"Mello; Irreverente"

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Hace varios años, muchos y suficientes para que te tomaras tu tiempo al contarlos, conociste a un muchachito muy especial.
Su nombre era "Mello", si bien tenías entendido que era un apodo, no su verdadero nombre. Jamás entendiste la necesidad de ocultar los verdaderos nombres de los sucesores de L. Siendo adulta si que llegaste a entenderlo, después del caso Kira todo cambio.

Pero no estamos contando esa parte de la cronología, por eso digo que "hace varios años", lograste hablarle por primera vez, estaban en la biblioteca. Un lugar sagrado, pero que se veía antiguo, no, se veía como la época victoriana. Relucía, te preguntaste, en aquel momento, quien y cuando limpiaba ese enorme salón de libros y conocimiento inmenso.

Terminando este pensamiento, mientras hojeabas un libro sobre botánica, entre el silencio tan natural de la biblioteca, apreciaste el sonido de unos pies descalzos sobre el suelo frío.
Digo, los adultos de la Wammy siempre habían repetido que andar descalzo es un acto irresponsable e irrespetuoso. Tu mente moralista actuó. Giraste tu cabeza hacia el sonido, vislumbrándose la imagen de un niño con ropas grandes, descalzo y que estaba en una zona algo oscura de la biblioteca.
Decidida, cerraste tu gran libro de botánica, caminando a paso lento hacia el.

Cuando estuviste entre la oscura parte del gran salón, debido a la cercanía y no especialmente a la luz, conseguiste saber de quien se trataba.
Era ese rubio famoso, ese que estaba entre los sucesores, ese que peleaba con Near cada que podía, igual ese que trataba como perdedores a muchos niños de la Wammy. "[T/N] no es ninguna perdedora" pensaste firmemente.

—Hola Mello, mucho gusto.- tu voz era chillona, supiste eso por la forma en la que te miro, levantando el pómulo a la vez que formaba una mueca de cierto asco.

—Hola, ¿eres [T/N]?- a pesar de la cara que había puesto, no tenía razón para contestarte mal, por lo que armo interés falso por la platica.

—Si, bueno ahora se que no te agrado. Solo quería decirte que esta mal andar descalzo, eso te lo digo por que pareces nunca entender.- refiriéndote al necio comportamiento de Mello, quien hacía casi todo lo que se le pedía no hacer.

—Vaya, que niñita tan interesante. ¿No me digas que quieres actuar como una mamá? ¡Hasta crees que me pasará algo malo!-se dio la vuelta, prosiguió a mover un libro de un grosor preocupante, sacándolo del estante y cargándolo como una maleta.

—Como digas. Yo no decía sólo de andar descalzo...-antes de seguir, pasó a tu lado, ignorándote y saliendo con indiferencia hacia la puerta de la biblioteca.
El no solía cuidarse demasiado, el rubio vivía sin preocuparse de comer incluso, todo por seguir leyendo libros y haciendo complicados problemas. Para vencer a Near.
Era un mal principio, una mala impresión para ti. Tu instinto y análisis te decían que Mello era mucho más, que quizá se comportaba de esa forma por toda la presión que caía sobre sus hombros.

Y una mañana, escuchaste a las enfermeras de la Wammy llegar, no se veían preocupadas, tan solo haciendo su trabajo.
Tocaron la puerta de la habitación de Mello.
Estabas a unos cuartos de ellos, en el momento preciso para ver la escena.
—Parece que van a inyectar a Mello, pobrecillo.- dijo una pequeña niña de coletas, mientras se marchaba, tomada de la mano de su amiga.

—Debió enfermarse, eso le pasa por ser bravucón.- mencionó uno más, quien estaba sobre el suelo, tallando el suelo, era la hora de limpieza.

—[T/N], deberías comenzar a desinfectar la perilla, al menos.- sentiste que tiraba de tu ropa.
—Quiero ir a verlo.- fuiste directo a la enfermera.

—Señorita [T/N], estamos trabajando cariño. ¿Qué tal? ¿Tu también te sientes enferma?- era una mujer amable, con un uniforme blanco y que tenía unos risueños ojos.

Death Note: ¡One shots, y más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora