XVI

2.3K 281 64
                                    


No entendía cómo se había hecho tan tarde, sus empleados ya se habían ido y ella apenas había cerrado.

Era una fortuna que tuviese su propio auto y no necesitara de ir en transporte público a esas horas, al menos podía sentirse un poco más segura en el camino de regreso a casa. No había prisa alguna de irse, así que terminaba de enviar un texto con su teléfono móvil a un amigo mientras que con su mano libre terminaba de subir algunas cosas a su maletero, ignorando lo que estuviese pasando a su alrededor.

Al mismo tiempo, Taiju parecía aliviado por tener su auto de vuelta después de una larga semana en el taller, comenzaba ser molesto el llamar a un taxi todos los días.

Después de una larga tarde de trabajo, Taiju se disponía a subir a su auto mientras pensaba en qué era lo que haría al llegar a casa mientras que evitaba voltear a ver la bonita fachada de la pastelería al pasar cerca. Fue muy duro, sin embargo, de alguna forma logró pasar por alto el impulso de hacer una parada para comprar postres como una tonta excusa para ver a la dueña del lugar.

Ahora que estaba en el estacionamiento se sentía más calmado, se merecía un par de palmaditas en el hombro por mantener su promesa.

Pero la vida no le dejaba todo tan fácil.

Como si de una especie de obra del destino se tratase, él miró al lado en el momento justo en el que ella cerraba el maletero.

Sus miradas se encontraron la una con la otra.

(__) apretó sus labios en una línea recta.

- ¿Qué haces aquí? - Pregunto la mujer.- ¿Me estás siguiendo?

Ahora era el turno de Taiju de fruncir el entrecejo, aunque deseara volver a armar las paces, no permitiría que lo tacharan de una especie de acosador.

Sacó su mano del bolsillo de su chaqueta, mostrando un conjunto de llaves junto a un conjunto de llaves que hicieron un tintineo al sacudirlas.

- Vine por mi auto.- Señaló, para mostrar su punto, presionó el aparato haciendo que las luces del auto paralelo al de la (c/c) soltara un sonido de apertura.

- Debe ser una broma.- Gruñó la mujer entre dientes.

De todos los sitios posibles en los que podía buscar estacionamiento tenía que usar el mismo aparcamiento que el de su ex, que conveniente era.

No podía elegir otro lugar, después de todo era el único espacio legal en la cuadra donde estacionar, si buscaba otro estaba segura de que no tendría sentido ir en auto si tendrás que recorrer una gran distancia a pie.

Todas las mañanas y noches, tendría que ver la cara de Taiju.

Esa estúpida y hermosa cara.

Con un suspiro, la mujer solo asintió y dejó salir una cordial pero seca despedida, a lo que el peliazul respondió de igual forma, solo que un poco más amable.

Mientras el auto de (__) se alejaban, el hombre no pudo evitar soltar una risita. Había olvidado lo graciosa que era la (c/c) cuando resoplaba molesta. Por otro lado, el rostro de la mujer se había puesto rojo de la frustración, mientras que conducía murmuraba entre dientes a cerca de lo incómodo que era tener que estar tan cerca de Taiju.

La tomó conducir un par de cuadras y varias respiraciones profundas para poder tranquilizarse. Llegando a casa fue recibida por el maullido de un viejo gato que se frotó sobre su pierna de forma perezosa.

Apenas se quitó los zapatos, dejó sus cosas a un lado y se dejó caer en el sofá de su sala. El minino se acurrucaba en su pecho, dejando salir un ronroneo cuando los dedos de su dueña pasaban por su pelaje.

Tan Dulce Como La Miel [Taiju Shiba x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora