Capítulo 16

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Miró a su alrededor nerviosamente.

Casi no podía verse los pies y sabía que los alrededores estaban llenos de serpientes de cascabel.

Empezó a caminar echando de menos con toda su alma una linterna y deseando haber sido lo suficientemente inteligente como para haberse callado, por lo menos hasta que hubieran estado cerca de casa.

Había logrado que James volviera a separarse de él, justo cuando parecía que iba a ponerse de mejor humor.

Los labios le temblaron.

Ahora sí que tenía miedo de verdad, no se veía ni un alma. Dobló una curva y se estremeció cuando vio el coche de James, él estaba allí, apoyado en el capó, fumándose un cigarrillo.

-¡Maldito seas!-le dijo, pero estaba llorando y no se entendió lo que había dicho.

  Él soltó una ordinariez y arrojó al suelo el cigarrillo. Instantes después, Helmut estaba entre sus brazos.

Él lo sujetó entonces con sus recios y protectores brazos. Y Helmut siguió llorando por la horrible noche que había pasado y por cómo iba todo entre ellos.

-Lo siento -le dijo al oido- Lo siento.

Helmut tembló ante la profunda suavidad de su voz.

-Tenía miedo -admitió por fin.

Los brazos de James lo acercaron más a él. Helmut le sintió entonces en toda su longitud, cerró los ojos y se colgó de él, apretando las palmas de las manos contra los músculos de su espalda.

Helmut nunca se había sentido antes tan a salvó ni tan feliz.

-Mejor nos vamos a casa- dijo él después de un rato- Vamos.

Lo cogió de la mano y lo ayudó a meterse en el coche.

Helmut se preguntó qué habría pasado si se hubiera quedado pegado a él. Probablemente lo habría apartado de su lado.

El camino a casa se le hizo muy corto. James paro delante de la puerta, pero no apagó el motor.

-¿Quieres... quieres un café?

-No, gracias, me voy a dormir. Mañana voy a tener mucho trabajo.

-Gracias entonces por traerme.

-De nada.

abrió entonces la puerta de la casa y dijo.

-y acerca del ballet...

-Ya que tengo las entradas, creo que sería una tontería desperdiciarlas y no quiero ir con nadie más que contigo- entonces, soltó una risita.- Patty se moriría de risa allí.

-Sin duda -le contestó Helmut apretando los dientes-¿Cuándo es?

-El miércoles. Tenemos que salir de aquí a las cinco para llegar puntuales.

-Cerraré pronto la oficina- le contestó odiándole más que nunca.

-Helmut.

-¿Sí?

-Esta va a ser la última lección. Creo que cuando terminemos con el ballet ya habré aprendido lo suficiente.

-Muy bien. Esto se estaba poniendo un poco aburrido, ¿verdad?-le dijo fríamente.

-Tengo que decirte algo, querido. Creo que me gusta más mi mundo que el tuyo. El mío tiene la ventaja de que la gente es real y las emociones son honestas. El tuyo es como una casa vieja con muebles elegantes y el calor de una tumba. Hablando de eso, ya estás en tu casa. ¿Por qué no entras y te pones a gemir por tu amor perdido?

Tal Como EresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora