XV

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Todo era tan bonito.


Los colores y decoraciones combinaban perfectamente, el tan solo estar ahí adentro provocaba que el hombre sintiera cada vez más hambre.

A pesar de que había mesas disponibles, Taiju no tenía la intención de quedarse por mucho tiempo, solo deseaba ordenar e irse a casa.

Hizo fila para poder hacer un pedido, como cualquier otra persona, y esperó hasta que fuese su turno.

En la caja registradora había un joven muchacho, probablemente un estudiante que comenzaba a querer ganar dinero a medio tiempo. De cuerpo delgado y estatura pequeña, con un ligero aire de torpeza a su alrededor.

- Bienvenido ¿En qué puedo...? ¡Ah!

Su sonrisa se borró al encontrarse cara a cara con el hombre de cabello azul.

La expresión en el rostro del adolescente había sido extraña, estaba tan intimidado que sus piernas comenzaron a temblar y el sudor brilló por su frente.

A Taiju no podía importarle menos, sus ojos dorados repasaban el menú, algo indeciso de qué elegir.

- Oye.- Llamó la atención del joven pero este parecía estar asustado con solo su presencia.

- Mitsuki, ¿Puedes arreglar esta factura por favor?

A su lado pasó una mujer, dirigiéndose al muchacho de la caja, aunque ella ignoró por completo su existencia para poder pasar la nota mal escrita por la cara del joven empleado.

- Uh.. si jefa...- Murmuró torpemente el joven mientras tecleaba rápidamente la nueva cuenta.

La reconoció casi al instante.

¿Cómo no podría hacerlo?

Se trataba del angel más bello que alguna vez vio.

A pesar de los años y la apariencia más madura, ella seguía exactamente igual, con esa brillante sonrisa que iluminaba cualquier lugar que visitaba.

Entonces ella le devolvió la mirada.

Sus ojos abiertos de par en par, fue como volver a estar en su juventud, cuando la estrechaba entre sus brazos y le permitía juguetear con su cabello, la época donde alguna vez se perdió en el dulce sabor de su bálsamo labial y el perfume costoso con el que impregnaba su ropa.

Podría haberse quedado así años si tan solo ella no hubiese mostrado aquella mueca de desagrado.

Era obvio que ella lo reconoció.

¿Cómo no podría hacerlo?

No había personas tan estúpidamente altas en Japón, además que de la imagen de aquél hombre de cabello azul y ojos dorados se había quemado como el fuego en su cabeza.

Después de todo, él había sido su primer novio, su primer beso, y lo más importante, su primera experiencia que le dejó con el corazón roto.

Sonaba infantil estar enojada con su ex después de años de haber terminado, sin embargo la parte más rencorosa de su corazón le exigía que tomara los restos de tarta que tenía en la bandeja a su lado, que un cliente había dejado, para arruinar aquella estúpida cara, afortunadamente era lo suficientemente madura como para dejarse llevar por sus sentimientos más primitivos.

Enmedio de aquella batalla de miradas se encontraba el joven Mitsuki, claramente el adolescente estaba incómodo por la forma en la que su jefa y el cliente permanecían sin decir una sola palabra.

- Uhmm- Se aclaró la garganta un poco para llamar la atención de forma indirecta, sin embargo eso no sucedió. Resignado, optó por alzar la voz mientras que en su temblorosa mano mostraba el nuevo ticket recién impreso rezando para que la mujer no decidiera arrancarle la mano de una mordida.- J-jefa.

Tan Dulce Como La Miel [Taiju Shiba x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora