Los siguientes días fueron una agonía para Helmut.
Perdió el apetito, perdió casi todo.
Incluso las ganas de vivir.
Por primera vez en su vida, el trabajo no era suficiente para mantenerlo vivo.
Los recuerdos de Ben, que lo mantuvieron ocupado durante años, se habían transformado en unas agradables añoranzas del pasado.
Echaba de menos a Barnes.
Era como estar viviendo sólo con la mitad del cuerpo.Una vez, se metió accidentalmente en el restaurante de comidas rápidas del pueblo. Iba a comprar un refresco para tomárselo camino de la oficina y, precisamente cuando salía, llegaba él.
El corazón se le subió a la garganta y bajó la cabeza.
Ni siquiera se sentía capaz de mirarle.
Se dio la vuelta y salió por otra puerta. La mirada que había adivinado en sus ojos había sido suficientemente expresiva.
Al cabo de dos semanas, Patty pasó por su casa para invitarlo a ir con ella al Rodeo que se iba a celebrar en el pueblo.
-Vente -le dijo- Estuviste encerrado y llorando demasiado tiempo. Necesitas algo de diversión.
-Bueno...
-Puedes venir con Jake y conmigo. Las cosas van muy bien por esta parte del mundo; podría decir, incluso, que ya casi le tengo atrapado.- Helmut sonrió.
-Me alegro por ti, de verdad.
Pero no podía pensar siquiera en ir en la furgoneta al lado de Jake, oyéndole hablar de Barnes, así que buscó una excusa
-Tengo algunas cosas que hacer antes en el pueblo, así que yo iré en mi coche y nos veremos allí. ¿De acuerdo?
-De acuerdo.
Helmut se imaginaba que Barnes estada allí y, en el último momento, casi se arrepintió de ir. Pero él estaría cómo competidor, como casi siempre, y no iba a tener que estar cerca. Iba a poder verle, pensó, y esa tentación fue demasiado para su hambriento corazón.
Sólo verle sería para él, como el cielo.
Salió de casa un cuarto de hora antes de que empezara el rodeo y tardó mucho en encontrar un sitio donde aparcar. Tuvo que dejar el coche en doble fila junto a una gran camioneta, sabiendo que tendría que salir de allí antes de que el dueño quisiera irse.
Patty le hizo una seña con la mano desde donde estaba sentada con Jake. El brazo del capataz le rodeaba la cintura.
-Justo a tiempo -le dijo Patty- De todas formas, más vale tarde que nunca.
-No encontraba aparcamiento. Hola, Jake -dijo Helmut sentándose al Iado de Patty.
Parecía como si ese día hubieran cambiado ambos la forma de vestir.
Patty llevaba un precioso vestido verde estampado y Helmut botas, unos vaqueros y una camiseta azul.
-Hola -dijo Jake sonriendo- No sabía que te gustaban los rodeos.
-Últimamente me gustan un montón de cosas raras. Parece que al final, no has necesitado aprender a tocar la guitarra- Jake se rió y apretó a Patty aún más contra sí.
-Es una suerte, porque soy un manazas. ¿Sabes que el jefe va a montar hoy?- Solamente oírle nombrar hizo que el corazón le diera un salto.
-¿Sí?
-Ha estado entrenándose. Espero que se lleve el premio.
Helmut le buscó con la mirada por todo el recinto, intentando también ver si había por allí alguna mujer que le fuera desconocida.
-¿Es qué no se ha traído a gente para que le anime?- Jake y Patty intercambiaron una divertida mirada de complicidad.
-Por supuesto, está aquí. Somos nosotros.
-Sorprendente. Pensé que el objeto de sus atenciones estaría por aquí. ¿Qué tal está quedando la casa?
-Preciosa -le contestó Jake- De todas formas, parece como si él hubiera perdido todo el interés por ella, dice que no va a volver a utilizarla.
-No hay ninguna otra persona -murmuró Patty- Ya te dije que eras tú. -Helmut se ruborizó.
-Ya no.
-¿Es que dejas de amar a la gente simplemente porque te enfadas con ella?
No, pensó Helmut.
Él no había dejado de amar a Barnes. Pero, ¿qué tenía eso de bueno para él? Se iba a morir de un amor no correspondido y eso era todo.
La competición de monta de caballos salvajes fue muy emocionante.
Muchos de los vaqueros participantes hicieron muy buenas montas y las puntuaciones estaban bastante altas. Pero cuando Barnes entró violentamente en la arena, montando un caballo llamado TNT un rugido surgió de las gradas. Montaba maravillosamente, pensó Helmut observando su delgada figura.
Los zahones flotaban al viento y su cuerpo se curvaba elegantemente, con gracia, como si absorbiera los golpes de los salvajes movimientos del caballo.
Y cuando sonó el cuerno, señal del final de tiempo, todo el mundo supo que el premio mayor se lo iba a llevar Barnes.
* * * * * *
Heyy!
¿Cómo están?
(Casi que no actualizo hoy xD)
Quizás me haga un tiempo y actualizo el jueves/ viernes(?
¡Que tengan buen inicio de semana!
PD: ya solo faltan 3/4 caps para el final...
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Tal Como Eres
RomanceEl maleducado granjero James barnes quería aprender buenos modales para así enamorar a... ¿una mujer? y Helmut Zemo era la única persona del pueblo que tenía la suficiente educación como para llevar a cabo ese trabajo. Ningun otro hombre o mujer se...