L, Near; "Reconciliación"

2.9K 133 34
                                    


Recomiendo haber leído la primera parte, puede que ya se les haya olvidado donde nos quedamos.
Perdón x no actualizar ayer...
[...]

L
Era una relación mal planeada, pero lo que los hacía seguir unidos, podría ser la falta de compañía que ambos tenían. Y además, la complicidad a la hora de trabajar en casos difíciles.
La borrachera "falsa", salió mejor de lo que esperabas.
Ryuzaki se había puesto nervioso como pensaste.
Acabaste en casa de una compañera, sin mencionar que ella estaba feliz de verte después de mucho.
Pero a las pocas semanas de tu desaparición, L ya no podía seguir fingiendo que no le importaba donde estabas.
Así que ahí estaba. Era un hombre algo mayor, que llevaba una ropa casual, solo para engañar a los vecinos y hacer de cuentas que solo era un amable ancianito.
—¡Oh! ¡Johan!- improvisaste un nombre falso para Watari, quien se veía contento al abrazarte.

—Jovencita [T/N], creo que sabe la razón de mi presencia.
Una mala cara se te escapó, pero Watari te alzó una ceja, haciéndote sentir culpable.
—Ya...lo sé. Pero no planeo volver ahora, no quiero ver al innombrable.- consté que toda la platica transcurrió en la puerta.

—Ryuzaki está preocupado. Yo creo que debe darse la molestia de ir y hacerle ver que está bien.- se inclino, después te hizo un gesto de adiós, marchándose por la misma puerta por la que llego.

—Preocupado.

[...]

Al final, el adorable mayordomo te convenció, no podías fallar a la promesa que le hiciste de cuidar a su pequeño retoño. Aun si estabas molesta por que te ignoro, saco de tu cuarto y alzo la voz.
Más que tenerle coraje, sentías la necesidad de hacerle ve que no eras algo estable, que si acababa arruinando las cosas, no volverías. (Hasta sabiendo que todo eso es falso, tu si que volverías).
Pero cuando entraste por la puerta de el cuarto de hotel, no esperabas que estuviera tan ambientado.
Olía a aromatizante de gente rica, y todo parecía sencillo, las decoraciones habían sido movidas para que no se vieran innecesarias.

Y esa mesita con postres, expuestos para ti. No había duda, L estaba asustadisimo por la idea de que te fueras.
—Hola.- te sentaste en el cojín, con poca expresividad, y ganándote un meneo de cabeza de Lawliet, quien había alzado una ceja.- Dije hola, deja de mirarme como si fuera de otro planeta.

—[T/N]...Si estás molesta conmigo...- tomo un sorbo silencioso de su café, podías oler la duda. Esa forma en la que ladeó la cabeza por no entender, estaba intentándolo, realmente. Por eso decidiste ayudarlo.
A conocimiento de que no se habían visto en más o menos en una semana.

—¿Qué quiere hacer- imitaste su forma de sentarse, con una sonrisa en tu rostro.- señor justicia?
Lo miraste convencida, el estaba irritado hasta cierto punto. No solo por el hecho de no saber exactamente qué hiciste, si no también por que se sentía culpable por querer saberlo al pie de la letra. Aunque tenía idea de tu movimiento por la ciudad.

—Quiero que te quedes. Y necesito que me digas donde estuviste la vez en la que peleamos.- esta ocasión sonaba más serio el asunto.

—Lawliet, no tenía idea de que eras así de tóxico. Se que me rastreaste, no necesitas preguntarme nada.- te acomodaste con confianza sobre tu asiento.
—Quería escucharte decirlo tu misma, si no dirás nada tampoco importa.- se paro dificultosamente, acercándose a ti.
Llevo ambas manos a los lados de tu cara, estaba frío como si ya no tuviera pulso, pero lo tenía.
—Perdóname por no saber tratarte como debería. No estoy acostumbrado a que alguien me espere al terminar un caso. No estoy enterado de cómo sobrellevar una relación afectiva, pero lo aprendo conforme a tus reacciones. Por eso te he preguntado algo a lo que sabía tu respuesta. Discúlpame. - No dejó de sujetar tu cara, con cierta fuerza, quizá para que pusieras aun más atención a su confuso discurso.
—Gracias Ryuzaki. Eso es lo que quería escuchar.- Lo rodeaste en tus brazos, el se quedó liviano y aflojado por tu muestra de afecto, que le hizo quedar recargado en tu hombro.

—¿Deberíamos besarnos?- rompió tu cómodo silencio, era realmente cómico ver como intentaba descifrar cosas que no necesitaban ser descifradas.
—Tu que crees.- besaste muy delicadamente la punta de su nariz, ganándote un suspiro del guapo hombre.
—Creo que no se hace así.- está vez fue el mismo, el que rozó tus labios, antes de empujar su cara contra la tuya.
Para el, ya había pasado una experiencia nueva respecto a las relaciones. Acumulando conocimiento, para ser mejor pareja, o eso tenia en mente.

[...]

Near
Tener idea de cómo confrontarle, sin dejar de amarlo, era de las cosas mas difíciles que te había enviado el señor.
Pero cuando te llamo a la puerta Halle, supiste que había chance de verle la cara.
Después de que te dijera lo que esperabas, Near te citó a la habitación de hotel donde había estado trabajando.
Apenas entraste a la habitación, pudiste observar la falta de un toque delicado y detallista. Parecía ser que Nate había saqueado su propio hogar temporal.
Halle te guío hacia su habitación. Donde apreciaste al albino sobre el suelo, armando otro rompecabezas.
—[T/N], ¿Cómo está tu herida?- su rostro se veía algo preocupado.
—No es una herida como tal. Pero el golpe va mejorando, gracias.- le respondiste con un tono neutro.

—Sabes que lo siento.
—Entonces, ¿Eso era? ¿Puedo irme?
Enseguida se levantó, caminando algo encorvado hacia ti.
—Quiero...yo quiero, vamos a la habitación.- sus mejillas ardían, estaba utilizando una peculiaridad de frase que ustedes dos habían inventado.
Y no era algo perverso, era una forma de pedirte que lo abrazaras. Pero no podía con la pena, evitando mirarte.
—Near...-colocaste tu mano en su espalda, palpando suavemente.

—No te perdonaré tan fácilmente. Fuiste grosero.
—¡Yo lo se!- al notar que alzó la voz, calmó su desesperado tono.
—Yo lo se [T/N]. Pero no quiero sentirme odiado. Sus ojos se veían apagados, pero no llorosos.
—¿Odiado? Que dices, nadie te odia.- lo tomaste por los hombros.
—Quiero decir, tú eres la única persona a la que le importaría si yo no fuera nadie.
Una idea llegó a tu mente. Near tenía mommy issues.
Mejor explicado, era fácil que tuviera un apego a la única figura femenina que ejerce un papel de cuidadora en su vida. Gevanni había perdido.

—No puedo decirte que no, pero debes hacerme un pequeño favor.- abrazaste a Near, haciendo que se estremeciera.
—Hmm. ¿que sería?
—Te lo dire después de que quitemos la demanda que te puse.- abrió sus entrecerrados ojos.
—¿Eh?
—Bromeaba, vamos a comer helado.- levantaste del suelo a un tu ligero novio, llevándotelo a la sala.
Near estaba de mucho mejor humor, te atreverías a decir que se veía feliz.

Mientras estaban comiendo;
—¿Y que es el favor? Espero que no me quieras hacer algo ridículo.
—Vayamos a una cena familiar. Los dos, quiero que conozcas a mis padres.
Near se atoro con un pedazo de galleta, manteniendo su expresión de siempre.
—Si te niegas no te perdonaré el golpe.
—Si...señora.- siguió comiendo, ahora con un poco de incertidumbre.

Death Note: ¡One shots, y más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora