. — murmuró demasiado bajo y ésta vez Natasha no había podido oírla.

— ¿Qué?

— No más magia. — Wanda repitió. — Cuando la uso me castigan.

El rostro de Natasha se ablandó en compresión aún con ganas de saber qué había ocurrido con ella en ese lugar.

— Aquí nadie va a castigarte, Wanda. — Natasha respondió tranquilamente levantándose de su asiento para quedar en medio de la habitación a unos metros de Wanda quién estaba en la esquina de su cama de pie de espaldas a ella.

— No, pero me tienen encerrada.

Natasha frunció el ceño.

— Eres libre, Wanda.

Wanda se giró hacia ella, la luz tenue golpeando un poco su rostro haciendo que Natasha pudiese ver el ojo aún morado de Wanda y los rasguños que aún cicatrizaban.

— ¿Pero lo soy? — Wanda cuestionó en voz baja.

A Natasha le rompía el corazón saber que Wanda temía siquiera hablar en un tono audible sintiendo que algo malo le pasaría si ocurría.

— Puedes irte cuando tú quieras. — Natasha abrió los brazos señalando el lugar luciendo un poco cansada. Bajó los brazos y suspiró sin apartar la mirada de Wanda. — Pero si me preguntas, yo no quisiera que te vayas.

Wanda la miró nuevamente, Natasha sentía que ella lograba mirar más allá de sus ojos, tenía un rostro intimidante y su silencio era cada vez más amordazador.

— No creo que ese sea el significado de libertad. — Wanda respondió después de unos segundos ignorando lo último que Natasha le había dicho.

— ¿Entonces cuál es? — Natasha preguntó acercándose hacia ella. — Estás aquí, a salvo, en medio de la nada, donde nadie puede hacerte daño, con personas que darían sus vidas por tí, donde puedes hacer lo que quieras sin que nadie te juzgue.

— Si eso para tí es la definición de libertad, no quiero saber lo que significa el encierro. — Wanda respondió acercándose a ella también quedando a medias de su rostro. — ¿Eres libre, Natasha Romanoff?

¿Eres libre, Natasha Romanoff?.

¿Era libre?

¿Cómo respondería eso?

El silencio se adueñó de la habitación, y por primera vez en toda su vida, Natasha se había quedado sin palabras, porque quizá Wanda tenía razón. Quizá la libertad se trataba más que estar en medio de la nada.

Pero, ¿Era libre? ¿Era libre de su pasado? ¿Era libre sus pensamientos?

— Eso pensé. — Wanda caminó hacia un lado de ella volviendo a su escritorio para tomar su medicina.

Ángel. | Wandanat.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora