Epílogo

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Se iba a casar con James, ya no le quedaba más remedio que hacerlo. Pero si no lo hacía, Helmut tenía la intención de irse a vivir con él.

Entró en la limpia y nueva cocina y se encontró con un frigorífico igualmente nuevo y que había sido abastecido recientemente. Hizo unos huevos con bacón, unas tostadas y café. Cuando terminó de preparar el desayuno, volvió a la habitación. James estaba todavía dormido. Él se sentó a su lado y le rozó suavemente la boca con los labios.

-Helm...-murmuró él, ansioso y preparándose para besarlo en los labios. Luego abrió los ojos como si no diera crédito a lo que estaba viendo.-OH, Dios. Sucedió.

-Deberías mostrarte un poco menos horrorizado. Anoche  parecía que te estabas divirtiéndo mucho. -James se llevó las manos a los ojos y se los restregó.

-Me había bebido una botella de whisky y me fui a la cama... y luego, me sedujiste!- Helmut suspiró.

-Eso es lo que dicen todos. - James se sentó en la cama y lo miró fijamente a los ojos.

- Me sedujiste!

-Bueno, no creo que sea necesario hacer una escena por una cosa así, James. Seguramente no soy la primer persona que lo hace.

-¡Pero tú eras virgen!

-Ya era hora de que dejara de serlo. ¿No te parece que a mi edad ya debería de saber algunas cosas de la vida?

-¡OH, Dios!- Él se levantó y suspiró.

-Me doy cuenta de que no estás en condiciones de discutir eso ahora. Así que, ¿por qué no te vienes a desayunar?- James sacó las piernas de la cama y se le quedó mirando mientras salía por la puerta.

-¿Por qué?- Helmut se dio la vuelta en el umbral, su mirada era suave y posesiva.

-¿Es que no lo sabes? -le preguntó y, sin esperar respuesta, siguió su camino.

Barnes entró en la cocina algunos minutos más tarde, vestido con unos vaqueros, una camisa y sus botas. Pero parecía no estar de muy buen humor y tener remordimientos. Lo miró fijamente mientras se sentaba a la mesa.

-¡Qué expresión tan horrible! -le dijo Helmut, alargándole el plato con los huevos y el bacón.

-¿Es que ni siquiera te da vergüenza?

-¿Debería darme? Quiero decir, que me arrastraras a la cama contigo y...

-¡Yo no lo hice! ¡Lo hiciste tú, que estás loco!

-Ésa no es manera de hablarle al padre de tu hijo- Le dijo él con calma mientras se servía el café.

-Hijo... -Barnes se tapó la cara con las manos- Me pillaste tan desprevenido que todavía no me he podido recuperar. ¿Y qué pasaría si algún día lo fueras?

-Me gustan los niños -contestó Helmut sonriendo- Ahora piensa, James. Si fuera una niña, yo le podría enseñar a ser una señorita o si fuera un niño, tú le enseñarás a tocar  la guitarra. - Él la miró como si no pudiera creerse lo que estaba  oyendo.

-¿Helm?

James alargó la mano y le acarició el dorso de las de él. Helmut levantó la mirada. Toda la diversión había desaparecido de su expresión.

-Te amo -murmuró-Te amo más que a nada en el mundo, James. y lo único que te pido es que me dejes vivir a tu lado. Cocinaré, limpiaré. Tendremos hijos y tú ni te darás cuenta de que estoy aqui...

-Ven aquí -le dijo entonces él con la voz trémula por la emoción- ¡Que vengas!

Helmut dio la vuelta a la mesa y se la arrojó encima, besándole como si fuera lo último que fuera a hacer en la vida. -¡Querido, querido! -susurraba él mientras le acariciaba las manos y la boca.

Tal Como EresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora