7-Suplicame que vuelva

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Al estar en su oficina esa en la que solo ella puede permanecer sola hasta hoy, comienzo a dar una vuelta notando detalles de los cuales no me percate antes, como que no tiene fotos de ningún tipo de relaciones personales, ni familiares, ni de vacaciones, ni con amigos, solo está exhibido su título de administración de empresas de Harvard, colgado en un costado y en el centro de la pared las únicas fotos son de los edificios de su empresa y las sucursales de la misma por el mundo, como si ese fuese su mayor logro. Todo en Julia es así, hermético, un misterio, ella solo muestra y deja ver lo que todo el mundo sabe ¿Qué es lo que todo el mundo sabe? La misma información que manejan los tabloides, empresaria joven, la primera de su clase en su carrera, una fiera en los negocios que ha logrado posicionar la empresa de su familia en el mercado. Lo que yo sé que aparentemente la gente ignora, es que la dueña real de la empresa es ella y no su padre. ¿Por qué motivo ella que está tan orgullosa de sus logros, no ha revelado esto? Eso es otro misterio para mí.

   Escucho la puerta abrirse detrás de mí, mientras veo por el enorme ventanal del costado de su despacho y ella entra con una bandeja, dos vasos de café descartable y una bolsa de papel con algo adentro evidentemente.

Beggin - Maneskin

    ―¿Café? En la bolsa está tu pastel favorito de la otra vez.

   ―Eso no arregla las cosas, Julia, pero tengo hambre así que acepto el café y el pastel.

   ―No estaba segura de si estarías aún cuando la reunión acabara.

   ―¿Cómo te fue?

   ―Creo que bien, cerramos el trato.

   ―Para ser alguien que cerró un trato millonario, que venía queriendo hace meses, no pareces muy feliz.

   Digo cruzando las piernas e interponiendo un lenguaje corporal claro de una distancia entre nosotras. Quizás en otro tiempo me hubiera arrastrado a almorzar con ella a un restaurant lujoso y no suena como una tortura exactamente, solo que cosas como esas, hacen que me confunda aún más, ¿por qué ir a celebrar con su secretaria y no con su familia o amigos?

   ―Estoy contenta de cerrar el trato, pero estoy feliz de que decidieras quedarte. Tenemos que hablar.

   ―¿De qué? De cómo me trataste ayer o como me vienes tratando ―se queda en silencio y se sienta a mi lado― espacio personal Julia ―me cambio de asiento y ella frunce el ceño.

   ―No puedes renunciar Victoria, tienes contrato por dos años con nosotros y llevas apenas año y medio.

   ―¿Crees que eso me importa? No sabes ―de pasar a estar a la defensiva, entro en cólera― decir permiso, por favor, ni gracias, modales básicos que le enseñan a un niño en el kínder y TRABAJABA ―recalcando esa parte― te recuerdo que ya presenté mi renuncia ¿para esto querías que me quedara? Yo sabía que estoy estaba pecando de ilusa.

   ―No quieres incumplir el contrato y que se inicien acciones legales. Tomate el día y vuelve mañana más tranquila y despejada.

   Dejo el vaso de café en la mesilla, me levanto, y tomo mi bolso. Es más fácil desactivar una bomba siendo sorda, ciega, muda y manca, a que ella me pida disculpas por ser una déspota de mierda y soberbia.

   ―Has lo que tengas que hacer Moore, con tal de no volver a verte la cara, prefiero hasta que me lleven presa. Consigue a alguien nuevo, alguien más capacitado para poder aguantarte a otra...

Odio a mi jefa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora